Conclusiones de ARCO 2017

La mancha de una feria…

Hoy acaba una nueva edición de ARCO, la que tuvo a Argentina como país invitado. En estos días de importantes transacciones económicas nos hemos vuelto a olvidar de la precariedad de los artistas españoles

Obra de Juan Hidalgo en el stand de Adora Calvo

No me gustaría aguarles la feria (perdón, quise decir, la fiesta; pero en ARCO, ambos términos terminan siendo sinónimos. Al menos para unos pocos). El caso es que no he podido evitar en estas jornadas de stand y pasillo acordarme del demoledor informe que días antes de que comenzara esta 36 edición hicieron público la Fundación Nebrija y la Universidad de Granada. Breve pero intenso, en él se desarrolla «de a poquito» –que diría un latino– la precariedad en la que viven nuestros artistas.

Y entonces a uno le viene a la memoria que, en la última semana, en los pabellones de Ifema, quizás se ha hablado sobre todo de galeristas (en realidad, esta es su fiesta más que la de otros), de curators y de coleccionistas. A los artistas, o bien los hemos obviado, o bien los hemos vuelto a ver como seres «muy sensibles», con una «gran capacidad creativa» (por tirar de tópicos), pero para nada como sujetos que tienen que pagar sus facturas y que más de una vez tiene dificultades para llegar a fin de mes.

En ese punto volveremos a dos de las paradojas del citado informe: la necesidad de los artistas, por un impulso vital, de seguir creando pese a que no les reporte beneficio económico, así como su gran dependencia del mercado: mejor le va a aquel o aquella que está vinculado de alguna forma a una galería, pese a que el mercado español es el que es y algunas firmas también sobreviven a duras penas.

Obra de Eugenio Ampudia en Max Estrella

De ARCO 2017 nos quedaremos con un buen sabor de boca. Yo recordaré piezas como la de Juan Hidalgo en Adora Calvo, el «Proyecto Especial» de Alicia Framis, las piezas de Cristina Garrido, de Marie Orensanz, de Antonio Ballester Moreno… Los stands de Espai Tactel, de José de la Mano, de ADN, el de ABC Cultural… Como habrán ya leído en ABC de ARCO, los expertos alaban esta edición de la feria. También la presencia de Argentina, la vuelta a los países invitados y del subcontinente. «Tenemos que latinizarnos más», parecen decirnos. Yo creo, sinceramente, que tenemos que enseñar a los coleccionistas latinos (pequeños o grandes) a entender el arte español como algo propio. Y que lo incluyan en sus colecciones. Ahí lo dejo. Quizás deberíamos ser un año -¿el próximo?- el próximo país invitado.

Durante estos días, la fiesta –perdón, la feria– aparcó por un momento las reivindicaciones en torno a un IVA del arte más bajo, a la necesidad de una ley de mecenazgo. Eso lo dejamos para el día después, para la resaca del resto del año. Y nos quedaremos esperando a que llegue de nuevo el espejismo, una nueva edición de ARCO. Ya se sabe: la mancha de una feria, con otra feria se quita.

Texto ampliado del publicado en ABC de ARCO el 26 de febrero de 2017

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