Gala Porras-Kim:¡Cuidado(s), esto es un museo!
Las resonancias de los espacios históricos del sevillano CAAC casan a la perfección con los deseos de esta autora de proteger la dimensión espiritual del objeto artístico
Fue posiblemente a Manuel Borja-Villel al primer agente del arte al que escuchamos por estos pagos el concepto de ‘museo de los cuidados’, en relación al origen ‘hospitalario’ del espacio que ha estado dirigiendo 15 años, el Reina Sofía. Menos impostado queda este término en una artista como Gala Porras-Kim (1984), autora de origen colombiano afincada desde hace décadas en EE.UU., preocupada por el tratamiento que se da precisamente en museos y centros de arte a los objetos y dispositivos artísticos.
Es decir, y para que me entiendan mejor: para Porras-Kim es como si tanto institución como objeto custodiado tuvieran alma. A la del museo invoca, y la de la obra de arte reivindica, pues no se trataría únicamente de que la institución artística se preocupara de la conservación material de aquello que atesora, sino también la de su esencia, puesto que, en casi el cien por cien de los casos, ese objeto, ahora denominado artístico, no fue creado con la finalidad de ‘ser expuesto’, y sus funciones originales quedan totalmente neutralizadas al insertarse en el cubo blanco.
Esta intención protectora y recuperadora es incluso más evidente si de un museo arqueológico o antropológico se trata. Les pongo otro ejemplo: la propuesta que sirve de título para su individual en el CAAC, que es también su primera cita en nuestro país, después de que su nombre comenzara a sonar tras sus dos exposiciones en 2022, la del centro experimental Amant, en Nueva York, con Ruth Estévez como comisaria, y la de Gasworks, en Londres, esta vez asesorada por Sabel Gavaldón (se ve que los españoles le damos suerte).

Se trata de la pieza ‘Vistas más allá de la tumba’, resultado de una residencia en la Delfina Foundation de la capital inglesa. Entonces su mirada se dirigió a la colección de arte funerario del Museo Británico, y en especial a la estatua de Nenkheftka, un antiguo noble egipcio que creía que se reencarnaría en una escultura de granito, actualmente expuesta en este centro londinense.
Lo que el visitante del CAAC puede apreciar es un dibujo de un idílico paisaje sobre un papel plegado, cuyos dobleces encajarían con las medidas exactas de la vitrina que encierra hoy a la escultura. Entiéndase: dado que el siglo XXI no es capaz de cumplir las últimas voluntades de un muerto, que posiblemente jamás imaginó que pasaría la eternidad expuesto ante las miradas capciosas de los visitantes de un museo, que al menos encuentre algo de paz ‘rodeado’ de otro tipo de paisaje, más apacible que el que la actualidad le proporciona.
Otro tanto de lo mismo sucede con ‘Amanecer para el sarcófago de la quinta dinastía del Museo Británico procedente de Guiza’. El que entra en el CAAC es una copia en polestileno, con una flecha en el suelo mostrando cuál debería ser su posición correcta en la sala de la institución inglesa, mirando al este girado 50º, y no colocado como mejor le vaya al centro para exhibir una reliquia, dado que la finalidad última de esta disposición era orientar al muerto en la salida del sol: «Es una cuestión de (tener) cuidado», expresa la artista, ante las labores de conservación: «¿Podría haber asimismo un departamento en el museo encargado de preservar la parte espiritual de una colección?».

Esta pieza, junto a otras que desde el dibujo, el vídeo y la voz intentan ‘restituir’ contenidos ‘invisibles’ para nuestra mirada occidental actual, descansan en los espacios monumentales del CAAC. Quizás por esto las propuestas de Porras-Kim nunca funcionaron tan bien como ahora (mientras algunas son compartidas con el MUAC de México, donde también expone). De hecho, este último trabajo que les he mencionado reposa junto a lo que supuestamente fue la tumba de Cristóbal Colón en La Cartuja, que, como otros sepulcros, han sido abiertos para deleite de la artista, lo que pone en valor el pasado histórico ‘vaciado’ de este museo, que ahora se llena.
Con sus procesos de investigación, bien documentados (la creadora suele remitir cartas a los centros sobre los que se ocupa, en un deseo de que sus plegarias, si no son atendidas, por lo menos sí que sean leídas. Algunas de ellas se exponen como materiales de la cita), Porras-Kim subraya también cómo el conocimiento nos llega por parte de unas instituciones que no dejan de ser bienintencionadas pero con poco tacto con los asuntos ‘espirituales’ (lo que la lleva a usar sin rubor el espiritismo), construyendo discursos que a veces colisionan con las auténticas intenciones del objeto cultural.
Y contra aquello con lo que ésta lucha (esporas, hongos, polvo, humedades; ese presente que se posa sobre el pasado), construye ella ‘su pared’. Y por eso esta expo muta según pasan los días. Como el muro de cemento en la nave central (‘S/t. Eflorescencia’) con el que denuncia estrategias empleadas en México para potenciar el colapso de edificios protegidos y especular con sus solares, para lo que tan solo es necesario rellenar con sal pequeños orificios sobre su superficie y esperar a que la ciencia actúe.

Avanzar en el recorrido es deleitarse con otros ejercicios de ‘conservación’ (de los cenotes de Chichen Itzá, los petroglifos de la bahía de San Francisco o de ‘Luzia’, los restos humanos más antiguos de Latinoamérica y que sucumbieron en buena parte al incendio que sufrió el Museo Nacional de Brasil en 2018. Ella pide para ellos ‘descanso total’, su completa ‘incineración’). También de resignificación, de gran poética y consecuencias ‘perceptibles’: objetos acumulados en los museos sin que ni siquiera estos sepan cuál era su función (y para los que la artista busca posibilidades), o la puesta en valor de lo inasible, como los sonidos y glifos de lenguas milenarias de Centroamérica.
Volver al museo con los ojos y (la mente) bien abiertos. Elegantísimas formas de abordar la cuestión del expolio colonial sin necesidad de ser agresiva y sí bien contundente.

Gala Porras-Kim. ‘Vistas más allá de la tumba’. CAAC. Sevilla. Avenida Américo Vespucio, 2. Comisario: Juan Antonio Álvarez Reyes. Hasta el 2 de septiembre
Texto publicado en ABC Cultural el 18 de marzo de 2023