«Me encantaría que Madrid “se empapelara” en lo sucesivo tanto con dibujo como con estampa»
Víctor del Campo lleva 30 años ligado a la obra sobre papel. No en vano, fue director de Estampa en sus primeras ediciones, un arco que le ha llevado a poner en marcha Gabinete, otra feria sobre la disciplina que ensancha sus horizontes y que mañana celebra su tercera edición

Sin duda, su nombre está asociado al del arte sobre papel en España.
Pasa el tiempo y ya puedo decir que llevo 30 años dedicado al papel. He hecho guiños a otras disciplinas, como el videoarte. He llegado a producir espectáculos de flamenco que han lanzado a estrellas. He picado porque me gusta la cultura en su conjunto. Y todo está conectado. Pero nadie podrá discutirme que hay una línea clara en mi labor de defensa del arte sobre papel, con diferentes estrategias como la de 1992, a través de esa magnífica feria que fue Estampa para la obra gráfica y el papel: exposiciones, premios, concursos, becas… Y ahora, con lo que empezó en 2016 dentro de una estrategia “secreta”, pues no se trataba de soltar de golpe todo lo que yo tenía en la cabeza…
¿A qué se refiere?
Yo siempre quise poner en marcha una gran semana dedicada a las artes que giran en torno al papel, pero quizás si lo planteaba de primeras podía asustar a algunos. Por eso empezamos con una feria, Gabinete, discretamente, en un lugar emblemático, apostando por la calidad y poquito a poco. Si de algo me he dado cuenta en estos treinta años es de que lo importante es empezar, no tanto epatar. Por eso el primer año nos centramos en la feria, en el segundo, en 2017, se mejoró el montaje, que se criticó mucho en la primera edición. Nos fijamos demasiado en las apariencias y poco en que allí había unos tiépolos maravillosos, más allá de lo que ofrece solo el Palacio Real; que había unos dureros extraordinarios… Y la segunda edición apostó también por una mayor calidad todavía, ya con un montaje de Juan Herreros, un poquito más de presupuesto…
Presupuesto privado, si no me equivoco.
Así es. Eso hay que matizarlo. Aquí no hay ningún tipo de ayudas públicas y, casi te diré que mejor, si bien es cierto que ha habido épocas que se ha hecho mucha cultura de calidad gracias a esas aportaciones públicas, que considero que en un país como España tienen que seguir existiendo, sobre todo hasta que no se cree una ley de mecenazgo en condicciones. El problema es que ahora mismo, eso no lo suple ni el ayuntamiento, ni las comunidades autónomas, ni el ministerio, puesto que ya no aportan nada. Y si lo hacen es para darte cantidades irrisorias por las que luego necesitas dedicar seis meses a hacer papeleos para que se efectúen los pagos. Nosotros nos mantenemos con lo que pagan los expositores en la feria, «a la americana».

El caso es que ya en el segundo año empezaron a desbordar sus propios límites…
En el segundo año ya conseguí activar una nueva pastilla que era la que conectaba al ciudadano con el arte sin tener que pasar por el mercado. Eso eran los Gabinetes Abiertos. Y gracias a los medios de comunicación, aunque no fueras a visitarlos, llegabas a ser consciente del patrimonio con el que contamos en torno al papel y la estampa en Madrid, y que la gran mayoría desconoce. Y ya no solo museos. Pensemos en el Banco de España. O el Museo Naval, esto es, el Ejército. Y en este tercer año, me he envalentonado: la feria pasa de 500 a 1.500 metros cuadrados; Gabinetes abiertos pasa de uno a cinco días… Ya sí que podemos hablar de una Madrid Paper Week.
Lo del nombre en inglés me lo va a contar a continuación…
Porque quiero que sea atractiva no sólo para los madrileños y los españoles, sino también para todos los amantes del papel de Francia, de Alemania, de Portugal, de Inglaterra… Eso ayuda a internacional el proyecto.
Entonces la feria solo era una excusa.
Era el germen y el motor económico para que la Madrid Paper Week fuera posible. El arte sobre papel en este país no ha sido muy bien considerado. Tenemos muy poco fonde de dibujo antiguo, quizás el mayor contenedor sea la Biblioteca Nacional, porque las obras de esta naturaleza que hacían los grandes maestros eran material que se usaba para que sus aprendices aprendieran a dibujar. Se sobaban, se acaban rompiendo y desaparecían. Y luego se sostiene la idea de que nuestros grandes artistas eran más de dibujar directamente sobre la obra final antes de pintar. Yo esto no me lo creo tanto. Y no había coleccionistas de dibujo, se contaban con los dedos de la mano. Eso no pasaba en el extranjero. Se dice que el Papa Julio II, con el cuerpo aún caliente de Miguel Ángel, ordena entrar en su estudio y requisárselo todo. Fíjate de dónde viene ese gusto por el papel. Es histórico.
¿Y el suyo personal?
A mí me viene de manera natural. En mi contexto familiar el arte era muy importante. Y me marcho a California a hacer un máster en Berkelay y allí descubro el Kala Art Institute. Aquello fue una experiencia extraordinaria y me hace darme cuenta de lo mucho que falta por hacer en España y del dinero que movía todo eso. Ellos ya hacían gala del espíritu con el que nació la obra gráfica, que es el mismo con el que nace la foto y mucho antes el invento de Guttenberg: reproducir una obra y llegar a más gente. Por eso el eslogan de Estampa era “Arte contemporáneo al alcance de todos”. Yo quería hacer una feria en la que pudieras encontrar a los mismos artistas de la única feria que había entonces que era ARCO, pero con obra que sí que te pudieras llevar a casa, más cercana.
Esa es la siguiente pregunta: ¿Por qué Gabinete no es Estampa?
Primero porque han pasado dos décadas. ARCO ya no es la única feria de arte que hay en España. La situación económica tampoco es la misma. Y el arte entonces estaba “desgraciadamente” de moda. Me refiero a que no se acudía a él por admiración, cultura y conocimiento sino, porque era lo que pitaba. Estampa pretendió ser una feria “más humana”. Un Yves Klein tiene que valer lo que vale, pero gracias a la obra gráfica tú puedes tener obra de artistas tanto o más grandes por precios más asequibles. Pero mi interés era mucho más perverso: generar un acontecimiento para que los medios de comunicación durante una semana hablaran, por entonces, de la estampa, porque ese fue el verdadero favor que hizo esa feria. Como ARCO, aquí no se ha dinamizado nada en cuestión de ventas, pero se ha ido mentalizando al público de que el arte es importante.

Me interesa su visión del mercado.
Me interesa mucho como instrumento. Una feria es un instrumento para llamar la atención sobre algo. Lo que ocurre es que en el ejercicio de ese instrumento te tienes que encargar de que las galerías que acuden a esa feria vendan, o no habrá instrumento. Y las galerías han seguido respaldando Gabinete hasta el punto de contar ya con lista de espera; de poder hablar de una Madrid Paper Week; de cinco días de Gabinetes Abiertos; de una feria mucho más grande, que además rompe barreras. Eso es lo que yo quiero: que se hable de arte de calidad, de garantías. Una feria tiene que ser un lugar en la que el galerista me trae la novedad que no encuentres en el mercado, y en el que la calidad prime por encima de épocas, de tendencias, de conceptos o modas. Y ahí tienes desde la pequeña Pasión de Durero en una primera edición, que perteneció a la Casa de Sajonia-Coburgo a 80.000 euros, a una cuarta edición de Goya por 900, que viene de su plancha original. Y al lado de eso, incorporaciones que ninguna otra feria se habría atrevido a hacerlas…
Póngame ejemplos…
Incorporaciones fundamentales dentro de la feria, como el pabellón dentro del programa oficial dedicado a artistas consagrados, como pueden ser Javier de Juan o Ouka Lele, artistazos conocidos por todos pero que se encuentran en la cincuentena y, aunque no les va nada mal, las galerías no les hacen caso.
Eso suena al Tercero de Velázquez.
Es que Las tentaciones de Velázquez surge de ahí. Es un guiño que se le hace a Julieta de Haro por el trabajo fundamental que está realizando. Es importante que desde una feria como esta se apoye a firmas como Kaylus o Artur Ramon, con unas parecelas que nadie les va a quitar, y combinarlo con otro tipo de guiños. Como el que hacemos también este año a la Colección Solo. Ellos incorporan el final de un discurso histórico, y eso me encanta, porque el “recorrido” en la feria comienza con el arte del siglo XV y culmina con el arte digital, arte recién hecho para ser presentado en Gabinete. Pero es que además creo que hay que ser generoso por obligación. Si tú tienes algo estupendo en lo que va a estar la gente más estupenda, eso tiene que servir para que los que aún no forman parte del sistema puedan ir entrando. Y eso es el Open Portfolio.
Una colaboración con la Universidad.
Y eso, que a mí me conste, no lo hace ninguna feria del mundo; en este caso, con la Universidad Complutense, para que durante dos días, las mañanas del sábado y el domingo, una selección de artistas que ya han acabado la carrera y el máster, y que han sido preseleccionados por la institución, tengan su primer contacto con comisarios, galeristas, coleccionistas. Y eso puede dar pie a relaciones extraordinarios: compras, fichajes… A ello se une la existencia de una beca que lleva mi nombre que permite al ganador gozar de una residencia en el taller experimental de gráfica de La Habana, en Cuba, que no está nada mal. Ahora se marchan en septiembre dos artistas ganadores de un open porfolio que celebramos en Cuenca en 2017: Lola Fernández Corral y José Gracia.

¿A qué se debe el cambio de sede de una feria que tiene asumido que no quiere crecer demasiado?
Tenemos poco espacio, este año bastante más. Nos tuvimos de marchar de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que es nuestra casa madre, con la que seguimos estrechamente vinculados y a la que esperamos volver de una forma u otra. La muestra que estos días celebra sobre Eusebio Sempere es una iniciativa compartida y forma parte de la programación del Madrid Paper Week. Teníamos pues un problema de espacio pero también de fechas. Su calendario nos obligaba a trasladarnos a junio o julio, que consideramos un mes muy malo para la feria. Milagrosamente encontramos un lugar fantástico, céntrico, vinculado a la cultura y con nuestras fechas en el Centro Cultural de la Villa, actual Fernán Gómez. Fíjate lo que son las cosas que ese fue el primer escenario que yo deseé para Estampa. Pero es que Estampa ocupaba 12.000 metros cuadrados. Aquí ocuparemos 1.500 en un concepto boutique.
Otra cosa que distingue a Gabinete es que no se aplica: te invitan a participar. ¿Qué diferencia a lo uno de lo otro?
Permite controlar la selección de una manera mucho más cuidada. El noventa por ciento de las firmas presentes llegan por invitación, pero también hay casos de galerías que solicitan participar, y que estudiamos, ¿cómo no lo vamos a hacer? Así han entrado dos. Y la lista de espera actual es de firmas que han llegado de motu propio. Este año tenemos diez expositores más. Se queda mucha gente fuera y eso da cierto gustillo.
¿Quién está detrás de Gabinete?
Gabinete no se puede entender si Artur Ramon, sin Albert Martí Palau (galería Palau Antiguitats), sin Fernando Cordero (La Caja Negra), sin Caylus, sin Ana Chiclana… Sin el equipo de fundadores de la primera edición. Somos un equipo que se ha configurado en tres años de gente muy trabajadora. Y tengo que destacar el papel de Verónica Domingo Alonso como comisaria, y el haber vinculado a gente muy buena, a equipos como el de GSADE, el Gabinete de la Sociedad de Amigos del Dibujo y la Estampa, que es quien está detrás de todo, con Raquel Ramos al frente, y el Estudio Herreros de arquitectos, que humaniza el recorrido con su trazado. Todos estamos creciendo en conjunto en torno a la asociación, cada vez con más miembros, que de manera independiente, sin estructura de club y mucho menos de empresa, lo que la mueve es un amor incondicional por estas disciplinas.

¿Aquello que tenía usted en la cabeza es todo lo que ofrece el proyecto este año o puede crecer más?
Espero que así sea. La semana tiene mucho más recorrido. Está ahora asentando sus cimientos. Yo no soy de los que dicen que una cosa es el mercado y otra el arte. La feria ya está consolidada. Otro anclaje son los gabinetes abiertos. En este sector, mi más absoluto reconocimiento a la labor de los conservadores, y creo que somos la única feria que en el día previo a la inauguración hacemos un pase para este tipo de profesionales. Toda la parte de dinamización de las nuevas generaciones (porfolio, los premios…) son importantes… Pero hay cosas por hacer. Me encantaría que Madrid “se empapelara” en lo sucesivo tanto con dibujo como con estampa: que las galerías programaran exposiciones en paralelo, que se involucren grandes instituciones internacionales (algo que se consiguió con Estampa cuando demostramos que trabajábamos bien). Si me gustaría mencionar como anécdota que ya el año pasado, coincidiendo con Gabinetes Abiertos, en La Habana, su museo de Bellas Artes participó abriendo sus fondos. Lo bueno es que ya no soy yo y mi idea, sino muchos más con una misma idea.
He de preguntarle ahora por qué Gabinete no es Drawing Room Fair, una feria dedicada también al dibujo y con la misma antigüedad de tres años.
Ojalá hubiera 20 ferias dedicadas a la disciplina en España. Eso significaría que nuestro mercado goza de una salud extraordinaria, que el resto de ciudadanos tienen más información y respeto sobre la obra sobre papel. Podemos poner como ejemplo una ciudad como París o Londres, en las que no exagero si digo que cada mes hay una feria relacionada con el papel. Ambas ferias buscamos lo mismo: la admiración por el papel; y lo bueno es que la personalidad es completamente diferente: Drawing Room apuesta por las últimas tendencias. Nosotros también, pero unido a un discurso de seis siglos. E incluso mucho más: yo repito mucho que hay una pirámide que ha colocado siempre en la cúspide a la pintura, luego la escultura y, según desciendes, al papel en la base. Nosotros invertimos la pirámide. Y como no quiero que haya ni barreras de tiempos, épocas o técnicas, damos entrada y nos permitimos el lujo de introducir obras maestras de otras disciplinas. De ahí la coletilla en el nombre de la feria de “fine arts”. Y en pintura vamos a tener aquí cuadros maravillosos, de museo, de Divino Morales, Corrado Giaquinto, Vicente López, escultura asiática del siglo VI a. C., piezas de arte egipcio… Cosas que enriquecerán la feria.
Curiosamente, Drawing fue la feria que más pinchó en lo que a ventas se refiere en febrero. ¿Eso obsesiona desde aquí?
No me importa decir que los coleccionistas en España de arte contemporáneo y su existencia son una leyenda urbana. No hay tantos y los que tienen piezas de categoría museo se cuentan con los dedos de una mano. Buenos coleccionistas, no línea museo, en un escalón inferior, puede que tengas 20, y a partir de ahí, aquí consideramos coleccionsta al que se gasta 15.000 euros al año en arte, que es el presupuesto que en Inglaterra o EE.UU. tienen muchos señores para decorar su casa. ¡Hablemos con propiedad! El sector del coleccionismo aquí aún sufre las consecuencias de la crisis, que ha dejado en la calle mucha obra tirada de precio, artistas sin aval porque la galería de turno cerró… Nuestro perfil de coleccionista en España, de vez en cuando compra contemporáneo. Somos conscientes, pues, que esa dimensión de la feria nos va a costar más dinamizarla en cuanto a ventas. Y sobre todo porque solo queremos que estén los mejores, en un país en el que además tenemos 40 ferias de arte contemporáneo, algunas con la participación gratuita. Ahora bien, también te diré que la única feria en España en 2017 en la que se pudieron vender obras por encima de los 50.000 euros fue en Gabinete. Y desearía que así fuera en las otras.

Su feria, ¿es entonces para iniciados o para expertos?
A mí que compre un experto me parece estupendo, pero nada me puede hacer más ilusión que se inicie un coleccionista. La feria se dirige absolutamente a todo el mundo, ahí mantengo el espíritu de Estampa. Yo quiero irme a casa con la tranquilidad de que el visitante pagó el precio que tenía que pagar por lo que compró en Gabinete. Aquí no se juega a la lotería. Si quieres un grabado de Durero o Goya, los encontrarás en muchos rangos de precios. Si prefieres contemporáneo, un José Pedro Croft, tienes la garantía de la galería y lo que pagas vale lo que vale. Por eso, si te quieres iniciar y el miedo es que te estén engañando con el precio, en este lugar eso no te va a pasar.
Deme algunos highlights de la semana. ¿Qué recomienda como director?
Para alguien que no haya estado nunca, que se reserve un día para disfrutar de cualquiera de los gabinetes de los museos que proponemos. Es fascinante entrar en sitios en los que nunca se puede entrar, donde encontraremos a unos conservadores extraordinarios que te explicarán de primera mano las obras que han seleccionado, y que se pasen por supuesto por la feria porque podrán hacer un viaje de sentido único obligado por la Historia del Arte, seis siglos de papel, obras maestras de Durero, Rembrandt, Fortuny, Goya, y cruzándote de vez en cuando con joyas de la pntura, y acabar con la parte de contemporáneo. Y la exposición de Sempere en la Real Academia de San Fernando.
Texto ampliado del publicado el 14 de abril de 2018 en ABC Cultural. Número: 1.325