Ángel Cuadra: “Quizás sea incómodo exponer aquí, pero se encuentra un extraño placer en ello”
El reportaje “Okupas y fisgones” me dio pie a hablar con Ángela Cuadra, que nos explicó qué es y cómo funciona su SALÓN, uno de los proyectos privados más reducidos pero también más frescos de los que se desarrollan en Madrid, y que tiene como emplazamiento su propio domicilio

¿Cómo definiríamos lo que es SALÓN?
Me quedo con la definición que da Wikipedia de ese vocablo. Es algo escueta, pero me parece que se ajusta bien a lo que quiero transmitir: “El salón es una habitación espaciosa destinada a ser el centro de la vida social en una vivienda, así como a recibir a los visitantes”. Es un espacio público dentro de un entorno privado. Por otro lado, están las resonancias de los salones históricos, los salones filosóficos y literarios de finales del siglo XVIII, o los de pintura del XIX, estructuras en decadencia que piden a gritos ser reactivadas bajo una nueva vida. Más modesta y lúdica, en este caso.
Recientemente me topé con el concepto de lo asíncrono, en Diseño y delito, de Hal Foster, quien lo toma a su vez de Benjamin, y me parece una palabra que define bien la estrategia de SALÓN. Y cito: “Según Benjamin, para los surrealistas, frecuentar estos espacios pasados de moda, era estimular “las energías revolucionarias” que allí estaban atrapadas”.
¿Cómo, cuándo y por qué se te ocurre poner en marcha algo así?
Bueno, esto no es nuevo. Proyecto Rampa lleva muchos años invitando a artistas a trabajar y exponer en su lugar de trabajo. También están las sesiones de arte sonoro Sound is Virus, que organiza Arash Moori en su casa-estudio, las residencias Sweet Home de Hablarenarte, Felipa Manuela… De alguna manera, el hecho de que de un tiempo a esta parte hayan surgido espacios de estas características en Madrid ha sido un gran estímulo para montar SALÓN. En cuanto al cuándo, podría decir que fue cuando invité a Bernardo Sopelana, hace ahora un año, a hacer un proyecto en mi salón (con minúscula. Entonces no había pensado ni el nombre) y aceptó sin condiciones.

Las muestras presentadas hasta ahora en SALON han sido comisariadas por terceros. Pero, ¿cuál es el proceso para participar?
Yo elijo al comisario, y este tiene toda la libertad para mostrar lo que quiera, dentro de las limitaciones lógicas que tiene el espacio. Normalmente, quien va a participar ya conoce el terreno que pisa y acepta esto como parte del proyecto.
¿Existe algún tipo de contraprestación económica en todo esto o se hace “por amor al arte”?
Tenemos nuestras vías de financiación. Se cubren gastos de producción, eso siempre, y a veces sale un pequeño fee para los participantes o sus viajes, si los artistas tienen que desplazarse a Madrid. En alguna ocasión hemos conseguido esponsor… Cada vez van surgiendo cosas nuevas. Pero para mantener una cierta independencia, creo que es bueno contar con lo que tienes a mano y no intentar abarcar más de lo que humanamente se puede hacer. En ese sentido, Kato, mi marido, y nuestros vecinos del piso de arriba -Rosario Trillo, Irene de Andrés, Theo Firmo y Alisha Buttke- prestan una ayuda sin la cual todo esto sería inviable. Quizá para muchas cosas lo que hace falta es cooperación y no dinero.
¿Se ha planteado Ángela Cuadra lo de ser comisaria de alguna de las muestras futuras?
No me lo planteo así, a priori, pero sí pienso en algunos artistas a los que me gustaría invitar a título personal.
Las muestras tienen una duración muy, muy corta. ¿Se debe eso solamente a que este no deja de ser tu estudio o a otro tipo de estrategias?
Principalmente es por eso mismo, porque este es mi estudio y esta es mi casa. Por otro lado, el número de visitas se reduce bastante en el segundo o tercer día de exposición (cuando hemos abierto tres días). Se hace necesaria una táctica de acción que canalice un buen número de visitas en el mínimo lapso de tiempo.
Un salón no es una galería o un museo. ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de esto?
La principal ventaja es la libertad absoluta, dentro de unas limitaciones que son ajenas al mundo de la institución arte (hay niños correteando, las paredes pueden tener restos de pintura, el suelo está desnivelado…). El primer contacto con un espacio marcado por unos usos cotidianos, supongo que hace que uno entre en una especie de juego, como cuando caminas por la calle sin pisar las juntas de las baldosas. Es algo incómodo, pero encuentras un raro placer en ello.

¿Y cómo influye en tu día a día como artista este transitar de otros artistas, de comisarios? ¿Te quita tiempo o te lo enriquece?
Es agradable tener a gente en casa, comer con ellos, hablar, pensar la expo… Y luego convivir con las piezas durante unos días. Es muy placentero.
¿Qué es lo que ha pasado hasta ahora por ese SALÓN?
En cuanto a comisarios, han pasado, por orden de aparición, Bernardo Sopelana,Daniel Silvo, Ángel Calvo Ulloa y Alexis Callado. Los artistas han sido Pep Vidal, María Cerdá Acebrón, Jose Luis Cortés Santander, Misha Bies Golas, Carlos Maciá, Antonio Ballester Moreno y Abdul Vas.
¿Cuál será el próximo proyecto que se verá allí?
SALÓN funciona sin un programa a largo plazo. Me gusta actuar por sorpresa. Además, en ese cruce entre mi vida privada y los actos públicos de SALÓN, se solapan muchas variables que hacen que sea difícil predecir cual será el próximo acontecimiento.
En cuanto al visitante, ¿quién se acerca al SALON de Ángela Cuadra? ¿Es su SALON ya un espacio más del circuito?
Pues son nuestros amigos, y amigos de amigos, y amigos de los amigos que invitamos a participar. Una multitud de amigos.
¿Cómo es el futuro a medio plazo de este SALÓN?
Hay un proyecto embrionario para hacer unas residencias, pero aún es un poco pronto para hablar de ello.
