Textos sobre arte contemporáneo, arquitectura y diseño de Javier Díaz-Guardiola publicados semanalmente en ABC Cultural y otras publicaciones del sector
España se convierte en país invitado de la presente edición de La Mar de Músicas. Representantes de todas las regiones nutren una muestra en distintas sedes que pone el foco en nuestros ‘acentos’
Un momento de la ‘performance’ ‘El museo del pueblo’, de Daniel García Andújar – José Filemón
Veintiséis ediciones lleva con la que ha comenzado esta semana La Mar de Músicas dinamizando la vida cultural estival en Murcia. Lo hizo en el cambio de siglo, apostando primero por África, cuando nadie se interesaba por el continente y sus sones resultaban más exóticos que otra cosa. Con el tiempo, este festival –de los más longevos en nuestro país, y de los pocos proyectos culturales que en España sitúan, gracias a la cultura, una localidad en el mapa– se encargó de acercarnos a diferentes realidades nacionales a través de la música, en 2022, la de República Dominicana, la que suspendió en 2020 el coronavirus.
«Me interesa que un medio tan denso y cargado de referentes como la pintura pueda ser utilizado para hacer cosas frívolas»
«Animales salvajes», en La Fresh Gallery, es la primera cita en una galería española del chileno José Pedro Godoy, identificado con «el mal gusto»
José Pedro Godoy en La Fresh Gallery (Foto: José Ramón Ladra)
A José Pedro Godoy (1985) lo «descubrimos» en España gracias a los Projects Rooms de ARCO’15. Ese mismo año, La Mar de Músicas lo incluía en en su programa expositivo. El que iba a ser ahora un periodo sabático en Madrid, tras labrarse un buen currículum en Santiago de Chile, su ciudad natal, ha coincidido con su primera cita española en una galería (LaFresh). Su título, Animales salvajes. Un buen resumen de su manera de entender la técnica, en forma y contenido. Continuar leyendo «José Pedro Godoy («Animales salvajes». La Fresh Gallery)»
ABC Cultural cuelga el cartel de «cerrado por vacaciones» hasta septiembre, pero no así un sinnúmero de espacios artísticos que incluso programan de forma especial en agosto. He aquí una selección de los más destacados de nuestro país. Trabajo incluso cuando el calor aprieta
Instalación de Mercedes Lara para el Festival de Almagro
El festival de música SOS 4.8 de Murcia es uno de los más comprometidos con la creación artística. Su última edición incluyó un programa con vocación de continuidad para crear en el tiempo un museo de la luz al aire libre
Proyecto de Nico Munuera para el SOS 4.8
«Hágase la luz», debió decirse el SOS en la edición de 2016 que tuvo lugar a comienzos de mayo. Y la luz se hizo. Algo natural, por otro lado, en un momento como el actual, en el que todos son tinieblas, explican desde T-20 Proyectos, los responsables de su programa artístico este año. Hay que precisar que, desde su nacimiento en 2008, el SOS 4.8 de Murcia, el festival de música más madrugador de todos en España, ha apostado por la creación plástica. También por la sostenibilidad y por la reflexión y el pensamiento. En este último caso, su programa de charlas y conferencias se llama Voces y, para que entiendan su alcance, no hay más que repasar a sus invitados para ese fin de semana: Marc Augé, Isidoro Valcárcel Medina, Pedro Medina, Gonzalo Suárez… Hay que trasladarse a La Mar de Músicas -también en esta región- para encontrar una comunión tan estrecha entre música actual y arte en nuestro país.
En esta edición -la novena- del festival (en el que por los ecenarios del recinto ferial La Fica han pasado Manic Street Preachers, Love of Lesbian o The Big Moon, entre otros), el programa artístico abandonó sus instalaciones y se alió con el barrio en el que se desarrolla: «De los 75.000 asistentes que tiene el SOS, al final solo unos 4.000 terminaban acudiendo a sus citas artísticas -explican Carolina Parra y Nacho Ruiz, galeristas de T-20 y sus nuevos impulsores-. Con la nueva orientación, se amplía su público objetivo y además se hace a los vecinos del barrio en el que se desarrolla copartícipes de lo que está sucediendo. Es la primera vez que todo se ha consensuado con ellos», expresan.
Y esto es así, además, porque uno de sus platos fuertes, el que lleva por título Luz, tiene vocación de continuidad: «Luz es un proyecto de intervención urbana, pionero en España, que quiere dejar patente la implicación del festival con la ciudad, a la vez que influye en su estética«. Hasta ocho artistas murcianos ocupan otros tantos enclaves de las calles Luis Montes Pagán y Parroco Pedro Martín Conesa, las que marcan de alguna manera los límites del barrio de Vistabella y son las dos grandes avenidas de entrada al SOS, con piezas con lo lumínico como protagonista: «En un momento como éste en el que todo parece oscuro, la luz, que siempre es algo positivo, es la respuesta. Ysi te fijas, todo funciona así, hasta en el mundo virtual. Facebook es una inmensa oscuridad en la que cada uno de nosotros es una pequeña lámpara«, comentan los comisarios, que, además, no querían recurrir de nuevo al mural, que es lo fácil y lo cómodo cuando de arte urbano se trata.
Aportación de Isidoro Valcárcel Medina para «Luz»
Sobre la fachada del mercado del barrio, las aportaciones de Sonia Navarro y FOD. La primera, con Recorridos, ilumina el paseo que históricamente ejecutaban con sus pasos las mujeres para llegar a este lugar de abastos. El segundo se inspira en un recuerdo infantil y homenajea una estructura arquitectónica tan efímera como común en el sur de España como son los voladizos de uralita que él contempló durante años en la zapatería familiar. En la azotea de este mismo edificio, la única obra que no funciona con luz eléctrica, la de Nico Munuera, que es además la única pieza de día, que aprovecha los rayos de luz para «pintar» sobre la superficie de los inmuebles colindantes.
Completan el conjunto los trabajos de Sergio Porlán (que traduce los patrones alucinatorios de Cloubet a formas geométricas unidas por una línea invisible, a no ser que la naturaleza imponga sus ritmos); Juan Sánchez (un vídeo y un «símbolo», los titulados Juan 6:38 competían con la música del festival y la fachada de la iglesia ortodoxa de la ciudad, respectivamente); Isidoro Valcárcel Medina (y su oda a la luz apagada, con sus tres mazos de bombillas fundidas casi en su totalidad); Miguel Fructuoso (y su luminoso en el que el horror y la diversión, como en la vida, se sitúan a un mismo nivel); y Pedro Guirao (que ha colaborado con los vecinos para apadrinar una única farola, de la que pagará su consumo eléctrico durante 8 años. Una placa a sus pies lo recuerda).
La idea es que estas piezas permanezcan en sus lugares mientras los vecinos así lo dispongan. Aunque podrían cambiar de emplazamiento, mientras otras podrían unirse a ellas en años sucesivos, generando así un gran museo de la luz al aire libre.
Detalle del montaje de «Nave Oporto. Grandes éxitos», en T-20
El espíritu festivo continúa en T-20, sede de la galería de Parra y Ruiz. Hasta allí se traslada parte del espíritu de Nave Oporto, estudio de artistas del barrio homónimo en Madrid en el que, en términos artísticos, tampoco es que pase nada, pero en el que ellos se han convertido en imán para otros creadores en la capital. De alguna forma, pues, se hermanan dos vecindades en las que el arte tiene mucho que decir. Sus nueve integrantes, cada uno con su personalidad, han conseguido crear algo sólido. Y esa es la filosofía de la muestra colectiva Nave Oporto, que es además la primera participación colectiva de sus integrantes. Grandes éxitos es su título, en la que, en cadena, cada artista ha seleccionado una obra del siguiente, en todos los casos referidas a la música, la noche, la cultura de club… Como la «falsa» bola de discoteca de FOD (un elemento que también aparece en una foto de Miguel Ángel Tornero); el homenaje de Miki Leal al Modern Jazz Quarter (Toni Ramón se lo hace a Pearl Jam y su irónico rayo); los embalajes de Irma Álvarez-Laviada (llevados a los edificios por Manuel Saro, que recupera la memoria del Proyecto Dazzle de la Primera Guerra Mundial); los collages de Santiago Giralda, el patrón de la chupa perfecta para lucir en un concierto de Sonia Navarro y los restos de la fiesta (y el naufragio) de Belén.
Y juntos conforman una de las joyas de la expo: nueve «afiches» personales e independientes que juntos forman uno y que se regalaron durante los días del festival. Corran. Un cartel así (artístico o musical) no es fácil que vuelva a repetirse.
Pieza de FOD para «Luz»
Texto ampliado del publicado en ABC Cultural el 7 de mayo de 2016