Luigi Ghirri («El mapa y el territorio». Museo Reina Sofía)

Nada es lo que parece en Luigi Ghirri

El Museo Reina Sofía recorre una década muy concreta, la de los setenta, de la producción de Luigi Ghirri, el fotógrafo italiano de los artificios

«Brest» (1972)

El Museo Reina Sofía la presenta como la primera gran exposición de su autor fuera de Italia. Por algo lo será. Y no quieran entender con esto que le resto yo un ápice de interés a la fotografía de Luigi Ghirri (1943-1992). Dios me libre. De hecho, pienso en las hordas de artistas españoles de calidad de los que nos queda aún por leer «primera exposición en Europa». Y algo tiene que tener este autor cuando ha seducido, ya no sólo a galeristas como Matthew Marks (uno de sus representantes), cuanto al Folkwang Museum de Essen o al Jeu de Paume (de donde viene y a donde irá la muestra, respectivamente) para organizar esta falsa retrospectiva de su labor.

«Falsa», porque no se ocupa más que de una década, la de los años setenta, la que le resultó más fecunda en este autor, pero que desecha la posibilidad de darle a conocer de manera más amplia, en capítulos también interesantes de su trayectoria como «paisajista» (en Italia fundamentalmente, y fuera de ella, como en Versalles), colaborador con otros artistas (entró en el taller de figuras como Giorgio Morandi) o como portadista de discos junto a Lucio Dalla.

«Lido di Spina» (1974)

Y así, acotado en este decenio, entre los años en los que deja la que era su actividad principal como aparejador y topógrafo (y que tanto le influirá luego en su manera de encuadrar y «mapear» con la cámara) y la exposición Vera Fotografia (Parma, 1979), en la que reunió 14 «grupos» de trabajo –así llamaba a sus series, más o menos extensas, más o menos dilatadas en el tiempo–, los catorce apartados en los que se divide esta exposición madrileña, Luigi Ghirri podría parecer un fotógrafo amateur. Un amateur que apostó por el color cuando «la sustancia» fotográfica se destilaba en blanco y negro; un amateur que no positivaba sus negativos, sino que los llevaba a la típica tienda de barrio (de ahí el reducido tamaño y la evanescencia de muchos de sus originales, que cargan la tinta de lo mucho de nostalgia que destila su obra)…

Nada más lejos. El recorrido da pie al reencuentro (o descubrimiento) de un autor sistemático, pautado, enemigo de estridencias; un visionario que ya alertaba sobre las «imágenes intermedias» (las de la publicidad, por ejemplo), esas que dan pie a ficciones que amenazan con destruir nuestra experiencia directa de la realidad (¿no les suena eso a mundo virtual actual?); un autor obsesionado con lo que es real y lo que es ficción en la imagen:así, en Paisajes de cartón, no sabemos qué es atrezzo en lo natural; en El país de los juguetes, un parque de atracciones de Módena (ciudad que tanto evocó en su obra) dispara la imaginación, como en In scala, lo hacen las miniaturas de un parque temático. En Atlante, las macrolentes le permite convertir en «imágenes reales» las sacadas de diferentes atlas (soportes en papel anteriores a Google Maps)…

Fotografía perteneciente al portafolio «Atlante» (1973)

 Ghirri sistematiza lo seriado: en Catálogo, los detalles se convierten en abstracciones; en Km 0,250 recolecta los anuncios de unos muros que recorrían esa distancia; en Infinito, recordándonos a Ignasi Aballí, toma 365 instantáneas del cielo, tantas, como días tuvo el año 1974; en el libro Kodachrome (uno de sus hitos) dispone las imágenes por parejas para provocar los hallazgos más inesperados; en Vedute reflexiona sobre el encuadre y, por ello, sobre lo que delimita, lo que queda fuera… Y repasando los libros de su biblioteca, su única concesión a un interior, nos dejará conocer su persona un poco mejor.

Cuanto más se empatiza con sus intereses, más se toma conciencia de lo en serio que se tomó el sentido lúdico de lo fotográfico.

«Salzburgo» (1977)
Luigi Ghirri. «El mapa y el territorio». Museo Reina Sofía. Madrid. C/ Santa Isabel, 52. Comisario: James Lingwood. Hasta el 7 de enero

Texto ampliado del publicado en ABC Cultural el 6 de octubre de 2018

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