Artistas españoles en la Bienal de Venecia 2022

España se explaya en Venecia

Hace unas semanas abría sus puertas la 59ª edición de la Bienal de Venecia. En esta ocasión, y para que sirva de precedente,  cuenta en sus filas con un nutrido grupo de creadores españoles. Con algunos de ellos analizamos el fenómeno

Lee aquí la crítica de la Bienal de Venecia de 2022

June Crespo en I Giardini

Esta edición de la Bienal de Venecia, la 59 , ya comenzó siendo diferente a todas las demás incluso antes de arrancar. Lo fue porque, debido a la pandemia, tuvo que saltar un año en el calendario. Lo ha sido por inaugurar en abril, y porque su comisaria, Cecilia Alemani , ha contado por vez primera con más mujeres que hombres para construirla. También porque para su estreno se ha visto menos trasiego de yates, lo que ya es una señal de que esto no pinta como antes.

Sin embargo, lo que a usted y a mí nos interesa, es que esta bienal será recordada porque, por primera vez en mucho tiempo, el arte español, nuestros creadores, están, digamos, bien representados. En la sección oficial, esa ‘Leche de los sueños’ en tono surrealizante que ha orquestado Alemani, resuenan hasta seis nombres, cuatro de ellos históricos: son los de Maruja Mallo , Josefa Toldrá, Remedios Varo (que curiosamente fue amiga en su exilio mexicano de la Leonora Carrington invocada por Alemani en su tesis curatorial, aunque nunca perdió su nacionalidad española) y Georgina Houghton, artista y médium, de la que no debe despistarles el apellido, pues nació en Canarias y que fue recientemente reivindicada también en el Guggenheim de Bilbao en la colectiva ‘Mujeres de la abstracción’ .

«» en el Palacio Donà, auspiciado por la Fundación Odalys

Junto a ellas, las nuevas generaciones, representadas a través de las tres esculturas monumentales en el Arsenale de la serie ‘Tunnel Boring Machine’ , de Teresa Solar , y las también esculturas, en el Pabellón Central, de June Crespo de su conjunto‘Helmets’ , una idea ‘antigua’ ahora ampliada. «Estoy francamente contenta –expresa la primera– porque, para mí, Venecia llega en un momento de madurez personal, en el que los lenguajes en torno a los que he venido trabajando se están mezclando bien y eso ha permitido afrontar cambios, como el de la escala, sin problemas. Además, se le ha otorgado un espacio privilegiado a mi obra».

La creadora vasca, por su parte, reconoce estar «aún digiriendo todo lo sucedido» , porque hay que chequear «cómo se encaja, ya en vivo, lo mío con el discurso de la comisaria, con el resto de seleccionadas y con mi compañera de sala [la fotógrafa Aneta Grzeszykowska ]». A través de su experiencia podemos conocer la intrahistoria de una bienal; por ejemplo, cómo funciona ese mecanismo por el que un agente del arte internacional se interesa por un artista. Solar reconoce que no conocía a Alemani, que la contactó por mail en plena pandemia y que luego hubo un silencio de un año. «Sin embargo, estoy segura de que vio mi trabajo en la Bienal de Liverpool ». En ese sentido, estar en las grandes plazas es capital.

Crespo no conocía tampoco a la italiana, pero sí a su asistente, Marta Papini, «que un año antes solicitó un portafolio de mi labor a mi galería italiana» (de nuevo, el contexto exterior). Asimismo, el Instituto Etxepare , que promociona la cultura vasca, se encargó de invitar a Euskadi a Alemani. Si Mahoma no va a la montaña… También, con nuestras interlocutoras, deducimos «la profesionalidad y rapidez con la que se trabaja ahora en la Biennale, pese a los miedos que nos habían metido a este respecto». «La organización ayuda a a buscar financiación para los proyectos más grandes», explica Crespo. Solar, por su parte, ha contado con el apoyo de la TBA21 . Ambas, entre otros, con el de AC/E , y lo que se esperaba de ellas.

«Corrección», de Ignasi Aballí, en el Pabellón Español en Venecia

A June se le pidió un conjunto de obras específicas, anteriores, «lo que ha hecho que me sienta limitada, pero que me invitó a producir otras nuevas intentando aportar la mirada y preocupaciones actuales a formas anteriores». Por los plazos, Teresa optó por no embarcarse en procesos de experimentación completos: « Que todo el riesgo fuera escalar las piezas . Ese ha sido el gran salto».

La representación oficial de España en Venecia continúa en nuestro pabellón, donde hasta ahora siempre se ha apostado por un ‘nacional’ (a diferencia de otros países, que en ocasiones depositan su representación en terceros). Este año esa encomienda recae en Ignasi Aballí (con el comisariado de otra catalana, Beatriz Espejo ), que destaca que, cómo visitante en Venecia, siempre le han interesado «los proyectos que respondían a sus pabellones de una manera específica».

El suyo, ‘Corrección’, desplaza 10 grados el construido hace cien años, incluyendo uno nuevo en el anterior y disparando así la imaginación sobre mil historias: el sentido de tanto esfuerzo, el corregirnos para ponernos a la altura de quién o qué, interrogarse sobre si es que los españoles somos ‘incorregibles’… «La bienal es un momento muy especial. Yo la he vivido como espectador muchas veces y siempre me ha parecido un lugar fantástico en el que se pone de manifiesto lo más relevante en el arte en un momento determinado. Sin embargo, es un contexto complicado, muy saturado y competitivo , en el que todo el mundo compara, en el que hay premios…».

Obras de Teresa Solar en el Arsenale

Aballí asume ‘Corrección’ como su manera de situarse ante todo esto: «En la bienal pesa cierta ‘visualización’ –indica–. Por allí pasa mucha gente. Es un escaparate privilegiado. Quieras o no, se ve lo que haces. Otra cosa es que luego guste o no, pero eso ya no lo puedes controlar».

Uno de los países que se estrenan este 2022 es Camerún. Y en una de las dos sedes de su pabellón, en la expo colectiva de NFTs ‘El sueño de las quimeras’ , curiosamente, encontramos a tres españoles: Marina Núñez , Jorge R. Pombo y Miguel Soler-Roig. La primera lo tiene claro al preguntarle si Venecia asusta o envalentona a un artista foráneo: «Si yo participara en un gran montaje, me aterraría. Es un lugar que aporta prestigio y visibilidad, pero no es lo mismo estar en el Arsenal que en algo más modesto como esta colectiva. De hecho me impresiona más meterme en el mundo del NFT». La palentina recuerda cómo «hay exposiciones pequeñas que te dan más recorrido que las grandes». De momento, a ella, su paso por la Ciudad de los Canales le ha valido el encargo de una colección de 3.000 NFTs.

Venecia es mucho más que lo expuesto en Arsenal y Jardines. La ciudad entera genera un programa de exposiciones y propuestas que se conocen como ‘eventos colaterales’, bajo el auspicio de la organización, lo que potencia un itinerario interminable de citas . Uno de ellos, ‘Con las manos crecen los signos’ , en el Palacio Dona, organizado por la Fundación Odalys , Signum Foundation y el Museo de Altamira, y con el comisariado de un ya histórico como Alfonso de la Torre , es cien por cien genuinamente español. Participan en él Ruth Gómez, Daniel Muñoz, Sixe Paredes y Nuria Mora.

Obras de Marina Núñez en el Pabellón de Camerún

Los cuatro, provenientes del arte urbano y, por ello, los más indicados para darle una lectura contemporánea al arte parietal de la denominada Capilla Sixtina del Paleolítico , a donde viajará tras Venecia el proyecto y donde se enriquecerá con artistas locales: «Esta ciudad es una bofetada de realidad –explica Nuria Mora , cuya aportación analiza que la idea que tenemos de la cueva no deja de ser una construcción y, por ello, algo que se mueve, como sus obras en el palacio–. Aquí tomas conciencia de que eres una nanopartícula en el universo gigante del arte». Para la madrileña, este contexto aporta «escenario»: «Hace que se crezcan muchas cosas . El nivel de las producciones es potentísimo, muchos creadores se multiplican aquí».

La lista de españoles en este punto de Italia no se cierra en los artistas. Alcanza también a los comisarios: Katia García-Antón, que estuvo en el jurado de Aballí, es una de los responsables delPabellón Nórdico ; Javier Molins orquesta a Ugo Rondinone en la Scuola Grande San Giovanni Evangelista. En el mismo Palacio Cavalli-Franchetti que acoge la propuesta de Portugal, exposición retrospectiva de Antoni Clavé . Y como otro de los ‘collaterali’, en el ‘Pabellón Catalán’, de la mano de Oriol Fontdevila y el Institut Ramon Llull , ‘Llim’ (limo), de Lara Fluxà.

«Llim», De Lara Fluxà, en el Pabellón de Cataluña

«Venecia es una experiencia muy intensa, pero posibilita trabajar con grandes equipos, elaborar proyectos complejos», expone la mallorquina. ‘Llim’ es un gran organismo que se nutre de dos materiales básicos en la ciudad, el agua y el vidrio, que recoge la del Canal de San Pietro para llevarla a su interior, circular por sus diferentes órganos, facilitar intercambios y devolver lo sucedido a la laguna. «Este es un proyecto muy complejo, donde uno de los retos está en la escala. Para trabajar en Venecia tienes que traerlo pues todo hecho, todo muy pensado y muy claro», sentencia.

¿Es casualidad que este 2022 coincidan tatos españoles allí? Tere Solar quiere pensar que no lo es, y que lo que acontece ahora «sirva de motor para que no lo sea en el futuro». Para June Crespo «si se visibilizan más unos contextos, otros, inevitablemente quedan invisibilizados ». Se pregunta Marina Núñez si lo que faltan son comisarios internacionales interesados en lo nuestro. Mora considera que no ‘salimos’ más porque no se nos conoce.Fluxà apunta a la debilidad de nuestras instituciones

La cosa es que la foto fija de este año pinta bien. España, hasta noviembre, se explaya en Venecia.

Uno de los artistas de «Con las manos crecen signos», de la Fundación Odalys en Venecia

Texto publicado en ABC Cultural el 14 de mayo de 2022

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