«Atarse los machos». Texto para el catálogo de la muestra «¿Quién es ese hombre?» (TEA, 2016)

Atarse los machos

«Atarse los machos» es un texto incluido en la colectiva «¿Quién es ese hombre?», comisariada por Adonay Bermúdez para TEA-Tenerife. Un repaso a los modelos de masculinidad que campean a sus anchas en la televisión, el cine y la música actuales

Shia LaBeouf & Maddie Ziegler, protagonistas de "Elastic Heart", de Sia
Shia LaBeouf & Maddie Ziegler, protagonistas de «Elastic Heart», de Sia

Las redes sociales se incendian. No importa la cadena en la que Bertín Osborne pasee los restos de su virilidad, que el cuestionario tipo es el mismo. Si de una señora se trata, le pregunta por la maternidad. Si el invitado es sujeto masculino -lo mismo da jovenzuelo avezado o maduro sin reparos- la entrevista de “En la tuya o en la mía” o “Mi casa es la tuya” se centra más en cuestiones laborales, de éxito y prosperidad. Otro tipo de fecundidad. Y mira que el ex cantante, ex “latin lover” y ex campechano (ex) presentador de programas de relumbrón (¿cómo olvidar otro prodigio de testosterona caducada como fue “Contacto con tacto” en Telecinco, donde, a la primera de cambio enseñaba paquetón por no saber cruzar las piernas a lo Sharon Stone?) se empeña en llenarnos su diván de toreros para mostrarnos de ellos su faceta más humana, más tierna, la más lacrimógena. Aunque, lo que realmente estaría bien es que nos sacara a alguno del armario, que ya estamos un poquito cansados de tanto típico tópico asociado al macho; y mariquitas y maricones, también gays y homosexuales, están/estamos por todas partes (somos tus dentistas, tus fontaneros, tus futbolistas y hasta tus presentadores de televisión).

Porque a nadie se le pasa por alto que la pequeña (y también la gran pantalla) son fábricas de creación de estereotipos. Bueno, en realidad lo es toda “industria” vinculada a la cultura popular: de la música al deporte. Aunque lo que de verdad destaca del cine y de la televisión es su carácter de medios de masas, de reproductores de mensajes hasta audiencias millonarias y, por tanto, su efectividad a la hora de programarnos y reprogramarnos con sus consignas machaconas y siempre intencionadas. Y esto puede usarse con un buen fin o también con el contrario. Dos ejemplos muy claros. Mucho se habla de la invisibilidad de las lesbianas en la sociedad. Pero ahí tenemos a una -la que encarna Cayetana Guillén Cuervo en la serie “El Ministerio del Tiempo” (sin ser ella nada de eso, además, lo que ya tiene aún más mérito, en un país en el que nos encanta encasillar a los actores)-, que tan pronto te está recuperando el “Guernica” de las mafias organizadas que está flirteando con las señoritas de la Residencia de Estudiantes. La moraleja es que uno puede enderezar la Historia de España y ser una “fucker”, término, por otro lado, que suele aplicarse a hombres que rompen corazones de mujeres. Sólo en esa dirección. Irene hace por la normalización de las lesbianas cada lunes noche mucho más que cualquier campaña (¿acaso existen?) del Ministerio de Sanidad y Asuntos Sociales. Y desde la pantalla del televisor. Ahora bien, la caja se vuelve muy, pero que muy tonta, cuando de lo que se trata es de convencernos de que con Franco follábamos mejor, y caen como losas comportamientos de la Prehistoria asociados al cortejo y la reproducción, también al sometimiento y reparto de tareas, como en programas tipo “Mujeres, Hombres y Viceversa” (para mucho televidente de la ESO, ese “viceversa” cree que se refiere a la bisexualidad. Desde aquí les sacamos de su error) o todos los “docu-reallities” que acaben en “shore” (Gandia, Jersey, Geordie, Ibiza… Con la excepción de las “Panaman Shores”, que también han dado mucho juego en los telediarios), donde los participantes, sean hombres hormonados o mujeres ultraoperadas, suelen contar con las plantas de los pies tan limpias como sus expedientes amorosos. Gracias a uno de estos programas yo aprendí la existencia del “morreo de zorreo”, que lo mismo he practicado, pero que hasta la llegada de estos académicos de la lengua, no contaba con una acepción propia en el Petit Larousse y en mi vocabulario.

Cayetano Guillén Cuervo (a la izquierda), como Irene en "El Ministerio del Tiempo"
Cayetano Guillén Cuervo (a la izquierda), como Irene en «El Ministerio del Tiempo»

En Nueva Zelanda, los All Black (esto es, su selección nacional de rugby) se marca un bailecito intimidatorio para contener al enemigo antes de que comience el partido. En algunos programas, este tipo de comportamientos están a la orden del día, da igual que se llame “Gran Hermano” (el inventor del “edredoning”) o “Gran Hermano VIP”; “La Granja” o “Supervivientes”. En el primero de los casos, cuando en la última edición pensábamos que había triunfado el amor homosexual entre Aritz y Han, se imponía a las primeras de cambio la “armarización” y las frescas del tipo “esto mismo, en la calle, lo resolveríamos con dos hostias”. Así. Que no decaiga. Menos mal que contábamos además con el “guest starring” de Suso, “el martillo pilón” o “paleta del amor”. Estoy seguro de que estas son sus contraseñas en Twitter y Facebook, por si alguno quiere “hackear” sus cuentas. En el segundo, las acusaciones de malos tratos estaban a la orden del día. Al pobre Carlos Lozano, otro de esos presentadores #QueSonSexyYLoSabenYLoSabes (hastag “coñazo”) le ha costado sudor -y no sabemos si lágrimas, que los chicos no lloran, Miguel Bosé dixit- su pasaporte a la (re)fama a lo Warhol de quince minutos.

Hablábamos de hostias, y ahí tenemos a todas esas grandes divas que se convirtieron en “punching ball” de sus “adorados” maridos. Los casos más sonados son los de Whitney Houston y Rihanna. Y es que el mundo de la música se las trae cuando de poner los huevos sobre la mesa se trata. Claro que, para acabar con el machismo imperante, letras como las de Kate Perry en “Hot N Cold” poco ayudan (“You change your mind like a girl changes her clothes”, algo así como “tú cambias de opinión como una chica de ropa”. “chica-ropa”, “chica-ropa”. Para el chico reservará el bate de béisbol o los guantes de boxeo, digo yo). O la esquizofrenia de Beyoncé, que tan pronto aspira a verse casada (Es el “If you liked it, then you shoulda put a ring on it”), que se lamenta de no ser un chico (“If I were a boy”), aunque a mí me da que esto último lo hacía en plan reivindicación pastelera con muchos grammy. En lo que respecta a la primera canción, la mejor “cover” que se ha hecho de la misma tiene el sello de otros deportistas: los jugadores de fútbol americano de la serie “Glee”1, en lo que fue un alarde de antihomofobia como pocas veces se ha visto en la pantalla.

GLEE: Coach Beiste (guest star Dot Marie Jones, C) and the football team watch from the sidelines in the "Grilled Cheesus" episode of GLEE airing Tuesday, Oct. 5 (8:00-9:00 PM ET/PT) on FOX. ©2010 Fox Broadcasting Co. CR: Adam Rose/FOX
Parte del reparto de «Glee». Equipo de fútbol americano

Y es que, parece que no, pero la violencia impera en los vídeos de la MTV. Parece que si no rompes una guitarra o la “jeta” de alguien no triunfas en la industria de la masculinidad. Uno de los ejemplos más recientes es el del canadiense Shawn Mendes, que en su “Stitches” acaba con la cara como un Cristo. Aunque yo prefiero quedarme con el Shia LaBeouf del “Elastic Heart” de Sia. Toda una demostración de que se puede ser tremendamente masculino y tremendamente animal sin que ello suponga renunciar a los sentimientos ni a la empatía. Y esto nada tiene que ver ni con el hipsterismo, ni con lo metro o lumbersexual que nos vende la moda y la publicidad, justamente y también, a través de los medios.

Aquí en España nos volvemos locos con las cabalgatas que se deben o no se deben retrasmitir por televisión: que si la de los Reyes Magos en Madrid, porque hemos sustituido a sus majestades “varones” por sus majestades “hembras” (¡Qué machistas han sido siempre estos dos términos!); que si la del orgullo gay por si el “mariconismo” se pega; que si la del Congreso de los Diputados, con la diputada Bescansa enseñando churumbel2 (que no pezón) el día de la “solemne” apertura de la legislatura. Genial la reacción del portavoz de IU, intentando quitarle hierro al asunto y mérito a la de Podemos y diciendo que “lo realmente revolucionario habría sido ver al padre” haciéndose cargo de la criatura. Eso es un “zasca” en toda la cara de la conciliación.

Marc Jacobs en el panteón de los chicos Coca-Cola
Marc Jacobs en el panteón de los chicos Coca-Cola

Hay un estudio que dice que las princesas Disney salen mucho en las pelis pero que hablan poco3. Sorprendentemente, y aunque son por goleada protagonistas (aquí no impera ni paridad, ni leches), los guiones son escritos para ellos. En “Zoolander 2” (que no es de “dibus”, ni de Disney), Penélope Cruz no quiere ser ni princesa, ni francesa. Tampoco hace mucho para no ser mujer florero. La dejadez de la mujer amplifica la actuación machista de sus compañeros de reparto, aunque lo único que ellos hagan ante la cámara sea respirar. Porque la culpa del machismo, en ocasiones, no corresponde tan sólo al hombre. La Saray de la última entrega de los “Gipsy Kings” en Cuatro mostraba a cada minuto su incapacidad para hacer nada que no llevara la autorización previa del marido. Otro tanto le pasaba a la mujer del “Prestamista”, que tiene que aprender natación con el profesor fuera de la piscina y con la camiseta puesta. Un programa que era un ejemplo más de cómo los medios se pueden convertir en una máquina de reproducción de estereotipos y denigración de los colectivos, aunque todo se adorne con oros y con piedras. De Swarovsky, por descontado. Y que conste también en acta, señor juez, que el machismo no sólo se ejerce de hombres hacia mujeres, sino también de hombres a hombres. Por eso nunca he entendido lo de que, si bien tiene sentido que cada vez que los medios dan una noticia en sus telediarios sobre violencia machista ejercida contra la mujer tengan que rotular por obligación el teléfono para denunciar tales actos, ahora que repuntan las agresiones al colectivo LGTB, la ley no pase a llamarse de “violencia de IDENTIDAD y de género” y se haga lo propio con estas otras víctimas que, ante el sistema y los juzgados, no son considerados iguales.

Cristiano Ronaldo con "un amigo"
Cristiano Ronaldo con «un amigo»

¡Y cómo nos gusta generar estamentos, diferenciar entre hombres de primera y hombres de segunda! En los oscars, este año, el revuelo llegó de la mano de los negros. Luego lo remató Sam Smith con lo de que su galardón era el primero a un homosexual4. Por redes le llovieron las ofertas de tortura. Y eso que la homosexualidad es algo que nos viene desde Altamira. Así lo constató (y vuelvo de nuevo a esta serie) “El Ministerio del Tiempo”, en un capítulo en el que dos de sus agentes, Pepe y Mariano, aprovecharon para salir del armario y declararse su amor ante esas joyas del arte rupestre5. Lo que ha unido unos pies fríos que no lo separe el hombre. Y en un capítulo, el mismo, en el que un bedel nos recordaba lo mucho que nos cuesta decir “te quiero” a los seres humanos. Sobre todo si el otro ser humano es tu padre y tú eres su hijo. Luego ya es tarde. Esta producción, de las mejores que ha dado la ficción española, sobresale también por las fricciones que se producen en la mente de un mercenario del siglo de Oro cuando descubre que una mujer, Amelia Folch, de las primeras que llegaron a la universidad en nuestro país, se convierte en su jefa.

Y hablando de gays: después de toda una década en la que si no había uno de estos papeles en una serie no podía terminar de considerarse una comedia (Mauri y su armarizado novio en “Aquí no hay quien viva”. Luego llegó Bea a la misma; Diana en “Siete vidas”; la sonrojante “Tío Willy” de Andrés Pajares, que tuvo el mérito de ser el primer intento de normalización; el silencio en las aulas de “Al salir de clase” o “Compañeros”…). Y tras años en los que Hollywood les/nos convirtió en los malos de las películas (les conmino a repasar un documental como la copa de un pino, el titulado “El celuloide oculto”, de Rob Epstein y Jeffrey Friedman), ha tenido que llegar Antonio Resines (sí: Resines. El mismo que nos hacía cambiar de canal cada vez que empezaba “Los Serrano”, con su oda al machismo) y su Olmedilla para decirnos eso de “estás seguro conmigo. A ver si te vas a creer que en la mente de todo marica está llevarse a la cama a todos los heteros”. Vamos, que se puede ser un homosexual de bigotón, aburrido y vida anodina. Eso era en 1984, pero en el de «Cuéntame». En la otra esquina del ring se sitúa el taxista facha de esta misma producción, que se ha dulcificado con el tiempo, sobre todo desde que cuida a las niñas de Paquita al calor de una bandera preconstitucional. Y con Caudillo y todo, hasta los militares podían tener conductas “desviadas”, como ocurre con el de “El Caso” (interpretado por Raúl Tejón, que, además -y todo hay que decirlo- está de chupa pan y moja). Ahora bien: En la Europa de 2016 lo que se “lleva” son las lesbianas, como ciertas presas de “Vis a vis” (una de ellas gitana. ¡Y olé!); o la dicharachera Carol de “Buscando el Norte”, que es capaz de levantarse a una hetero (son estos también tiempos de poliamor), y que se tiene que ver las caras con otro impresentable a la par que adorable “homo hispanicus” como es Salva.

Raúl Tejón en "El Caso"
Raúl Tejón en «El Caso»

Europa de 2016, decimos, en la que se juega Eurocopa en Francia y el mundo del deporte nos dará mil titulares. Como el del supuesto novio marroquí de Cristiano Ronaldo, que la lió parda en Instagram6 con su “corazón” contento, “corazón” contento y lleno de alegría (y decimos “supuestamente”, porque, a día de hoy, la revelación de la inclinación sexual de cada uno aún puede ser motivo de demanda. A nadie se le puede denunciar por llamarle a otro zurdo o pelirrojo. Pero sí por insinuar que es homosexual, lo que dice mucho aún de la relación biunívoca que existe entre ser gay y “bicho raro”… O cosas peores). A su lado, las flores de Novak Djokovic7 declarando que las mujeres tenistas deberían cobrar menos que sus compañeros masculinos. Como vemos, lo de los pensamientos del Pleistoceno no son sólo cosa de nuestro país.

Y entre chicos Coca-Cola en la publicidad -que nos debieron enseñar el primer torso desnudo- y planos generales en el cine y en la tele (como la de Fernando en “Isabel” y otras católicas majestades), que nos mostraron que los hombres también tenemos culo, deportistas que han salido del armario (todavía faltan muchos más, e insisto: algún torero), festivales de la canción como el eurovisivo, que aún tiene que salir del armario heterosexual (o al menos eso es lo que pretende Rusia) y la tímida presencia de cantantes que inviertan el género cuando entonan sus temas (es que a mí me marcó mucho lo de oír a Ana Torroja en su época de Mecano “hablando en masculino”, y eso que lo del travestismos estaba a la orden del día entre los humoristas, de Martes y Trece a los Morancos), el tiempo ha ido pasando y ciertas cosas, para bien, han ido cambiando. Y si no es así, nos atamos los machos y zapeamos de canal.

Rodolfo Sancho, católica majestad en "Isabel"
Rodolfo Sancho, católica majestad en «Isabel»

Madrid, 8 de mayo de 2016

Notas

1.- “Glee”. Primera temporada. Capítulo 4.

2.- “Polémica por la diputada que amamantó a su bebé en el escaño”. Elpais.com (14 de enero de 2016).

3.- “Las princesas Disney hablan menos que los personajes masculinos incluso cuando son protagonistas”. Hoy Cinema (3 de febrero de 2016).

4.- “Sam Smith desconectado tras los Oscars”. ABC.es (3 de marzo de 2016).

5.- “El Ministerio del Tiempo”. Capítulo 13: “Un virus de otro tiempo” (2016).

6.- “Badr Hari, el polémico amigo marroquí de Cristiano Ronaldo”. El Mundo (LOC). (17 de octubre de 2015).

7.- “Novak Djokovic plantea si los hombres deberían cobrar más que las mujeres en el tenis”. ABC.es (21 de marzo de 2016).

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