Susana Solano y Cristina Garrido en el CA2M, el último Segade

Las cartas boca arriba en el CA2M

El nombramiento de Manuel Segade como director del Museo Reina Sofía coincide con la inauguración de sus últimos proyectos en Móstoles. ¿Es extrapolable allí lo que ahora vemos aquí?

Desde que a comienzos de la semana pasada se hiciera público el nombramiento de Manuel Segade como nuevo director del Museo Reina Sofía, son muchos (y muchas) a los que les ha podido ahora la curiosidad por conocer el que hasta ese momento fue su último destino, el CA2M en Móstoles. Para algunos, este ha sido el descubrimiento de la temporada, a pesar de que este espacio dependiente de la Comunidad de Madrid acaba de cumplir quince añazos, que se dice pronto.

La noticia del cambio, que además ha sido inminente, ya ha tenido consecuencias, y pilló a la institución mostoleña a punto de dar a conocer un nuevo bloque de exposiciones temporales. Pero precisamente porque estas tienen la impronta de Segade, pueden ser utilizadas para hacer cábalas y dilucidar por dónde podrían ir los tiros del nuevo director en el edificio de Santa Isabel.

Para comenzar, se trata de cuatro muestras de creadores españoles. La última por presentar, lo que se hará el sábado 17 de junio, es el segundo capítulo del homenaje de la Comunidad aJuan Muñoz, el primero en Alcalá 31, este en el CA2M, coincidiendo con la fecha exacta del 70 aniversario del nacimiento del escultor. Ambas llevan la firma de Segade como comisario, aunque ahora, por incompatibilidades de cargo (alguien debería explicar por qué se puede ser director del Museo Reina Sofía y jurado de la Bienal de Venecia, directora del MACBA y comisaria en otra institución de una muestra de Carrie Mae Weems, pero no director del MNCARS y responsable de una cita que ya ‘entregada’).

Ca2m, Tania Pardo, Cristina Garrido, escultura, Susana Solano

Cuatro españoles, decía, lo que no significa que el CA2M no haya atendido la plástica internacional (hay autores, como Pauline Boudry y Renate Lorenz, que de hecho hicieron doblete aquí y en el Reina), sino que ha tenido muy claro cuál ha sido su contexto. De hecho, una de ellas ahora, Cristina Garrido es autora madrileña, ‘local’, lo que en esta escala correspondería a apostar por autores nacionales en Atocha.

Y en estos cuatro proyectos, todo está medido: paridad absoluta, dos hombres (Muñoz y Adolfo Schlosser), y dos mujeres(Garrido y Susana Solano); generaciones diferentes (Muñoz es un ‘histórico’; Schlosser, padre de buena parte de la escultura española; qué decir de Solano, y una artista (no tan) emergente (pero sí) joven, como Garrido. Y lo más importante: esto, el tener en cuenta géneros, el tener en cuenta generaciones, es lo habitual en este museo, no una casualidad.

Si atendemos ahora a temáticas, la otra espada de Damocles que pende sobre la cabeza de ambos directores, se observa que otras formas de hacer arte político son posibles. Un arte político que, de tanto repetirse en el Reina Sofía, en bienales y documentas (no tanto en ferias o galerías, que el mercado va cuando quiere por otro lado) se ha transformado en la nueva ‘academia’. Es como si en las facultades ya no se enseñara a los artistas a sostener un lápiz o soldar una pieza, sino a empuñar una cámara de vídeo como si de estudiantes de periodismo se tratara. Debe de haber créditos de ambas carreras que ya convaliden.

Detalle del montaje de la propuesta de Susana Solano

Está haciendo política Cristina Garrido (también meta arte, por descontado), cuando, en ‘El origen de las formas’, un muy sugerente proyecto específico para el CA2M, se pregunta por conceptos como los de éxito o vocación artística, y analiza qué condicionantes sociales, de raza, de nacimiento, determinan lo que es un artista.

La madrileña parte de un proyecto anterior –una residencia en Matadero de hace dos años cuyos resultados se mostraron en laFundación DIDAC– en el que entrevistaba a otros ex creadores para conocer las razones de su renuncia a la actividad artística. Ahora, también por vez primera, Garrido, que siempre ha analizado los mecanismos que rigen el sistema del arte, se utiliza a sí misma como conejillo de indias, y reflexiona sobre estos aspectos escarbando en su biografía: por eso una de las paredes de la sala se puebla con fotos de ese primer viaje a París y sus museos que tanto la marcó; con su primer dibujo de niña en el que reflexionaba sobre ‘el hecho artístico’; con pinturas de familiares, más o menos ‘amateurs’, o carteles de expos que enmarcaba su tía y que le han acompañado durante años.

Y, enfrente, la instalación en formato ‘wallpaper’ titulado ‘Grandes maestros de la pintura occidental’, con datos biográficos de cien autores (que no sea paritario, aunque se persigue, también es un acto político de denuncia) que han marcado el canon del arte occidental pero de los que se entresacan informaciones secundarias en un intento de generar patrones sobre éxito o vocación en base a sus horóscopos, sus razas, sus clases sociales, sus ‘enchufes’…

Sobre estos sitúa la artista pósters de grandes exposiciones del Prado, el MoMA o el Rijksmuseum intervenidos serigráficamente para que solo se puedan ver los contenidos que asoman de las formas de las letras de las lapidarias frases extraídas de las biografías: «Sintió amargura por su infancia perdida»; «Siempre vivió por encima de sus posibilidades»; «Decidió que el matrimonio sería incompatible con su carrera»… En el centro, una mesa y unas sillas para organizar periódicamente charlas con colegas artistas de generación para tratar estas mismas cuestiones.

Detalle del montaje de la propuesta de Cristina Garrido

Y también es un acto político ‘Con la mano’, recuperación de una serie prácticamente desconocida de Susana Solano (que además adquiere para su colección el CA2M), que solo se vio unos pocos días en la Fundación Miró dentro de la exposición, la primera individual de la catalana, ‘Esculturas y dibujos’, de 1980. Un conjunto de textiles inspirados en un poema de Ungaretti que hacen de bisagra entre los conocimientos pictóricos teóricos insuflados en sus años de formación por Hernández Pijuán y su deseo de saltar a la escultura.

Los pliegues de los soportes y las puntadas con hilo infligidos sobre los mismos determinan la tridimensionalidad de unas telas que se niegan a ser lienzos estirados. Solano se convierte en eslabón así de otras protagonistas en el museo como Aurèlia Muñoz o Teresa Lanceta (en la colección), y representante básica de la que se denominó Nueva Escultura Española, que eclosionó en paralelo a la británica, quizás menos conocida internacionalmente por la falta de mira de nuestras propias instituciones, que estuvieron más atentas a los aires foráneos que a los propios. ¡Cuánto trabajo le queda por hacer a Segade en el Reina y qué bueno fue el que hizo –también su antecesor, Ferran Barenblit– en Móstoles!

Detalle de las obras de Susana Solano
Cristina Garrido. ‘El origen de las formas’. Comisaria: Tania Pardo. CA2M. Móstoles. Avda. Constitución, 23. Hasta el 7 de enero de 2024
Susana Solano. ‘Con la mano (1979-1980)’ CA2M. Móstoles. Avda. Constitución, 23. Hasta el 7 de enero de 2024

Texto publicado en ABC Cultural, Nº 1.572, el 17 de junio de 2023

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