Cecilia Vicuña. «Veroír el fracaso iluminado». CA2M

«La idea del control de la imaginación es de las más peligrosas que existen»

Artista, poeta, activista, «performancer»; Premio Velázquez 2019… El CA2M, en Madrid, organiza la primera muestra en España de la poliédrica Cecilia Vicuña

La artista chilena, Cecilia Vicuña

«En los sesenta fui saludada como el fruto más nuevo del gran arbol dadaista. En los ochenta, fue considerada ridícula». Así se define Cecilia Vicuña (Chile, 1948), una de las voces más autorizadas del arte, la poesía y el activismo en Latinoamérica, fundadora de colectivos como Tribu No o Artists for Democracy, pero también de las más desconocidas, por no decir acalladas por esas latitudes, víctima y nómada desde el golpe de Estado de Pinochet en 1973. En España, fue el Premio Velázquez de 2019 lo que nos la hizo de nuevo visible. Una senda que se completa ahora con la muestra Veroír el fracaso iluminado en el CA2M, su primera cita en nuestro país, en la que creadora nos invita a darnos una nueva oportunidad como seres humanos.

Reconoce haber vivido en cinco países distintos y, en cada uno de ellos, haber perdido todo el trabajo. ¿Cómo debemos entender entonces la muestra de Madrid, cuyos organizadores dicen que es una retrospectiva?

La clave es que realmente no se perdió toda la obra, pero sí el noventa por ciento de la misma. A lo que se suma que es el resultado de 52 años de producción, una trayectoria que comienza a mediados de los sesenta. Con que cuatro o cinco cosas hayan sobrevivido de cada época o periodo, con eso, un comisario como Miguel Á. López puede hacer una retrospectiva. Y no miento: de las Palabrarmas, solamente un puñado han sobrevivido, aunque yo las realicé con intensidad desde 1974 hasta 1980, en múltiples medios. Lo que quedan son algunos ejemplos. Pero es una maravilla que así sea, teniendo en cuenta cómo es una vida en el exilio, la increíble violencia que se ejerció sobre todos nosotros. Cada una de las obras que se verán en Madrid es una superviviente.

¿Por qué ha sobrevivido lo que ha llegado hasta nosotros?

A pesar de todo, y contra todo, yo traté de guardar estas cosas. Pero mis parientes, mi familia, mis amigos, todos perdieron, porque cada uno de estos miembros de la comunidad chilena tuvo que trasladarse de país, cambiar de casa, separar familias… Eso supuso una catástrofe cultural, económica, política y espiritual para Chile resultado del golpe de Estado, algo que no ha sido plenamente reconocido, ni por el propio Chile, ni tampoco por el mundo.

Escritora, poeta, activista y artista visual. Todo eso es Cecilia Vicuña. ¿Hay una faceta que pese más que otra?

La matriz, el origen de todo es la poesía. La cuestión es que el peso de las categorías que aplica Occidente no suelen tener mucha validez para una persona como yo: yo soy indígena mestiza, que creció en un mundo silvestre. Yo pienso ahora como lo hacía cuando era una niñita de 4 o 5 años. Esa transformación de los conceptos y las categorías fue un don resultado del abandono y la soledad.

«Quipu menstrual» (2004-2021)

No se puede negar que el título de la cita es muy poético: “Veroír el fracaso iluminado”. Usted aboga por dignificar el escombro, por subrayar la poética del fracaso. ¿Cómo se refleja eso en la exposición y en su quehacer?

Es el espectador el que ha de decidir ante lo que le proponen. Lo mejor es que no reciba ninguna instrucción para que pueda sentir, esto es, “veroír” lo que es necesario, pero cada uno a su modo. Creo que el punto fuerte de mi vida o de mi obra es que yo supe que “veiaoía” de una forma que era mía y me atuve a eso. Invito a las personas a hacer exactamente lo mismo, porque si cada uno de nosotros “veoye”, no lo que debe ver u oír, se genera una liberación dentro de lo que cada uno es, que es la verdadera exploración para descubrirnos.

Denos alguna pista: ¿cómo lo hacemos? 

Se trata de consultar a tu propio ser. Porque todo el mundo siente: calor, frío, una emoción… Pero se trata de contemplar tu propio sentir, y hacerlo profundamente. Suponte, por ejemplo, cuando vas a una tienda. Allí uno estudia minuciosamente lo que va a comprar. ¿Por qué no estudiamos minuciosamente lo que sentimos o pensamos?

Aquí en España de repente se nos hizo cercana gracias a la concesión del Premio Velázquez. Esta, de hecho, es su primera exposición en nuestro país. ¿Qué supone para usted un galardón o una muestra como estos?

Es como un milagro que ocurra esto para una persona como yo. No está en las reglas del juego. De alguna manera, es un rompimiento, un quiebre llevado a cabo por los pensadores que decidieron darme a mí ese premio. Realmente son ellos los que están haciendo una gran declaración de intenciones sobre algo que nunca ha sido valorado y que se presenta ahora como algo que vale. Los que dieron el salto en el vacío son ellos. A mí me parece maravilloso porque el arte es siempre una creación mutua de muchas partes: de una está todo lo que uno ha recibido por herencia e Historia, los ancestros, pero puntualizando que para mí los ancestros son todos los seres humanos, no solo las indias que parieron a mis abuelos o a mi mamá. Los últimos estudios reconocen que todos los que estamos vivos sin excepción somos parientes. Ese es un concepto muy hermoso porque acaba con el de raza. No hay ninguna razón, ni cultural ni genética, para considerar su existencia. Lo que tenemos es una humanidad compleja y diversa. Y esa es su belleza.

Usted tenía antecedentes artísticos en su familia. ¿Por qué decidió ser artista?

No lo decidí. No es una decisión. Mi mamá dice que yo antes de hablar bien ya dibujaba y le hablaba a los signos. Y parece que algunos niños nacen con un lápiz en la mano [ríe].  

Entonces el arte la eligió a usted.

¿Quién o qué elige? Gran pregunta.

Pero, ¿es una bendición o una condena?

Para mi papá, que era un hombre iluminado, aquello era una condena porque mi familia, mis abuelos, mis bisabuelos, fueron intensamente perseguidos por los diferentes gobiernos y las diferentes formas de violencia política de Chile. Además, sufrieron mucha pobreza a raíz de que sus bienes fueron confiscados. Mi papá creció en el exilio, en Panamá y en Argentina. El vivió el dolor de dos intelectuales, su padre y su madre, perseguidos. Y cuando papá vio que yo iba por ese camino, hizo todo lo posible para que no fuera artista o poeta, que para él eran sinónimos de sufrimiento y pobreza. Tenía toda la razón del mundo, pero no pudo contra eso. Y cuando asumió que no había más remedio, yo ya tenía 15 años, me construyó un taller. En el fondo del jardín de nuestra casa, él construyó una especie de ruca indígena, muy precaria y muy linda, para que yo no me fuera. En un acto de amor y aceptación descubrió que esta niñita no tenía remedio.

«La noche de las especies» (2009)

Y 50 años después, ¿qué balance hace: ha sido más positivo o negativo?

Esto ha sido una bendición y una maldición, las dos cosas juntas. Pero siempre gana la bendición, porque el universo está construido así. Yo soy una estudiosa de la física cuántica, en la que la partícula y la antipartícula se autoeliminan, se aniquilan mutuamente. Pero el universo existe porque siempre queda una. Y esa que queda es el artista de aquello.

Quizás la pregunta le resulte tonta, pero, ¿se puede ser activista y defender la belleza en la obra de arte?

Partamos de la base de que ni la belleza esta adscrita exclusivamente al arte, ni el activismo está exclusivamente adscrito a lo grosero. Se trata de encontrar una apertura en cada uno de nosotros para que asumamos que los nombres que usamos para lo que se considera activismo son obsoletos. Sobre todo porque cada una de estas realidades, belleza, activismo, son infinitas. La forma en la que yo he hecho activismo es ridícula o absurda, incoherente, y, sin embargo, ha sido efectiva. No hay una relación lineal entre causa-efecto, sino que esta relación es más bien extraña, absurda y misteriosa. Y la efectividad no depende ni del artista, ni de la comunidad, sino de la interacción entre las dos. Y esa interacción es compleja porque participan muchos elementos. Por ejemplo: ¿por qué el Premio Velázquez? ¿Alguien lo habría esperado? Yo no. ¿Alguien de la comunidad latinoamericana? Por ningún motivo. ¿Alguien en España? El factor del desconocimiento era la regla. Pero alguien vio algo y los otros decidieron también ver. Son muchos los elementos que juegan en un cambio, en una transición…

¿Qué activismo es el que entonces defiende a día de hoy?

Primera cosa: no se define más que por algo supremamente sutil. Porque lo que interesa ahora es vernos a nosotros mismos como especie y ver lo que la especie está haciendo con el planeta. Porque si nuestra especie no actúa como unidad acá no va a haber vida humana (la de los virus y las microbacterias seguirá siempre). Y dé qué manera mi arte participa y activa esa conciencia, eso no lo sabe nadie: lo hace o no lo hace. Quizás de aquí a 20, 30 o 50 años, si es que sigue existiendo la humanidad.

Uno de los «Precarios» de Cecilia Vicuña

Usted es también una gran defensora del pensamiento indígena. ¿Qué es lo que nos perdemos los que no lo conocemos?

La multidimensionalidad. El pensamiento occidental es muy reduccionista y va cohartando las posibilidades imaginativas y de conexión del ser humano con todos los otros seres y con todas las otras dimensiones. La física cuántica sí que avanza en la aceptación de múltiples realidades, pero el reduccionismo occidental ha intentado liquidar el acceso a las mismas, cuando el cerebro humano no es así. La contribución principal del universo indígena es ese modo de relación, del uno con el otro ,del uno con la tierra, del uno con lo desconocido. La exploración constante a través del ritual, de las plantas sagradas o de la organización social, considerada como un arte. Fíjate que las estructuras sociales del universo indígena son estructuras  inteligentes que han servido para la perpetuación y conservación de la comunidad. Y que cuando no ha sido así, se ha acabado con esa comunidad. Aprendamos de eso: de cómo la estructura social puede ser inteligente y benéfica.

Se ha mostrado también siempre muy comprometida con la situación política de su país. Permítame que le pregunte por qué decidió que sería más útil al mismo siguiendo asentada en Nueva York, no volviendo a él.

Vuelvo constantemente a Chile. Ahora con la pandemia, no.Pero esta es otra de esas decisiones que una no toma, sino que toma la vida por una. La razón es simple: no sé de ningún artista en Chile que viva de su arte. Tampoco sé de ningún artista que pueda vivir de la nada. Yo aprendí a hacerlo y en los lugares más inverosímiles, pero no lo recomiendo. Me habría gustado volver a Chile, hice muchos intentos, pero Chile nunca mostró apertura para aceptar el trabajo de una mujer. Eso allí todavía no es una posibilidad. Yo empecé a publicar mi poesía en 1967. El primer libro que está circulando allí de mi autoría acaba de ser publicado ahora en enero. Esa censura, esa marginación de la mujer creadora y pensante ha sido y continúa siendo muy radical en Chile.  Eso no disminuye para nada mi amor por el país. Nuestra Historia, nuestra realidad es impresionante, pero la supervivencia allí se hace muy difícil. Yo he publicado 27 libros en mi vida, casi todos fuera…

¿Cree entonces que su trabajo no es lo suficientemente conocido allí?

Así es. Pero este no es un fenómeno relativo exclusivamente a Cecilia. Es lo que Chile hace con sus mujeres.

Una de las «palabrerías» conservadas de Vicuña

Mencionó antes su serie “Palabrarmas”. El lenguaje, ¿es un buen arma?

Es un buen arma para enfrentarse a la mentira, a la desinformación, a la manipulación del sentir humano y del pensar. La lengua existe para descubrir qué estamos pensando. Esa operación de “mirar” la lengua, de “veroír” también la lengua es lo que yo vengo haciendo con el trabajo. Nunca asumí el lenguaje como algo dado. Simepre me acerqué a la lengua con la pregunta “¿esto que quiere decir en realidad?”.

¿En qué idioma escribe hoy, Cecilia?

Siempre en español. Ocasionalmente lo hago en inglés, porque ya llevo más de 40 años aquí.Pero el 98 por ciento de mi escritura es en español, e incluyo elementos de otras lenguas indígenas que he ido estudiando a lo largo de la vida porque me parece que tienen conceptos, giros y formas de decir que de alguna manera el español latinoamericano ha integrado. Pero, en otro sentido, todavía requiere más integración.

Montaje de los «Precarios» de la artista

Y cuando duerme, ¿en qué lengua sueña?

No sueño en lenguas conocidas… Pero si hay algún lenguaje -me has hecho una buena pregunta- yo creo que uno sueña en conceptos y en imágenes. Son imágenes que responden a ideas que tu cerebro dormido está explorando. El cerebro continúa trabajando aunque estés dormido porque ciertas preguntas siempre te acucian.

¿Puede el arte subvertir situaciones sociales o políticas?

¿Quién sabe? Los grandes poetas y sabios como César Vallejo señalan que el arte puede tocar las cuerdas de la emoción humana. Todos los estudios de cómo se efectúan los cambios sociales y políticos del mundo dicen que eso se produce cuando la emoción humana se involucra. En ese sentido, el arte sí que tiene un rol profundo, pero no es un rol inmediato. Es un rol de transformación del “veroír”.

Para alguien tan interesada en lo colectivo, ¿cómo entiende el trabajo individual del artista?

El trabajo artístico ha de ser ambas cosas, pero el grueso de la dedicación del artista o el poeta es la meditación en soledad. Eso no impide que yo valore, por ejemplo, el significado de mis performances, orales en mi caso desde hace décadas, que son para mí una forma de poesía improvisada, que sucede en relación con lo que está pasando en ese momento, con lo que está pasando en el contexto político, con lo que está pasando con la audiencia, con mi propia composición. Es un proceso muy inclusivo. Lo colectivo es un laboratorio, un laboratorio de trasformación.  

Su «performance» es muy experiencial, muy del momento. No se puede repetir. ¿Cómo se conserva entonces una «performance»?

No se conservan. Se conservan los testimonios, los documentos. Pueden dar pie a grabaciones de audio o de vídeo, pero eso no será nunca lo mismo que haber estado ahí. Para uno de mis libros de performances se dio pie a una cosa muy linda y fue pedirle a distintas personas que habían estado presentes en una de ellas que relataran lo que habían vivido. Y cada persona agrega una nueva dimensión a lo que allí sucedió. Eso es muy hermoso, porque invita a pensar qué o quién hace el performance. Es un universo que sucede ahí y que involucra a todos. Mis performances no son shows, por eso no se pueden repetir. Es como el agua de un río, no te puede bañar en el mismo río dos veces.

Y cuando se trabaja muy apegada a un acontecimiento, a un contexto. ¿No se puede pecar de que lo que surge de aquello sea demasiado epidérmico, tenga fecha de caducidad, se transforme pronto en “escombro”?

Es cuestión de revisar los documentos a los que dio lugar cada uno de esos encuentros. En esos performances, que son encuentros, en realidad, sucede toda clase de cosas, la mayoría de las cuales no son lingüísticas, pero que son parte de el proceso multidimensional. De esta forma, un performance está mucho más cerca de un rito que de un texto escrito. Por eso los míos no son pautados, no son espectáculos. Son participación en un acto creador.

Muestra una gran confianza en la juventud. Alguna vez ha dicho que usted no trabaja para los suyos, sino para “la niña que aún está por nacer”…

Solo creyendo algo así es posible la imaginación de todos los poetas y artistas que yo he amado y seguido a lo largo de mi vida. Cuando piensas que cada uno de ellos, en su momento, como dice Sor Juana, “amazonas de luces mil vestida”, que parecían venir como de otra dimensión, de otro universo para infectar el mundo de otras imágenes, de otros sentires. Esa es la guía. Si eso fue posible antes, será siempre posible. Y va a dejar de ser posible si la inteligencia artificial termina por dominarnos por completo o si los poderes del Estado pasan a intervenir en los seres, como está sucediendo en algunos países autoritarios como en China. La idea del control de la imaginación es de las más peligrosas que existen.

Detalle del montaje de la expo de Vicuña en el CA2M

¿Cree que la juventud actual solventará muchos de los problemas que nos acucian, como la emergencia ecológica o feminista?

Tengo fe en que es posible revertir cuestiones como estas, porque no van a tener otra alternativa, pero decir que tengo fe en que lo conseguirán, para eso debería estar mal de la cabeza. Las prediciones no sirven. Lo que sirve es abrir posibilidades.

Y la pandemia actual, ¿abre posibilidades de algo?

Es pronto para hacer lecturas positivas de todo esto. En este momento solo vemos todo lo negativo, y no puede ser sino así poque lo que hemos perdido ha sido infinito, y lo seguiremos perdiendo porque sabemos que la causa de la pandemia es la destrucción del mundo silvestre. Las señales no son buenas pero eso no quiere decir que esto tenga que ser así de aquí en adelante. Las posibilidades de un fin, de la destrucción, son cada vez más altas, pero hay que dejar siempre abierta la posibilidad de lo que se llama “lo emergente”.

Y qué le inspira más para crear, ¿un noticiero o un libro de poesía?

Yo encuentro inspiración en no prescribir, en el “de dónde viene”.

¿Qué le ronda ahora la cabeza?

Cómo imaginar frente a lo que esta pasando. Cómo imaginar una transición hacia otra realidad.

Dice que piensa mucho en la muerte, pero no en sentido negativo…

No, porque la muerte es parte de la vida. La idea de que no es vida es también occidental. En realidad todas las culturas indígenas manejan el concepto de muerte-vida. Una da lugar a la otra, en un ciclo inseparable. No amar la muerte o lo que la muerte nos da es no amar la vida. Consideremos a la muerte partícipe de lo que sucede en todo momento.

No podrá viajar a Madrid por culpa de la pandemia. ¿Conoce nuestro país?

Lo he visitado muchas veces. Lo adoro. He tenido experiencias inolvidables en España. Espero poder volver pronto.

«Ángel de la menstruación» (1973)
Cecilia Vicuña.  «Veoír el fracaso iluminado». CA2M (Móstoles). Avda. de la Constitución, 23. Coproduce: Kunstinstituut Melly-Róterdam. Comisario: Miguel Ángel López. Desde el 20 de febrero

Texto ampliado del publicado el 13 de febrero de 2020 en ABC Cultural. Nº 1.458

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