Apertura del Centro de Creación Contemporánea de Andalucía

Cifras y letras en el C3A de Córdoba

Vocación internacional y carácter colaborativo son las señas de identidad del nuevo C3A de Córdoba. Por ello se arranca con exposiciones de Falke Pisano y Nicoline van Harskamp, así como un proyecto coral de Daniel Silvo

Fachada del C3A

Tras varias mutaciones en su ADN y también en su nombre, el ahora Centro de Creación Contemporánea de Andalucia o C3A (esperamos que esta sea su denominación definitiva) ya está en marcha. No ha sido un camino fácil. De hecho, llega con varios años de retraso (y tras haber sido pensado, entre otros asuntos, para funcionar como museo, acogiendo parte de la colección Pilar Citoler, que al final recaló en Zaragoza), dejando muchos cadáveres enderedor, ya que este fue un inmueble proyectado en épocas de bonanza (sus arquitectos son Nieto y Sobejano), que ahora hay que gestionar en la postcrisis (¡Ay, esa fachada lumínica de cientos de leds que mira al río!).

Sin embargo, y técnicamente, a pesar de hacerlo en el tiempo de descuento, el C3A cortó la cinta «en su año». Porque el centro, en su último cambio de identidad, se concibió como uno de los buques insignia de esa Capitalidad Europea de la Cultura que finalmente le arrebató San Sebastián. Junto a un auditorio (para el que se pensó en Rem Koolhaas) y un Palacio de Congresos. Ya saben: la triada capitolina de la que toda ciudad de la España del pelotazo tenía que presumir, a falta de un aeropuerto. Los otros dos edificios sucumbieron en las aguas del fin del sueño europeo y de la misma crisis. Ahora son dos estupendos descampados en los que pastan caballos. Increíble pero cierto. Dicen sus responsables que la delegación holandesa que vino a la inauguración del complejo «flipaban con ellos». Los españoles, también lo hacemos. El C3A se salvó de la quema porque ya se había comenzado su construcción…

Montaje de lFalke Pisano en el centro de Córdoba

Tampoco son fáciles las muestras con las que el nuevo centro hace las presentaciones. Así lo reconoce su director interino, el que en realidad es el director del sevillano CAAC. Y aquí llega otra de esas contradicciones que hacen la historia tan «adorable» como incomprensible, y que vuelve a dejar de nuevo a la comunidad artística con el trasero al aire, en tiempos en los que las buenas prácticas se han convertido en el nuevo «Palabra de Dios». Porque, pensamos, con tantos retrasos, queda la duda de si no ha sido posible convocar el concurso público de dirección antes de la entrega de llaves; con un tiempo prudencial para que no se produjera otro despropósito como el que en su día fue el del Canódromo de Barcelona y Moritz Küng, que cobró como responsable de un espacio inexistente durante dos años, y que al final no se destinó como institución a la creación plástica. Entre lo uno y lo otro, tiene que haber un punto medio. Si es que hay alguien capaz de preparar un proyecto en 15 días, los que empiezan a correr desde la publicación de las bases del concurso –anunciadas, atención, el día de los Santos Inocentes–, lo que se ha dejado para «después de las fiestas» –esto es, las rebajas–, según informa la nota de prensa firmada por la Consejería de Cultura, el que se haga con la plaza hereda una programación prácticamente para todo un año y con el marcado sello de Álvarez Reyes.

Porque las elegidas han sido Falke Pisano (de la que el director del CAAC reconoce el deseo de haber llevado a Sevilla) y Nicoline van Harskamp (artista que formó parte de la colectiva Públicos y contrapúblicos, por él comisariada en 2011). También se cuela en esta primera remesa de exposiciones Daniel Silvo, que se va a tener que plantear lo de patentar la fórmula de la cesión de espacios para que los artistas locales gocen de ámbitos en los que desarrollar su labor, base de su proyecto para Córdoba titulado Montaña Negra, y que ya desarrolla también en ¡el CAAC!, dentro de la colectiva ¿Qué piensan, qué sienten los artistas andaluces de ahora?, y que tiene su germen, a su vez, en su Atelier Solar.

Exposiciones difíciles, y pánico escénico de los políticos antes de inaugurar, que ellos prefieren papillas más digeribles. «A leer se aprende por las vocales», parece que le dicen al director-comisario. Y él se defiende argumentando que ya no es momento de juntar letras. Córdoba ha perdido mucho tiempo en su afán por subirse al carro del arte contemporáneo, y por ello, este idioma toca aprenderlo desde la inmersión total, aunque su gramática sea muy parecida a la del alemán.

Video de la muestra «Englishes», de Nikoline van Harskamp

En realidad, Pisano (1978) y Van Harskamp (1975) dominan el holandés. Tanto a ellas como a Silvo se les ha seleccionado ahora porque sus propuestas coinciden con el ideario que quiere desplegar el centro, al menos con este director: primero, nacen de propuestas colaborativas. En este sentido, en 3CA quiere suplir su «exiguo» presupuesto (1,4 millones de euros, sin contar los gastos de personal, que ya quisiera más de uno), trabajando en red con universidades y otros centros; segundo, por su vocación internacional (tiempo habrá después para Pepe Espaliú e Isidoro Valcárcel Medina, los siguentes convocados); y tercero, porque los tres inciden en los procesos de aprendizaje, en un centro que apuesta por aprender con sus públicos y aportarles un sinnúmero de conocimientos.

Ahora bien: que las líneas anteriores no empañen las buenas intenciones del C3A y las magníficas instalaciones con las que cuenta para ello, entre zonas de taller (hasta seis para 12 artistas de todas las disciplinas: de cerámica a escultura; de vídeo a pintura), auditorio (la denominada Caja Negra, reservada a las artes escénicas) y los ámbitos de la filmoteca (otro frente abierto, pero con unos diez puestos en los que visualizar no solo producciones del pasado, sino también contenidos on line). Lo de menos en el nuevo edificio son los proyectos ya producidos (las exposiciones). Lo de más, lo que está por nacer en sus estancias.

De momento, Pisano y Van Harskamp se marcan un «cifras y letras» en sus espacios. La primera con la complejísima pero francamente interesante El valor de las matemáticas: ¿cómo aprendemos?, reflexión en colaboración con Luca Frei que desmonta con piezas más o menos digeribles, y en un recorrido a partir de estructuras diagramáticas, la influencia de las relaciones sociales y lo cultural en nuestra noción inamovible de lo científico, con la posibilidad de que los resultados matemáticos no siempre sean tan exactos y dependan de las sensaciones, individuales y colectivas.

Una de las sesiones de trabajo propuestas por Daniel Silvo

Por su parte, y desde el vídeo (el montaje de esta sala es excelente), Van Harskamp deconstruye el inglés como actual lengua franca, poniendo el acento en aquellos que lo hablamos sin ser nuestra lengua materna y que, por tanto, al ser más, la deformamos, lo que también da pie a hablar de inmigración (Darling Good Night), guerras idiomáticas (Every Minute a Languages Dies), imposiciones (Wer Mae Hao)… Sólo queda que al C3A le salgan las cuentas y afine con la caligrafía.

Falke Pisano.» El valor de las matemáticas: cómo aprendemos». Colaboran: REDCAT-Los Ángeles, Synagoghe-Delme y Badischer Kunstverein de Karlsruhe. Nicoline Van Harskamp. «Englishes». Daniel Silvo. «Montaña Negra». C3A. Córdoba. Parque de Miraflores, s/n. Hasta el 16 de abril

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