«Inviolable», la colaboración de Federico Bencini y Mano Martínez

Transitar por lo inexpugnable

«Inviolable», en Nau Bostik de Barcelona, es el resultado de la colaboración entre el artista Federico Bencini y el fotógrafo Mano Martínez. Un canto al cuerpo como coraza y también frontera frágil contendora de emociones

Imagen de la serie «Inviolable»

Si se piensa detenidamente, no están tan separadas las intenciones plásticas de Federico Bencini (Siena, 1972) y Mano Martínez (Terrassa, 1969), por eso casan tan bien en esta presentación conjunta, fruto de una colaboración entre ambos. En el caso del autor italiano, su trabajo pictórico, muy relacionado con la estampación y el grabado, asume con facilidad lo tridimensional, de manera que le es connatural configurarse en resultados escultóricos, en estructuras que “atrapan” en un sentido literal, que envuelven y que protegen.

Para el español, cuya fotografía es la exaltación del cuerpo del hombre en la plenitud de sus facultades (y, por lo mismo, una revisión del concepto de masculinidad), la objetualización del mismo es una manera de mostrarlo como coraza que condensa un sinnúmero de emociones y sensaciones que quedan apartadas del campo de visión del espectador. Su autor, de hecho, juega a menudo a fragmentar estos cuerpos, a esconder parte de los mismos, a ocultar los rostros. A ocultar, por ello, lo que ya de por sí oculta.

Imagen de la serie «Inviolable»

Esta propuesta de Bencini y Martínez para Nau Bostik, con la colaboración de Otilia Colom y Roser Bofill, conjura ambos universos y los pone a dialogar constatando como encajan en una irreprochable coreografía visual. Ninguno anula al otro. Ambos son fácilmente reconocibles, pero el resultado es la obra de un tercer autor. Su título, “Inviolable” convierte en algo catártico un concepto cuasi religioso, que, sin embargo, conecta perfectamente con la voluptuosidad del cuerpo desnudo o lo enigmático y ancestral que encierra la Naturaleza. “Impenetrable”, aquí, adquiere todas las connotaciones posibles.

Para esta serie, el modelo de Mano Martínez es el propio Federico Bencini, fagocitado por sus propios papeles-escultóricos, al que le une una amistad cultivada a lo largo de los años y algunas colaboraciones anteriores que, hasta ahora, no habían fusionado ambos procederes. Y así, este se convierte en arquetipo de distintas tipologías desde las que abarcar los múltiples significados de “inviolabilidad”: el puritanismo, que obliga a la ocultación de la carne; el pudor, que tapa por un sentido de desprotección; el exhibicionismo, que disfruta con la exaltación y se contrapone la larga tradición de la Historia del Arte que ha desplazado el desnudo masculino a cenáculos íntimos y minoritarios…

Imagen de la serie «Inviolable»

Paralelamente, los papeles de Bencini se despliegan generando un manto con el que su creador se protege, lo que los transforma en una segunda piel. Las propiedades de este material, contenedor de las incisiones que sobre él se ejercen, y su naturaleza maleable, que permite plegarlo, retorcerlo, arrugarlo, también nos remite al poso de memoria y a la biografía que de nosotros mismos escribe nuestra propia piel, con sus cicatrices, sus tatuajes, sus manchas o sus heridas abiertas. Como ambos autores dejan claro en la gran instalación mural eje de la muestra, eso no es un caso aislado, sino que se repite de individuo a individuo, lo que nos conecta con nuestros congéneres, los del presente y los de generaciones anteriores, y, por ello, da pie a una memoria colectiva, y, por lo mismo, sacralizable. Algo inviolable.

Y sin embargo, ese mismo papel, ya sea sobre el que Bencini imprime, dibuja o pinta (el mismo que se despliega como esculturas que ocupan el espacio de la sala); o el fotográfico de Martínez (de forma aislada como obras autónomas o integrado en las instalaciones conjuntas), no dejan de ser superficies frágiles, que, en sus propuestas, como manto o hábito, se transforman en algo resistente y a la vez alterable. Un material que confiamos que nos proteja y, por tanto, sobre el que generamos una especie de acto de fe. Esa fe que nos ha llevado a sublimar, como no puede ser de otra manera, a la Naturaleza, nuestra madre común y primigenia, de la que hay tantas llamadas en esta cita.

Imagen de la serie «Inviolable»

Hojas en el suelo que invitan a ser pisadas y, de esa manera, a entrar en comunión con el contexto. Llamadas a “penetrar” en lo natural aunque no seamos capaces de “desvelar” sus mensajes. Inviolabilidad que irremediablemente remite a otros conceptos poco amables como los de profanación o cuerpos mancillados y desgarrados... Sirva este texto como humilde guía o mapa para transitar por unas propuestas, las de ambos artistas, que sugieren avanzar por sus discursos, sin revelar de forma evidente todos sus mensajes, pero que van dejando pistas y rastros por el camino. Ahí está la gracia del juego: asumir hasta dónde somos capaces de llegar con un paso más o menos firme. Comprender las consecuencias de hacer visible lo invisible; de violar un secreto. De penetrar en lo infranqueable. ¿Estamos dispuestos? Los artistas no tienen dudas.

Imagen de la serie «Inviolable»

«Inviolable». Mano Martínez y Federico Bencini. Nau Bostik.

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