Domingos súper raros o en primera línea de costa
Programas de residencias artísticas como Rara (Villanueva del Rosario) o Pinea (Rota) son otra fórmula de conectar ‘in situ’ con el entorno

No es lo mismo hacer un proyecto en el pueblo, empacar las maletas y volver a Madrid o Barcelona, que vivir de manera permanente allí. Algo así les sucedió a Verónica Ruth Frías y Cyro García, que llegaron a Villanueva del Rosario, localidad malagueña de no más de 3.600 habitantes, cuando sintieron que Málaga capital «se gentrificaba y les expulsaba». Convirtieron pues esta pequeña pedanía en nueva base de operaciones desde la que moverse por trabajo hasta que nació su primera hija, Myna, «y entonces hubo que plantearse lo de echar raíces».
En ese momento repararon en algo: «Íbamos a empezar a hacerlo en un contexto en el que no había infraestructuras. Por nuestras hijas, por sus compañeros, nos propusimos cambiar el entorno. No se trataba tanto de quejarse sino de intervenir».
Y si Mahoma no iba a la montaña, la montaña iría a Mahoma; o dicho de otro modo, el arte entraría de lleno en este pequeño pueblo andaluz. Como no podía ser de otro modo, Rara se llamaría su residencia: «Nos sentíamos como un flamenco rosa. Éramos la rara avis del pueblo». Pero un concienzudo trabajo, años después, hace que ahora sea el flamenco rosa que todos allí quieren abrazar.

Frías y García rehabilitaron una antigua casa, la acondicionaron para recibir a artistas residentes y para generar exposiciones en su propio domicilio. «Sin embargo, para evitar ese miedo a ir a las inauguraciones, para fomentar la verdadera relación de los habitantes del pueblo con los artistas, les obligamos a estos a hacer sus proyectos teniéndose en cuenta los unos a los otros».
Desde hace un tiempo, esta familia ‘sacrifica’ sus domingos para que sus convecinos vengan a ver las expos, que ellos les explican en visitas guiadas, para acabar todos organizando algo en la plaza del pueblo. «Y hemos conseguido que las señoras antes de misa se pasen por aquí como parte del ritual», ríen los organizadores. El resultado es explosivo: muestras colectivas como ‘Artefacto social’, de Eugenio Rivas, que inauguró el pasado fin de semana, dos músicos en residencia estos días (Mar Louise y Diima), y propuestas que cruzan disciplinas (desfiles de moda, conciertos…) y que se desarrollan en la plaza pública.
No muy lejos de allí, Pablo Alonso y Rocío Arévalo, Los Vendaval, también tienen experiencia en lo de articular residencias para artistas: empezaron en Cádiz con Línea de Costa (por sus envidiables vistas al mar) asociados al ECCO, maduraron en Rota con Pinea y en breve iniciarán nueva etapa (truncado todo lo construido hasta ahora por la pandemia y la imposibilidad de los artistas internacionales de viajar y de ser sufragados para hacerlo) en un edificio del ‘resort’ Costa Ballena, en la misma localidad, donde la base será la cerámica: «Retomaremos la gestión –explican sus responsables–, cerrando una etapa más multidisciplinar que involucraba contexto y paisaje, para hacerlo cooperando con colectivos locales y trayendo a artistas de otras disciplinas que quieran mancharse las manos de barro».

Por su parte, Alberto Centenera acaba de comprarse una pequeña casita en Fuentes de la Alcarria, que quiere convertir desde 2023 en espacio de residencias. Y esto nos lleva a otra cuestión importante: «No entro en las ayudas al emprendimiento en entornos rurales, pues no quiero ser empresa, tener beneficios o contratar personal. Así que mi objetivo será no tanto que funcionen los intercambios artísticos cuanto cambiar la mentalidad de la administración, demostrar que la cultura es un polo de desarrollo para frenar la despoblación y crear riqueza», sentencia.
Cambiar las cosas. Los Vendaval saben que en Rota consiguieron generar adeptos al arte contemporáneo que ‘a priori’ no estaban interesados en él. A Villanueva del Rosario empiezan a mudarse artistas que pasaron por Rara (Pilar Bandrés, Omar Janaan) otros que llegan por ‘efecto llamada’ (Mimi Ripoll, Marc Montijano), y agentes culturales (Ignacio del Río): «En cuanto ellos empiecen a trabajar desde aquí demostraremos que la línea entre ser unos locos y unos visionarios es muy fina», cuentan Frías y García. Y entonces, los domingos en este pueblo no serán raros. Pasarán a ser envidiablemente «súper raros».

Texto publicado en ABC Cultural el 9 de abril de 2022. Nº 1.514