Becarios de la Academia de España en Roma 2023: Aquí viene uno a empaparse
La actual promoción valora el tiempo dilatado para crear y el mestizaje que surge del encuentro con los compañeros, no siempre de la misma disciplina
En la actualidad, los creadores que optan a un puesto en la Academia de España en Roma reciben una doble beca: hasta 20.000 euros para producir su proyecto (a la hora de elegirlos, es lo que pesa, y no su currículum; así, una beca sin límites de edad como esta se asegura que acceden a ella también los más jóvenes) y un sueldo mensual de 1.200 euros. También un seguro médico y ayudas para desplazamientos. Desde 2001, pueden optar a ella autores de Iberoamérica o la UE. Tampoco se exige ya que el proyecto tenga vinculación, como en el pasado, con la ciudad de Roma, aunque es inevitable que esta termine ‘arrastrando’ a los creadores y sus propuestas se contagien con sus contenidos.
El tiempo, en estos 150 años, ha traido otros cambios, como que la presencia de la mujer sea algo natural (hasta los 1.050 becados actuales, tan solo lo han sido un 36 por ciento), con jurados paritarios que se encargan de la selección. O que hayan crecido las disciplinas (gastronomía, cómic, escénicas… Mientras que el arte ya no se compartimenta en pintura, escultura, foto, grabado… Sino que queda englobado en la categoría de ‘artes visuales’).
La duración máxima de la misma es de nueve meses,aunque la pandemia ha obligado a revisar calendarios y a que en los últimos años los becarios solo gocen de un máximo de ocho. Si todos los integrantes de una promoción agotan este tiempo, la Academia puede recibir hasta a 17 de ellos por convocatoria. Si no es así, como en esta edición de 2022-2023, el número aumenta a 23.

Y para alguien que ya pasó por allí (yo tuve la oportunidad de hacerlo en el año 2016) lo bonito es comprobar cómo los mismos espacios son ocupados por nuevos residentes y cobran otras vidas. Así, donde Iñaki Gracenea desplegaba sus casi monocromáticas pinturas, ahora se produce el estallido de color de Elvira Amor. O donde Jesús Madriñán manipulaba sus retratos a pie de discoteca a la juventud romana (también lo hizo después Mar Sáez, cuyos resultados se exponen estos días en la galería Daniel Cuevas en Madrid. En su caso, adolescentes que huían a la playa de Ostia de las restricciones de la pandemia; en ambas situaciones, con la complicidad de la noche ) se plantea hacer una película Mabi Revuelta, tras exponer en el ‘open studio’ de la semana pasada los resultados de una serie fotográfica muy influida por la pintura.
Sinergias de la convivencia
Todos ponen el foco en las sinergias que la convivencia genera. La diseñadora Raquel Buj explica que lo interesante del proceso es «haberlos conocido primero como personas, en las comidas, en los jardines, y después como profesionales». Ella recurre a los procesos empleados por los antiguos romanos para cuidarse la piel para generar nuevos materiales ecológicos con los que vestirnos.
«Roma no es solo lo que ocurre en la ciudad, sino lo que pasa entre nosotros aquí dentro», expresan los Fuentesal Arenillas,expansivos, situando sus reflexiones sobre la escultura móvil, la que se pliega y se repliega a imitación del teatro de títeres, más allá de los límites de su estudio en el jardín, ocupando zonas comunes. Por cosas como esta ya han sido «llamados la atención en algún momento», explican entre risas. «Aquí –concluyen– saltamos de forma natural de los maneras de unos a las de otros».

Más que la cuantía económica, lo que se valora, una y otra vez, es el tiempo: «Esto no es un llegar y ponerse a producir desde el minuto uno como en otras residencias –dice el fotógrafo y creador visual Abel Jaramillo– y eso es básico». Él sabe que quiere crear una película en tres actos y que ahora tan solo está poniendo las bases. «Es un momento de concentración excepcional», recalca Elvira Amor, mientras escudriña y desentraña la pintura mural romana, que traduce a sus formas y colores en papeles y sus lienzos.
Sentimos curiosidad por conocer las razones por las que los mayores aplican ahora, y no antes, a esta beca. Algunos, como Ana Laura Aláez, rechazaron en su día «por complejo o altanería» la cultura clásica. La creadora vasca ahora está preparada para reencontrarse con ella, haciendo una relectura de su propia obra, en algunas piezas sonoras junto al también creador Ascii.disko.«Quiero –me cuenta– manosear bien todas las palabras demodé: pasión, locura, caída…». Escuchamos los primeros acordes de un disco que prepara y se ve que va por buen camino.
Manu Muniategi, que dejará en la Academia (entre otras razones, porque no cabe por la puerta) la obra más monumental hasta la fecha al haber generado una escultura que sirve de base para pintar lienzos a gran escala, no pudieron venir antes: «Antes se pedía la cartilla militar y yo fui insumiso». Roma transforma, y su idea de hacer algo figurativo muta en otra cosa al topar con los suelos de Ostia Antica.

Además, como cuentan muchos, entre ellos Itziar Okariz,cuanto más tiene uno la vida organizada, más obligaciones en casa (trabajos, hijos, familia…) más difícil es plantearse hacer algo así: «Esto es un ejercicio de darse a uno mismo tiempo, de descontextualizarse. Además es encerrarse en un estudio que, sin embargo, está rodeado de muchos otros». El encuentro con los demás es inevitable.
Por eso mismo, Jaramillo y Aláez han ayudado a Muniategi a hacer su primer vídeo; también le ha picado este gusanillo, viendo a los demás, a Fuentesal Arenillas, que usan las manos de un compañero como recurso en el suyo; pese a venir de universos diversos, el compositor Hugo Gómez-Chao y Raquel Buj pueden hablar de lo mismo con Ovidio como telón de fondo: «Mi forma de componer es muy plástica. Eso me aproxima a mis compañeros», confiesa el músico.

Todos ellos han decorado el mantel de Amelie Aranguren, sobre el que ella despliega parte de sus conclusiones sobre la Roma agraria: «Hacía mucho tiempo que no hablaba tanto de arte, y lo echaba de menos. Aquí es la base de casi todas las conversaciones», expresa la investigadora. Tanto material se pone sobre la mesa que Mabi Revuelta sabe que se llevará de aquí «savia para tres o cuatro años».
Y en esta burbuja que es la Ciudad Eterna, este ‘back to school’ como lo define el arquitecto Juan A.Espinosa (con un bellísimo proyecto sobre escritores que se han ‘construido’ en torno a una vivienda), pone la banda sonora, además de Gómez-Chao, el creador Gabriel Villota o la investigación sobre jazz de Pilar Serrano. Y les acompañan, entre otros, los escritores Matías Candeira, Andrea Valdés o la mexicana Mariana Orantes(que dialoga con el concepto de muerte en Europa y Latinoamérica), el historiador Juan P. Navarro y sus ‘seres nefandos’ o los activistas Ana Mina y Marcelo Expósito. Todos se encuentran a mitad de trayecto. En unos meses, a finales de junio, veremos los resultados y el comienzo del ‘doppo Roma’. ¡Que continúen las contaminaciones!

Texto publicado en ABC Cultural (ampliado en su web) el 6 de abril de 2023