No tan «Solo Houses»
Solo Houses no es solo el germen de la mayor colección de arquitecturas de autor en Europa. Desde hoy, este proyecto en el corazón de Teruel, se completa con una muestra de arte al aire libre

Claro que Teruel también existe. Al menos para los galeristas Eva Albarrán y Christian Bourdais, que hacia 2012 fijaron su atención en su provincia, la del fascinante paisaje natural de la comarca de Matarraña, cerca del Parque Natural des Ports, en el Bajo Aragón. Allí comenzaron a construir una de las colecciones más curiosas del mundo, única en Europa por sus carácterísticas: Solo Houses, un proyecto que auna arte, arquitectura y paisaje, resultado de dar carta blanca a diferentes jóvenes estudios de arquitectura para que diseñen un edificio que cuestione el concepto de «segunda residencia» y, sobre todo, tenga en cuenta, de forma sostenible, el entorno sobre el que se levantarían.
«A Solo Houses llegamos de una manera natural y a través del arte –explican Bourdais y Albarrán–. En 2004, Eva funda Eva Albarrán & Co, una de las tres mayores productoras de arte contemporáneo en Francia [eventos como La Noche en Blanco o el Pabellón de Francia en la Bienal de Venecia han llevado en alguna ocasión su firma]. Eso ha significado que durante más de 15 años, nuestro día a día ha estado vinculado al trato con artistas de primer nivel. Por eso, hace siete nos planteamos hacer algo similar, también de naturaleza creativa, pero con arquitectos».
Así nació Solo Houses, un conjunto único en el mundo en el que el vínculo entre arquitectura y Naturaleza es su principal razón de ser (también el arte: no en vano, muy cerca de allí, aún resuena el paso de Picasso por Horta de San Joan), y que supondrá la construcción de hasta 15 viviendas de autor («los futuros premios pritzker»), que «entran de una forma humilde en el entorno, respetando sus armonías».
Portugal, Italia, Marruecos y Grecia fueron también posibles emplazamientos del proyecto. La «final» se debatió entre Turquía y el escenario del Parque Natural de los Puertos de Beceite, en las proximidades de Valderrobres, donde ahora se despliega la propuesta. Un ámbito casi mágico, en las lindes del triángulo que conforman Aragón, la Comunidad Valenciana y Cataluña. El origen español de Albarrán terminó por desnivelar la balanza hacia un lado. De las hasta 15 viviendas concebidas hasta el momento (el proyecto se marca como fecha de finalización de esta primera fase el año 2024) dos ya están construidas: se trata de Solo Office (de Kersten Geers y David van Severen, una estructura con forma de anillo cuyas paredes abatibles juegan con los conceptos de dentro-fuera, interior-exterior) y Solo Pezo (con la firma de Mauricio Pezo y Sofia von Ellrichshausen, un monolítico mirador sobre el paisaje de Matarraña en el que la vivienda, con forma de cruz, se desarrolla en torno a un patio interior que es el contenedor de la piscina que le sirve de base).

Ambas se alquilan (los precios dependen de la temporada y la estancia, pero oscilan entre los 450 y los 800 euros por noche), y no les falta clientes a lo largo del año: «No solo particulares, también empresas que han desarrollado aquí encuentros o campañas publicitarias», nos confiesan.
Ayer, una presentación en este privilegiado escenario sirvió para confirmar que ya se cuenta con los permisos administrativos para continuar con el plan y el apoyo de USM Modular Furniture: «Ahora hace faltan inversores, porque este es un proyecto cien por cien privado; buscar los fondos que permitan levantar las otras trece viviendas. También un hotel [su diseño, con sus 20 habitaciones, corresponde al chileno Smiljan Radic, que aprovecha un inmeso olivar como cubierta, y que será la pieza central de la Comunidad Solo]. Y los ritmos serán los que impone la arquitectura. Queríamos haber tardado un año para desarrollar cada una de ellas pero la realidad nos ha situado en al menos dos para cada vivienda». Solo Office contó con una inversión de hasta un millón de euros; Solo Pezo, de 800.000.
Pero esto no fue lo único que se anunció ayer. Bourdais y Albarrán ponen en marcha Summer Group Show, la primera exposición temporal de arte al aire libre, aprovechando los vacíos que se establecen entre las viviendas (las nuevas y las futuras), en el recorrido diseñado por el arquitecto y paisajista belga Bas Smets en toda la extensión que cubre Solo Houses. En el fondo, esto supone el cierre de un círculo natural, ya que desde 2015, Bourdais y Albarrán cuentan con una galería en París, que en septiembre del año pasado abrió una segunda delegación en Madrid, muchos de cuyos artistas son aquellos con los que anteriormente habían trabajado en producciones, algunos de los cuales recalan ahora en esta cita estival, que tendrá una duración de seis meses.
«Solo Houses es un espacio incríble en el que se revierten las escalas del cubo blanco y se le dota de nueva libertad y retos a los artistas», cuentan sus impulsores. La finalidad es que toda la propuesta, la fusión entre arte, arquitectura y paisaje, de pie a un nuevo destino cultural –que ya fue un centro artístico activo en los setenta– en el que no solo se vea arte, sino que se viva y se sienta».

Lo que proponen ahora estos galeristas en este idílico escenario es un recorrido de un kilómetro y medio en el que al espectador le salen al paso hasta nueve proyectos de grandes artistas internacionales, para el que se ha colaborado también con otras dos galerías: la madrileña Juana de Aizpuru y la catalana Àngels Barcelona. Su punto de partida e inspiración es un antiguo documento francés de 1654, la Carte du Tendre, que representaba de forma alegórica sobre un mapa las diferentes etapas de la vida amorosa. La exposición, en el fondo, no deja de ser eso: una propuesta que subraya el vínculo que se establece entre la arquitectura de Solo Houses y el paisaje natural, poblado de olivos y almendros, que invita a dialogar de forma íntima con el entorno.
Y todo está liagado en este juego instalativo, en el que «viejos conocidos» de Solo Houses nos salen al encuentro. Como Peter Downsborough, que ya en su día convirtió en esculturas las estructuras que ocultan las maquinarias sobre la cubierta de Solo Office, y que ahora desembarca con una obra exprofeso para la muestra: una serie de mástiles que ponen en tela de juicio cualquier postura adoptada sobre un asunto. También Pezo y Ellrichshausen, los autores de la segunda vivienda, cuyo Deci, ahora en la exposición, es un obelisco o fortín dispuesto a encerrar el paisaje.
Los altibajos en el camino los pone la barricada de Fernando Sánchez Castillo, muy cerca del paisaje sonoro con 500 capanillas que el viento no deja de accionar colocadas por Christian Boltanski, un habitual de Galería Solo. Desde la Bienal de Veneica de 2015 llega A sentimental Monumentality, de Barozzi/Veiga, de igual forma que adquiere nueva vida el monumental triángulo de piedras fluorescentes Kissing the Void, de Ugo Rondinone. Junto a ellos, los bloques pareados de hormigón de Olivier Mosset (Cimaise), obra del que una versión en hielo se presenta también estos días en Europa, o la gran valla publicitaria de metal de Iván Argote, en el que compromiso político y sensibilidad se potrencian el uno a otro bajo este formato (Somos tiernos, 2017). Por último, el laberinto de ladrillos de Héctor Zamora, tan rotundo como su título: La verdad siempre aparece como algo velado. Algo similar le ocurre al amor.

La exposición acaba de inaugurarse y ya piensa en su edición de 2020, femenina, en la que rotarán sus propuestas, lo que lo diferencia de iniciativas similares como la del CDAN en Huesca o la Fundación Montenmedio en Cadiz. También del programa con la colección permanente de Solo Houses, que en breve comenzará a gestionar aquí Hans Ulrich Obrist. Todo es grande en esta invitación: los nombres de los implicados, las obras, las arquitecturas… Y, por supuesto, el paisaje.
«Solo Houses Summer Group Show». Colectiva. Solo Houses. Valderrobles (Teruel). Hasta finales de noviembre
Texto ampliado del publicado en ABC Cultural el 25 de mayo de 2019. Nº 1.379