El regreso de las galerías tras el coronavirus

De vuelta a unas galerías «revueltas»

Los planes de desescalada ya permiten a las galerías recibir visitas, aunque sea limitando su aforo. Hablamos con algunas a las que el estado de alarma no les permitió inaugurar. Ellas hacen balance de un panorama nada halagüeño a partir de ahora

Diana y Gema Llamazares, de la galería gijonesa hómónima

Había ganas entre las galerías de volver a abrir las puertas. Dos meses separados de clientes, coleccionsitas y amantes del arte empezaba a pasar factura en el negocio. Aunque tampoco ha sido fácil saber cuándo hacerlo. Los diferentes decretos del estado de alarma no las mencionaba, lo que llevó a muchas a entenderse a sí mismas como «pequeños negocios» o «negocios minoristas» antes que «museos o salas de arte».

La desescalada a diferentes velocidades entre regiones tampoco ayudaba, y mucho menos los cambios de criterio o la imposibilidad de pasar de fase de Madrid y Barcelona, donde se sitúa su grueso más importante. En la capital tomaron finalmente la decisión de abrir conjuntamente desde el pasado lunes 18 de mayo  «porque lo permite la normativa, al ser los nuestros comercios de menos de 400 m2, y porque vamos a tomar las medidas de higiene y protección oportunas», señala Manuel Fernández-Braso, presidente de Artemadrid, la asociación que las agrupa. Su galería cerró tras la inauguración exprés de la obra fotográfica de Jordi Socías. La nueva decisión acaba con la necesidad de cita previa en la capital. Otra cosa, como él mismo señala, «es que todas ellas vayan a abrir».

«Free Delivery» de Democracia, proyecto puesto en marcha por la galería ADN de Barcelona

En Barcelona, Miguel Ángel Sánchez, director de ADN, y volcal de ArtBarcelona, la asociación homóloga en la Ciudad Condal, admite que «las galerías estamos haciendo lo que podemos, lo que cada uno entiende en este galimatías organizativo». Allí, no habrá pistoletazo de salida conjunto posiblemente hasta la celebración de Art Nou, su festival de arte joven, que este año se adelanta al 25 de junio. Él retoma donde la dejó la presentación de la obra última de Carlos Pazos, que poquísima gente vio.

Sin embargo, dos meses con las persinas echadas no significa que la actividad en el seno de estos negocios haya cesado: «De puertas adentro, no hemos podido recibir a clientes y amigos, pero hemos estado muy en contacto con artistas y coleccionistas», confiesa Fernández-Braso. Gema Llamazares, en Gijón, ya hace una semana que muestra –por haber entrado Asturias mucho antes en Fase 1– la exposición de Guillermo Peñalver que la pandemia le impidió mostrar:«Durante estas semanas producimos algunos vídeos sobre la muestra para mantenerla viva, aunque fuera de forma virtual. Y hemos seguido realizando ventas, aunque el número haya caído considerablemente. Incluso yo misma he adquirido obra de José María Sicilia».

Manuel Fernández-Braso, presidente de Artemadrid

Es cierto que cada firma ha empleado estrategias distintas: ahí están las exposiciones virtuales que durante estos días ha ido generando Sabrina Amrani. O el programa Íntimo, de Max Estrella, con piezas específicas de vídeo sus artistas (La Ribot, Duane Michals, Aitor Ortiz…) sobre el confinamiento. Álvaro Alcazar puso en marcha Mi Casa, recopilando trabajos no solo de sus representados para hacer una cita virtual sobre la necesidad de confinarse. Colección Cerradura, de Espacio Valverde, mandaba instrucciones, confeccionadas por sus artistas, para generar nuestra propia obra de arte…

Y el propio ADN ha desarrollado dos propuestas que le han salido bien rentables: de un lado sus Take Away, que no deben entenderse como newsletters al uso sobre sus artistas, sino que estos informes contenían información enriquecida; y sobre todo, las tres propuestas de Free Delivery (de Eugenio Merino, María María Acha-Kutscher y Democracia), con los que fomentar –gratis– el coleccionismo con tiradas limitadas de obras que el internauta recogía en las redes de la galería y tenía que imprimirse en casa para hacerse después con el certificado de autenticidad: «Poca broma –señala Sánchez–. Esto nos ha terminado reportando ventas. Sin embargo, yo creo que nuestro acierto estratégico ha sido centrarnos, no en los clientes de Madrid o Barcelona, sino en los del norte de Europa, donde a la gente le han seguido dejando ir a restaurantes. La sensación de fin del mundo de los mediterráneos católicos no la han tenido allí».

Obra de Guillermo Peñalver en Gema Llamazares

Sea como fuere, lo digital ha sido fundamental para estos negocios. Y por allí podría llegar una revisión del modelo galerístico: «Nosotros nos estamos planteando empezar a trabajar con plataformas tipo Artsy, porque creemos que va a ser necesario, sobre todo, si siguen cayendo ferias». Quien así se expresa es Goyo Villasevil, de Swinton & Grant, un espacio que ya es en sí una revisión del modelo tradicional, en cuanto que combina una librería con una sala de exposiciones, y que incluso reclama una plataforma de esas características «genuínamente española». Su sede es desde ayer hogar de nuevo para el trabajo de Andrés Senra.

Desde ADN, pronto habrá que acabar con «el tabú arte-comercio» y empezar a contar con fondos atractivos y atemporales en las webs, paralelos a lo que se muestra en sala. Llamazares considera Internet una «herramienta maravillosa», que «enriquece pero que no puede ser vista como una tabla de salvación», porque el arte se disfruta cara a cara, «que es también como se cierra una venta»: «No nos engañemos, el que te compra en la web es porque te conoce a ti y al artista previamente». De opinión similar es Miguel Ángel Sánchez: «Es como las ferias on line, otro parche, porque nosotros no somos mercaderes, no vendemos productos estandarizados. En un mes largo, en la web hemos hecho tres contactos. Genial. En tres días, de una feria te vuelves con 20 tarjetas».

Miguel Ángel Sánchez, director de ADN

Por descontado que el panorama no es nada halagüeño. Aunque no hay datos oficiales, las asociaciones de galerías reconocen que «buena parte» de estas empresas se han acogido a ERTEs. Y el apoyo de las administraciones ha sido muy desigual:«Sí que nos hemos sentido apoyados por la administración regional, que se comprometió a compra directa de obra por medio millón de euros, y la local, que va más lenta, pero que está en contacto constante con el sector –expone Fernández-Braso–. Lo que sí que nos sentimos es poco comprendidos y desprotegidos por la enorme  falta de sensibilidad del Ministro hacia el sector».

Las programaciones se han visto también alteradas, aunque ese es el mal menor. Casi todas las galerías están tendiendo a reajustarlas para que nadie salga perjudicado. Y se imponen las muestras colectivas en un deseo de ganar tiempo. Así, Utopia Parway ha retomado a Fede Granell, mientras que Casado Santapau acorta la duración de Waldo Ballart. A ninguna de estas firmas les dio tiempo tampoco a mostrar sus propuestas.

Fotografía del proyecto de Andrés Senra en Swinton & Grant

Pero lo que está por llegar es aún una incógnita: «En buena medida, aún estamos en la inercia de ARCO, cerrando acuerdos. Pero hasta otoño, hasta la rentrée no veremos cómo incide todo esto e nuestra actividad», piensan desde ADN. «Olvídate de citas previas –apuntan desde GemaLlamazares–. Las llamadas las estamos haciendo nosotras. Espontáneos, no hay. Habrá una criba de galerías, seguro. Este año dará pérdidas. Pero para tener pérdidas tienes que tener un colchón y estar dispuesto a perderlo».

Para Villasemil, «el modelo seguirá siendo válido para los coleccionistas. Lo que tiene que cambiar son las “actividades” para los aficionados al arte». Justo todo aquello que potenciaron las galerías en su penúltima reinvención: charlas, presentaciones, acciones puntuales… Queda más tocada su dimensión de difusores de cultura que la de mercado. «El modelo va a tener que estar más pendiente de lo local y nacional –precisa el presidente de Artemadrid–. No podemos permitirnos ser tan agresivos económicamente como antes. Tenemos que recuperar la escala humana que se perdió en los últimos años». Y a vivir en la incertidumbre, al menos los próximos meses: «Habrá que acostumbrarse, aunque esta no es buena para nada, pero llegaremos a donde nos quieran llevar nuestros públicos». Ganas no faltan. 

Sergio Bang y Goyo Villasevil, responsables de Swinton & Grant

Texto ampliado del publicado en ABC Cultural el 23 de mayo de 2020. Nº 1.426

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