«Desmenuzo lo que no comprendo. Y no entiendo prácticamente nada de este mundo»
Nada se le resiste a Emmanuel Lafont: ni la ilustración, ni la autoedición, ni la gestión de espacios, ni la música. Ahora, a la espera del próximo salto, se refugia en sus libretas de dibujo. Su obra «dará que hablar» en más de un rincón

Nombre completo: Emmanuel Lafont. Lugar y fecha de nacimiento: Nací en Buenos Aires, Argentina, el 2 de agosto de 1980 (un mes antes de lo que preveían mis padres). Residencia actual: Llevo viviendo en Málaga desde hace más de 15 años. Estudios: Estudié Bellas Artes en la Universidad de Córdoba (Argentina). Ocupación actual: Trabajo como artista visual y representador de ideas.
Qué le interesa. Me gusta hablar de lo que me rodea, y, aunque el abanico sea infinitamente amplio, todo siempre gira en torno a lo mismo: desmenuzar aquello que no comprendo. Y, por comprensión, no entiendo practácticamente nada de este mundo. Quiénes somos, para qué estamos aquí… ¿Por qué tenemos la necesidad de dejar una huella? Entonces me observo, y analizo. Cada cambio de humor, cada nuevo pensamiento, ¡me resulta apasionante! Nuestras relaciones con el entorno y con nosotros mismos. La soledad, los rituales, las dependencias, lo real y lo inventado. El paso del tiempo. El desamor. La muerte. El absurdo. Esos son mis disparadores. Luego me enredo en el propio lenguaje plástico: el dibujo y la instalación son mis códigos preferidos. Pero disfruto colaborando con otros artistas de diferentes disciplinas. Investigar sobre qué sucede en mi cabeza mientras una idea se materializa, el diálogo que se genera con ella y con el espacio donde se mostrará, son otros de mis intereses comunes en cada propuesta.

De dónde viene. He tenido la suerte de participar en varias exposiciones y proyectos en países como Argentina, España, Italia, Alemania, Bélgica, Senegal y Estados Unidos. Actualmente trabajo para la galería Yusto/Giner en Marbella, donde inauguré la exposición «Espacios invisibles», a finales del año pasado; y para la galería 6A en Mallorca, con los que colaboro habitualmente en el campo de la litografía y también con piezas únicas, como fue el caso en la exposición «#mira», de la mano de Oriol Angrill y Nauzet Mayor.
Hasta el mes de julio estará expuesto el proyecto «Isla» en la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo de Málaga. Y, por destacar, podría hablar de otros muchos, porque cada uno siempre ha tenido algo que lo ha hecho especial… Uno de mis favoritos ha sido el «Bestiario Floral», junto a Pablo Caro Revidiego. Fue un proyecto becado por el Programa Iniciarte, de la Junta de Andalucía, en el que desde la producción de cada pieza, hasta el diseño expositivo, fue concebido expresamente para el espacio donde fue expuesto.

Supo que se dedicaría al arte desde el mismo momento en que… Pisé la Universidad. Dibujo desde que tengo uso de razón. ¡Nunca dejé de hacerlo! Pero es verdad que jamás me lo había planteado como profesión hasta mi primer día de clase en la Universidad. Aquel día supe que había sido la mejor decisión hasta el momento. Y tuve muy claro que no podría deshacerme de esa especie de adicción que había experimentado. Con el tiempo, con las dificultades y con las crisis existenciales, también han aparecido las dudas y las inseguridades… A veces incluso he bordeado el hastío. Pero cuando me imagino mis manos quietas, como adormecidas, vuelve esa oleada interior de aquel primer día; me atropella y me arrastra con una inercia que se escapa a cualquier toma de decisión racional. Es algo que no puedo evitar.
¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el mundo del arte para «sobrevivir»? ¿Raro? Pues no tengo la idea de haber hecho nada raro. Todo ha sido desde abajo y con mucho esfuerzo e ilusión. Tengo la sensación que todo ha sido muy natural y progresivo.
Empecé como la gran mayoría, compaginando el arte con trabajos que no tenían nada que ver con él. Luego me puse a vender reproducciones de mis dibujos en la calle, al lado del Museo Picasso y, al mismo tiempo, minaba la ciudad de pegatinas y murales en las calles. Tuve la suerte de empezar a colaborar como ilustrador con Narita Estudio y Stone Designs…
Luego vinieron otros estudios y agencias de publicidad. A esa altura ya vivía de lleno de lo que generaba mi trabajo. Y al mismo tiempo, junto a Pedro J. Okña y con la ayuda de muchos amigos y artistas (visuales, músicos, escénicas, escritores…), empezamos a gestionar nuestra propia casa como espacio alternativo donde se hacia teatro, conciertos acústicos, encuentros multidisciplinares, y muchas otras cosas. Fue una etapa muy bonita, llena de gente y actividades. Después de varios años, decidí centrarme de nuevo en mi propio campo y volver al dibujo como médula espinal de mi vocación. Entré en el mundo de las galerías. Y aquí sigo…
Su yo virtual. Me declaro absolutamente fan de Instagram. Es la red social en la que paso más tiempo. Aunque intento que no se convierta en algo obsesivo. Procuro colgar una foto diaria y no reparo en mezclar mi yo profesional con el personal. Antes de ser artista, soy persona y, como tal, me influyen los viajes y mi entorno cotidiano. Así que no dudo en mostrar ambas caras. También es la red que más consulto para ver trabajos de otros artistas, contactar con ellos, colaborar, hacer intercambios e incluso vender.
También estoy en Facebook y Twitter, pero los llevo al día por tenerlos sincronizados con Instagram. Y Spotify. Aunque no sea una red como tal, está muy presente en mi vida y en mi trabajo, ya que voy creando playlists públicas donde está toda aquella música que uso para trabajar. Para encontrarme podéis hacerlo desde mi página web o poniendo mi nombre en los buscadores.

Dónde está cuando no hace arte. Siempre y cuando me motive el proyecto, participo en todo lo que está a mi alcance. Las charlas y talleres es otra de las actividades con las que me relaciono. Actualmente tengo un grupo de trabajo en mi propio estudio/casa. Es un taller semanal que no tiene una fecha de cierre, sino que vamos trabajando según la necesidad que tiene cada uno, sin perder de vista el aspecto de investigación. Lo hemos bautizado como Laboratorio de Arte, justamente por ese carácter experimental. Y está abierto a personas de cualquier edad, ya sean profesionales del arte o no.
También colaboro con el Centro Andaluz de las Letras, dando charlas en colegios de toda Andalucía.Y aunque ahora mismo no esté publicando nada, sí he editado mis propios fanzines, he participado en otros y lo haré siempre que pueda. ¡Me encanta el mundo editorial! Y cada vez que me proponen ilustrar una portada o un cuento, lo disfruto como un niño pequeño.
Hace unos años, tuve el grandísimo honor de que la editorial Canica Books, me editara mi primer álbum ilustrado «La otra mitad», ¡y no descarto que algún día me vuelva a meter en un proyecto similar!

Le gustará si conoce a… El culpable principal de que hoy estemos hablando de esto, ha sido M. C. Escher. Me enamoré de su universo cuando tenía 14 años (aún conservo el recorte del periódico donde salía una de sus litografías). Y sigue siendo mi artista favorito por excelencia. Bruno Ernst, Magritte, Edward Gorey, Borges, Italo Calvino, Sábato, Edwin Abbott Abbott, Pink Floyd, Portishead, Chet Baker, Bjork, Benjamin Clementine, Tim Burton, Lynch, Jim Henson, Wes Anderson… son sin duda referentes.
Artistas del panorama actual hay otros miles: José Luis Puche, Stephanie Johanet, Miki Leal, Tomohito Saito, Calebhahne, José Carlos Naranjo, Almudena Fernández, Victoria Maldonado… ¡Y podría seguir!
¿Qué se trae ahora mismo entre manos? Ahora mismo estoy en medio de una etapa de investigación y juego. He decidido, después de la locura que fue el año pasado, calmarme un poco y mirar más hacia adentro. Llevo unos meses en los que mi producción se está centrando en mis libretas de bocetos. No quiero condicionarme por la obsesión de «y esto dónde lo expongo y cuándo». No sé que saldrá de ahí… Ni siquiera estoy seguro de que deba salir nada. Pero es algo que necesito. Estoy en mi fase más autobiográfica hasta el momento. Jugando con los límites de la intimidad, homenajeando a golpe de lápiz y tinta a todas aquellas personas que forman parte de mi vida.
Obviamente no me cierro a otras propuestas. De hecho, aunque esté en esta fase más tranquila, he participado en una exposición de gafas customizadas para la gente de Laveta Eyewear, he ilustrado un par de portadas de libros y estoy a punto de embarcarme en un proyecto que tiene que ver más bien con la música…

¿Cuál es su obra favorita hasta el momento? Tengo tendencia a desprenderme emocionalmente de todo lo que hago y criticarlo hasta el punto de hacerlo añicos. Es la única forma en la que creo que siempre puedo superarme. Pero, al mismo tiemp,o hay trabajos que se te quedan ahí con el regusto melancólico de lo que han representado. Eso hace que también aquí no pueda decidirme por uno en concreto. Puede que «El perchero» sea de las últimas piezas que aún me pellizcan el estómago cuando pienso en ella… Pocas veces he llorado tanto al mismo tiempo que dibujaba.
¿Por qué tenemos que confiar en él? No soy yo quien puede responder a esa pregunta. Mi trabajo es producir. No puedo ser crítico objetivo, y mucho menos si debo compararme. ¡Ni siquiera me planteo si quiero aportar algo nuevo en el mundo del arte! Sólo quiero trabajar desde mi verdad, desde la emoción y con un amor incondicional por el oficio… Donde la obra va por delante de quién la ejecuta. No me interesa ser ni un artista de moda, ni un personaje mediático, ni amigo de ningún político.

Texto publicado el 10 de junio de 2016