I Gala de los Premios RAC 2013 en el Auditorio del Reina Sofía

El RACA RACA del mundo del arte español

El mundo del arte en España celebró el 14 de febrero de 2014, en el Auditorio del Museo Reina Sofía, la primera gala de los Premios RAC. Una cita desigual con momentos para el recuerdo junto a otros para olvidar 

Un momento de la entrega de los premios RAC en el Auditorio del Museo Reina Sofía

Pues ya está. La gala del arte contemporáneo español tuvo lugar anoche en el auditorio del Museo Reina Sofía. De sopetón, como las declaraciones de amor. No en vano, ayer era el Día de los Enamorados. Lástima que ese mismo argumento hubiera sido justo una semana antes el de la fiesta del cine. Pero desde el primer momento, los Premios RAC (convocados por el IAC, MAV y la asociación 9915) dejaron claro que ellos querían ser como los Goya, su versión low cost, su marca blanca.

Blanca, que no amable. Como toda gala que se precie en este país, tenía que hacerse eterna y tenía que haber reivindicación. Y tan claro se tenía que se era el patito feo, la hermanastra humilde, que ni crítica directa hubo al ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, al que ni se esperaba (pese a que el evento estuvo apoyado por esta institución desde la Secretaría de Estado de Cultura) para lanzar los dardos contra Alberto Ruiz Gallardón. No había más que ver las pegatinas de algunas solapas.

A (parte del) mundo del arte en España le quedó así claro que otra parte del mundo del arte en España estaba de forma pública en contra de la reforma del aborto. No había cámaras que retransmitieran el evento al orbe planetario (como era deseo desde el principio de Miguel Cereceda, Presidente del IAC, y uno de los máximos impulsores de la ceremonia), así que los profesionales del sector se dedicaron a hacer aquello en lo que han sido expertos hasta ahora: hablar de ellos mismos para ellos mismos. La maldita «visibilidad» no llegaba.

Admitamos que la gala tuvo algunos destellos positivos: demostró que los diferentes sectores están cohesionados a la hora de fijar sus reivindicaciones. Aunque los asistentes (en su mayoría, las viejas glorias del arte patrio, para quien se hizo a medida el evento, o bien para dar o bien para recibir algún galardón. Poco joven. Si no, no se puede explicar que el «adolescente» Cildo Meireles pudiera optar -y ganar- al premio como artista latino revelación), parecieran en algunos momentos los rehenes de los mensajes de todo aquel que subía al estrado: «No estaba muy de acuerdo con este formato», se sinceraba Nekane Aramburu al recoger su Premio MAV (sí, sí: su Premio MAV y no RAC, porque lo que ayer presenciamos fue una gala dentro de otra gala). Pero para no estarlo le dio tiempo a hablar de cárceles, del programa de su museo, de Rosina Gómez Baeza y de sus inicios en ARCO.

Era la primera edición, y como tal, los errores eran de esperar: retraso de más de 35 minutos para comenzar; desorganización para sentar a los invitados; vídeos que entraban antes que los presentadores de los galardones o presentadores de los galardones que entraban antes que los vídeos; excesivos discursos institucionales… El problema es cuando esos mismos fallos son de vergüenza ajena. «Somos cultura. Y aportamos al PIB más dinero que la agricultura y la ganadería juntos», bramaba en su perorata el Presidente del IAC. Aún así, la cartelería repetía una y otra vez faltas de ortografía, de esas que luego nos dejan en la cola en el informe PISA.Cada una de las categorías (15 en total: nueve a propuesta del IAC, cuatro de MAV y dos de 9915) tenía una duración irregular en función de la buena voluntad del «entregador» del galardón y del que lo recibiera. Y no en todos los casos se leyó el nombre de los finalistas, por lo que se cayó en una discriminación (negativa, en este caso) cada dos por tres. Como se le discriminó igualmente a Eduardo Barco (autor del galardón RAC y muy cabreado en la postferia) al no atribuirle la autoría de su premio, frente a Concha Jerez, la artista que se encargó de diseñar el que se llevaban las mujeres reconocidas por MAV.

Un momento de la gala de los premios RAC

Lo que fue una gala tuvo que haberse denominado -como algunos profesionales admitieron fuera de los micrófonos- «encuentro del arte». El mismo formato sin actuaciones musicales, actuaciones «artísticas»(léase «grafiteros») y presentadores principales (Topacio Fresh dejó ya claro que es más galerista que «socialité». Sus problemas para domesticar sus vestidos y leer los tarjetones se hicieron patentes. En cuanto a su compañero Jota, periodista de Telemadrid, le tocaron las alocuciones más chungas), habría dado lugar a una ceremonia correcta, que además habría concitado más adhesiones: a Alberto Sánchez Balmisa le tocó tragarse el caramelo amargo de explicar a la concurrencia por qué Valentí Roma rechazó su Premio RAC a mejor comisariado. Lo resolvió con elegancia. También con elegancia Manuel Borja-Villel, se removía en su silla de la primera fila, ante algunos momentos de bochorno. Pero ahí tenía que estar, como anfitrión y dueño de las llaves del castillo en el que el mundo del arte decidió encerrarse durante más de dos horas y media.

La de Álvaro Forqué terminó convirtiéndose en pesadilla hasta de los presentadores, que acabaron siendo abucheados por un sector no demasiado elegante del público. Chistes del tipo «el arte es morirse de frío», «un artista, para verse reconocido, ha de morir», «prefiero las inmaculadas de Murillo al arte contemporáneo» o «si Botticelli viviera trabajaría en el Vogue«, así como esa tendencia a llamar «cuadro» a todo lo que haga un artista, aunque sea un graffitti in situ, dieron rienda a que, por una vez, el mundo del arte pudiera decirle al del cine eso que tanto ha escuchado a lo largo de las décadas: «Eso mismo puede hacerlo mi hijo» (único tópico torticero en el que no se cayó).

La cadencia no era del todo mala, hasta que la gala se partió en dos y MAV se salió con la suya: introducir «su» ceremonia (que no la de todo el mundo del arte) dentro de la ceremonia general (secuestrando al público de esa parte del mundo del arte que sí se había tomado la molestia de acudir a celebrar en conjunto): galardón diferente, micrófono para reivindicar lo que hiciera falta, aunque no tuviera mucho que ver con lo que llevaba hasta allí, largos parlamentos no sólo de las que recibían premios (se agradeció la brevedad de Concha de Aizpuru al recoger el de su madre, Juana, como mejor galerista), ¡sino también de las que los entregaban!… Aquello sí que era una fiesta de cuatro galardones que duró proporcionalmente más que el de los otros once restantes.

Quedarán momentos para el recuerdo: el sincerísmo discurso de Jaime Sordo; los titubeos de Pilar Citoler (grande, entregando su premio); el «Mister Cereceda» de Pieter Vermeersch al recoger su galardón a mejor exposición en galería de artista europeo; el sufrimiento de los premiados al levantar una estatuilla que pesaba casi cuatro kilos («Este premio sí que es pesado», espetó Joao Fernandes al recoger el de Meireles, y que cada uno interprete la frase como quiera); el miedo a que Soledad Lorenzo estampara el suyo contra el suelo; las contradicciones de Núria Güell, que no admite la gala, ni su glamour, pero que ahí estaba, bajo la atenta mirada de su galerista (sí, galerista), recogiendo premio; la estampida final antes de que acabara el espectáculo… Los RAC 2013 ya tienen quien los quiera. Habrá que ver ahora lo que nos dura ese amor.

 
Listado final de ganadores

Reconocimiento a toda una trayectoria vital: Soledad Lorenzo

Reconocimiento a la mejor exposición institucional del año: La invención concreta. Colección Patricia Phelps de Cisneros. MNCARS

Reconocimiento al coleccionista del año: Jaime Sordo. Colección los Bragales

Mejor proyecto curatorial en espacios privados: Jugada a tres bandas 2013 (Hablarenarte)

Artista revelación español: Guillermo Mora

Artista revelación de América Latina: Cildo Meireles

Reconocimiento al mejor proyecto curatorial de 2013: Premio desierto

Reconocimiento a la crítica de arte: Elena Vozmediano

Reconocimiento al mejor programa pedagógico de 2013: Laboral Centro de Arte y Producción Industrial

Reconocimientos 9915
Mejor exposición privada de artista español en galería española en el 2013: Galería ADN de Barcelona por la exposición de Nuria Güell
Mejor exposición artista revelación europeo en galería española en 2013: Pieter Vermeerschen la galería Project SD, Barcelona
Reconocimientos MAV
 
Premio a la trayectoria de una artista/creadora: Esther Ferrer
Premio a la trayectoria de una teórica/crítica: Erika Bornay
Premio a la trayectoria de una galerista: Juana de Aizpuru
Premio a la trayectoria de una gestora: Nekane Aramburu
Texto publicado el 15 de febrero de 2014

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