Balance Abierto Valencia 2021

Valencia ‘se abre’ a Valencia

Las galerías valencianas también celebran la nueva temporada de forma conjunta. Eso es Abierto Valencia, que fortalece sus bazas en su novena edición

La galerista de Set Espai d’Art explica la obra de Pamen Pereira

Duro se hizo el confinamiento para las galerías, y dura la edición de 2020 de Abierto Valencia, la inauguración conjunta para celebrar el arranque de temporada de estos espacios en la ciudad mediterránea. Un evento el del año pasado del que sus participantes recuerdan todavía el miedo que, debido al virus, había a entrar a las galerías, el cual se sumaba a la dificultad cronificada de estos ámbitos para atraer nuevos públicos.

La edición de 2021, la última antes de que la iniciativa cumpla diez años, tiene otro perfil y se ha asumido con otro espíritu mucho más efervescente. Eso se ha notado no solo en la afluencia de visitantes, coleccionistas y amantes del arte, sino también en la calidad de las propuestas. Quizás, y como no hay mal que por bien no venga, a Valencia le ha sentado bien este año y medio largo de ‘reflexión’ impuesta.

No en vano, en estos meses, han surgido espacios en la ciudad que ahora ofrecen las propuestas más interesantes de esta iniciativa promovida por LaVAC, la asociación de galerías de arte contemporáneo de la Comunidad Valenciana. Un ‘festival’ artístico que en Valencia dura una semana (hasta ayer continuaban sus actos) y que, para que se hagan una idea, contaba con menos de una decena de espacios adheridos en la primera convocatoria, que ahora se aproximan a la veintena.

Dos espectadores observan las piezas de la colectiva en House of Chappaz

Quizás por su propia idiosincrasia, es lógico que fuera en el barrio de Ruzafa donde existía más predisposición a que emergieran nuevos espacios que ahora dan la campanada en Abierto Valencia, aunque esta sea su primera incursión en la misma. Nos referimos a lugares como Gabinete de Dibujos, especializado en esta técnica, y donde Santiago Talavera (‘El pasado habrá sido un planeta extraño’) le da una segunda vida a su serie ‘Hantópolis’, en la que nuestras miserias del hoy son las ruinas del mañana.

O The Liminal, en un antiguo obrador de pan, que apuesta por el arte realizado por mujeres, la edición y las prácticas más performativas, mientras en su planta superior ya se plantean dedicar un espacio a las residencias artísticas. Allí ‘despliega’ literalmente estos días su futuro libro de artista la alemana Melanie Teresa Bohrer, que el visitante debería intervenir (como deberíamos intervenir cada día para defender nuestras instituciones democráticas) a través de dos sencillas acciones:rasgarlo o enmendarlo (cortarlo o coserlo). Cada opción tiene unas consecuencias, que aquí quedan constatadas en forma de huellas.

También se estrenan en el Abierto (que no en el galerismo de la ciudad) House of Chappaz, resultado de la fusión de las firmas Espai Tactel y The Blink Project. En su doble sede dan cabida a un conjunto de artistas (Guillem Sarrià y sus animaciones distópicas haría de visagra entre ambas) que analizan la herencia de esa Valencia que en los noventa era sinónimo de libertad (y de ahí la importancia de la música y de la inclusión de una figura como El Niño de Elche).

Melanie Teresa Bohrer, protagonista en The Liminal

De manera inconsciente, repensar Valencia, su contexto, es un invisible ‘leitmotiv’ de la edición, en la que participan muchos artistas de la región y donde también se observa el empuje de la ‘emergencia’. Ambas coordenadas confluyen en la Mar Reykjavik de Rosa Santos, una maravilla de propuesta conceptual que subraya la naturaleza política de aquellos sistemas comunicativos compartidos por un grupo y que en el fondo son actos de resistencia contra la homogeneización. La joven creadora recuerda chascarrillos solo comprensibles por sus hermanos y su abuelo (esa ‘risa de la barriga’ como sinónimo, en su familia, de la emoción que causa el vértigo), pero también la imposibilidad de emplear el valenciano como lengua en ciertos círculos.

Por su parte, Vicent Machí introduce en Vangar un ‘Atlas’ que lo es de la ciudad pero también de la pintura, que asume pese a su juventud con tanta maestría. Y, por supuesto, Alex Gambín, en Tuesday to Friday. Su edad no le impide acometer el dibujo con tanta pericia técnica como mensaje político en el discurso. Su ‘Mapa de traslado’ es una reflexión sobre los mecanismos que cargan de emotividad simples objetos, también las obras de arte.

Precisamente este será el último Abierto Valencia de esta galería en su sede en Denia, 45. En lo que será su nuevo espacio en unos meses se ponía en marcha –solo el fin de semana pasado– uno de esos proyectos autogestionados por artistas locales capitaneados por José Luis Cremades y otros colegas (Nelo Vinuesa, María Tinaut, Manu Blázquez, Álex Marco…) y que dan fe del buen abono, fértil en ideas, en la ciudad. ‘Vende la casa, Vende el coche’, una auténtica reunión de amigos, no formaba parte del programa oficial pero ya es una cita obligada (pese a ser nómada y efímera) de Abierto Valencia.

Vicent Machí en su exposición en Vangar

Y en su nómina el mencionado Cremades, la apuesta este año de Luis Adelantado (atención a sus acuarelas, nunca antes expuestas, tan exquisitas como sus cuadros, contenedores de tiempo) y Victoria Irazo, en Punto, para la que la plástica (también la costura) es una isla en la que proteger su intimidad.

Un elemento diferenciador y muy de agradecer de este Abierto es su agilidad para buscarle un espacio a las galerías de la Comunidad Valenciana de fuera de Valencia. Su sede, el Centro del Carmen de Cultura Contemporánea, una institución que entiende perfectamente lo que es prestar servicio al ciudadano y al contexto artístico. Allí entran este año espacios como Collblanc de Castellón (con los vídeos y fotos de Josep Escuin), las pinturas de Helga Grollo (Isabel Bilbao, de Jávea) y la alicantina Aural, con la capilla secreta de otro de los escasos nombres internacionales de la edición, el de la alemana Judith Egger, en un nuevo capítulo de lo mostrado hace unos meses en su sede también em Madrid. Entre las tres trenzan un montaje en el que el discurso medioambiental se palpa en el ambiente.

Una mujer contempla las obras de Santiago Talavera en Gabinete de Dibujos

Pese a su tamaño compacto y más que asumible (comparado con Madrid o Barcelona), Abierto Valencia se nutre de propuestas variadas para todo tipo de espectadores en una ciudad que invita a caminar y donde no hay distancia larga: de la apuesta por los clásicos (Genovés, Tàpies, Gordillo, Carmen Calvo…) en Benlliure, a la recuperación de Pamen Pereira (con estudio en la región y que hacía años que no exponía en Valencia) en Set Espai d’Art (una galería, además, que pronto ‘saltará’ a Madrid, aunque sea temporalmente en el espacio de Galería Nueva con un proyecto de El Tono); o los mapas pictóricos de Lolo Camino Sos en La Mercería.

No por dejármelos para el final son menos importantes: acérquense a Shiras para disfrutar del mano a mano entre Cristina Gamón, que se supera en su salto a lo instalativo, y Agustín Serisuelo, que también amplía los límites de lo fotográfico en su montaje, analizando el pasado reciente de la ciudad. También a Cuatro, para disfrutar de la escultura reciente, como ella lo hace con le material, de Silvia Lerín.

Valencia se descubre a sí misma en esta edición de su Abierto. Se gusta y nos gusta. Las galerías han hecho un buen trabajo.

Detalle de la propuesta de Mar Reykjavik, en Rosa Santos

Texto publicado en ABC Cultural el 2 de octubre de 2021

 

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