Jeanne Tripier («Creación y delirio». La Casa Encendida)

Jeanne Tripier: hacer visible lo invisible, antes y ahora

La Casa Encendida, en Madrid, rinde homenaje a Jeanne Tripier, una de los máximos representantes del Art Brut, en su nueva tanda expositiva, que se completa con el dueto Estrella + Gusmao & Paiva

Obra de Jeanne Tripier en La Casa Encendida

Presten atención a lo que estoy a punto de decirles: Posiblemente asistimos en La Casa Encendida  a una de las exposiciones de la temporada (si no del año), paradojicamente protagonizada por alguien, Jeanne Tripier que, mientras realizaba «su trabajo» no tenía conciencia artística del mismo (solo al final empezó a interesarle estéticamente). Porque su misión era otra: de hecho, Tripier se encomendó organizar en la Tierra los preparativos del «Juicio Final Definitivo», escribiendo (o pintando) para ello al dictado de poderosos espíritus interplanetarios, cuya cabeza de cartel era la mismísima Juana de Arco (y así llegó a firmar buena parte de sus obras: «Medium de Primera Necesidad» de la santa)…

No. No me he vuelto loco. La loca era ella. Usemos mejor el término «enferma mental» (sufría de psicopatía), para que no se me eche encima ninguna minoría que se sienta discriminada. Por eso, muy poco se sabe de su vida (fue «artista» autodidacta); y por eso, la muestra que le rinde La Casa Encendida se centra en unos años muy específicos: los primeros de su ingreso en el hospital psiquiátrico de Neuilly sur Marne, cerca de París, entre 1934 y 1939. Allí moriría finalmente en 1944.

Único periodo del que se conserva su obra, sus escritos, sus dibujos (a los que llamó «clichés») y sus bordados (otra forma de escribir y dibujar, de llevar a cabo un trabajo mecánico cuando no hay tintas ni papeles de por medio), porque fue su propio médico el que se encargó de conservarlos. Dubuffet adquirió el conjunto en 1948. Le venía que ni al pelo para «ilustrar» lo que él mismo denominó como art brut. Poco le faltó pues a Tripier para convertirse en uno de sus máximes representantes y pieza fundamental (aunque desconocida por estos pagos) de los fondos del museo Collection de l’Art Brut de Lausana, donde hoy se cuida su legado.

Esta creadora, además, casa bien con la línea de investigación llevada a cabo desde hace diez años por La Casa Encendida que se ocupa de aquellos elementos marginales u outsiders del arte del siglo XX; la que le ha llevado a repasar la labor de autores como Antonin Artaud, Edward Gordon Craig o Loïe Fuller. Precisamente, las muestras dedicadas a estos dos últimos llevan la firma comisarial de Aurora Herrera, responsable ahora de Creación y delirio. Jeanne Tripier.

Detalle de uno de los bordados de Tripier

Y su montaje es espectacular, limpio y casi «clínico», sobre una línea del horizonte compuesta con la transcripción al español de los escritos de la francesa y sobre la que se sitúan sus dibujos en una sala, sus bordados en otra, los textos en el centro… Una línea sobre la que el espectador posa la mirada para descubrir la belleza de su caligrafía, la organicidad de sus tramas, la familiaridad de sus materiales (a veces tinte de pelo o laca de uñas: recordemos que estaba ingresada, con pocos recursos a mano), la delicadeza de los soportes; el carácter metódico de sus resultados…

Tripier ilustra a la percepción la máxima de Paul Klee de hacer visible lo invisible (lo que le uniría a creadoras que se sintieron fascinadas por las fórmulas expiritistas como Hilma af Klint, Emma Kunz o Josefa Tolrà). También, lo hacen, a su manera, los integrantes de la segunda muestra que abre sus puertas ahora en esta misma Casa: Se trata del maridaje que hace Natxo Checa de las producciones audiovisuales de Alexandre Estrela, por un lado, y del colectivo Gusmao y Paiva por otro.

Detalle del montaje de la muestra de Tripier en La Casa Encendida

Su Lua Cao es una muestra de digestión lenta, más para sentir e inmergirse, que para intentar entender algo; una instalación (a partir de 20 de sus películas y vídeos más memorables) de alta complejidad técnica (lo que también determina sus horarios) con la que se genera una atmósfera y se reflexiona sobre cómo percibimos, cómo construimos imágenes, cómo éstas se materializan. Así soñamos o hacemos real e irreal lo imaginario. 

Detalle del montaje de «lua Cao» en La casa Encendida
Jeanne Tripier. «Creación y delirio». Comisaria: Aurora Herrera. «Lua Cao». Alexandre Estrela y Gusmao &Paiva. Comisario: Natxo Checa. La Casa Encendida. Madrid. Ronda de Valencia, 2. Hasta el 5 de enero de 2019

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