Rogelio López Cuenca, Premio Nacional de las Artes 2022

Rogelio López Cuenca, Premio Nacional de Artes Plásticas 2022: «Picasso es un artista menor, alucinante y fascinante»

La manera de abordar «las violencias y las dislocaciones que conllevan la globalización», en el punto de mira del jurado para otorgar el galardón al andaluz este año, dotado de 30.000 euros

El artista malagueño en la presentación de su exposición en el Reina sofía en 2019 ERNESTO AGUDO

Pilla nuestra llamada de felicitación a Rogelio López Cuenca en un bar, en el que se ha atrincherado «no tanto para celebrar, sino para pensar tres o cuatro frases para cuando me llaméis y no quedar como un patán». No es para menos: el artista malagueño (Nerja, 1959) ha sido galardonado hoy con el Nacional de Artes Plásticas correspondiente al año 2022. El premio, concedido por el Ministerio de Cultura y Deporte, está dotado con 30.000 euros.

«Lo primero que se se me ha venido a la cabeza al recibir la llamada ha sido la cantidad de veces que he bromeado con los amigos cuando hemos sabido que algún autor renunciaba a su premio, qué sería lo que nosotros haríamos si nos encontráramos en esa situación». Hoy no ha sido el caso: «Y eso es un síntoma –puntualiza– de lo mal remunerado que está el sistema artístico, que precisa de aceptar este tipo de reconocimientos»

El jurado con el que López Cuenca podría haber dado la campanada como hizo en su día Santiago Sierra, pero con el que al final se ha portado de forma comedida –presidido por Isaac Sastre de Diego, director general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, y con Mercedes Roldán Sánchez, subdirectora general de Museos Estatales, como vicepresidenta– ha basado su decisión en una trayectoria «imprescindible para hilar la historia crítica del arte español desde la década de 1980 hasta el presente». A esta conclusión, como miembros, han llegado también Dora García, artista ganadora en 2021; Ángeles Albert, directora de la Academia de España en Roma; Joaquín Vázquez Ruiz,presidente de la Plataforma Independiente de Estudios Flamencos Modernos y Contemporáneos; los profesores universitarios Jesús María Carrillo Castillo, Rocío Robles e Isabel Tejeda, e Isabel Izquierdo, directora de Acción Cultural Española, AC/E.

Uno de los paneles de la instalación de Rogelio López Cuenca

Para el andaluz, el galardón lo que reconoce realmente son todas esas artes que se mueven en las lindes del sistema, «las que entienden el arte más allá del espectáculo y como modo de conocimiento». Antes del protocolario aviso oficial por parte del Ministerio, López Cuenca se ha pasado la mañana de hoy trabajando en una futura guía didáctica para enseñanza secundaria titulada ‘Cómo hacer memoria’, «uno de esos trabajos –según explica– con los que no se gana mucho pero que facilitan a a las artes plásticas intervenir en la enseñanza, donde es tratada con desprecio absoluto». Y agrega: «El arte sigue siendo entendido como una disciplina y no como una herramienta que se imbrica bien con otros modos de investigación. En ese sentido, creo que el premio, lo que avala, es que el tiempo me ha dado la razón aunque sea de forma momentánea, y que otra manera de entender el arte es posible».

Los expertos han destacado en su fallo que la obra de López Cuenca «parte del compromiso con el tiempo histórico y con el territorio que le ha tocado vivir, las transformaciones y continuidades de la sociedad española en el cambio de siglo», así como «las violencias y las dislocaciones que conllevan la globalización». A la vez, resaltan del andaluz el estar interesado «en invocar las memorias silenciadas del pasado y en la manera en la que los silencios impuestos ordenan el espacio real y simbólico en el presente». A tenor de sus pausas al otro lado del teléfono, da la sensación de que todo esto, a él, le suena grandilocuente: «Yo lo único que tengo claro es que mi trabajo forma parte de un tejido, que cada producción artística se sitúa en un contexto, temporal y geográfico. En ese sentido, sí que soy consciente de formar parte de una red, pero de una red que en cualquier momento se puede romper por cualquiera de sus nudos y, en consecuencia, venirse todo abajo».

Rogelio López Cuenca (Nerja, 1959) es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Málaga y doctor en Bellas Artes por la universidad de Castilla-La Mancha. Ha trabajado desde sus inicios en los ochenta en el cruce de la poesía con las artes visuales y los medios de comunicación. Su obra se mueve dentro de la tradición de la crítica institucional y las derivas del Pop, a través de múltiples medios como la pintura, la instalación, la intervención urbana y la edición.

Algunas de las obras más críticas con las políticas migratorias de Rogelio López Cuenca

En sus inicios, López Cuenca investigó en torno a la música y el trabajo colaborativo y abordó temas como el espacio de la ciudad, el lenguaje popular y el de las vanguardias. Activo miembro del colectivo Agustín Parejo School, a partir de 1992, año de la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona, se produce un punto de inflexión en su obra, y comienza a realizar intervenciones críticas con el sistema, con temas como las políticas migratorias, la memoria histórica o la especulación urbana.

«Ya tengo una edad. Es lo que me recuerda este premio. Pero no he trabajado lo suficiente como para estar cerca de la jubilación. Eso también me lo deja claro», confiesa el malagueño, para el que, ahora que le entra una llamada tras otra en el móvil, lo único que ahora tiene claro es la precariedad del mundo del arte: «Tal vez los premios sean una compensación de este sistema: es más sencillo un reconocimiento puntual en un momento que el esfuerzo general de toda una trayectoria».

Rogelio, crítico con Picasso, en su antológica del Reina

Su trabajo, siempre indolente con el acaparador y el abusador, del lado del que sufre la presión del poderoso, de la frontera, de la especulación (y en este sentido, ha sido muy crítico con la ‘turistificación’ en torno a la figura de Picasso vivida por su Málaga natal) ha sido recogido por numerosas exposiciones individuales y colectivas, entre ellas, la reciente retrospectiva organizada por el Museo Reina Sofía ‘Yendo Leyendo, Dando Lugar’ en 2019, no exenta de polémica; ‘Los bárbaros’, en Sala Alcalá 31 en 2016, o ‘Cercanías’ (2011), en el sevillano CAAC. También en galerías como la de Juana de Aizpuru. Asimismo, forma parte de distintas colecciones como las del MNCARS, elArtium (Vitoria), el MUSAC (León), el mencionado CAAC, el Museo Patio Herreriano o la Fundación la Caixa de Barcelona, o, en el extranjero, el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana (Cuba), BESART en Lisboa o la Collection Fonds Nationals d’Art Contemporain de París.

¿Podremos verlo pronto en público? Rogelio piensa un poco y responde: «Estoy dándole vueltas a cosas, y estoy muy pendiente de esa ‘picassización’ que se nos avecina. Picasso para nosotros es ya una marca evidente, pero no dejo de comprobar cómo es una maquinaria que no deja de crecer, un fenómeno compuesto de múltiples facetas». Una de sus labores diarias, me confiesa, es leer la prensa y recoger todos los titulares en los que su paisano aparece: «Es sorprendente el número. Sin embargo, Picasso es para mí un artista menor, alucinante y fascinante». López Cuenca fiel a sus ideas. Con o sin premios.

Rogelio López Cuenca en la presentación de su muestra en Alcala 31 (Foto: Óscar Del Pozo)

Texto publicado en la web de ABC Cultural el 20 de septiembre de 2022

 

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