La primavera, los proyectos altera
El mes de mayo propicia la puesta en marcha de un buen ramillete de iniciativas por todo el país que aportan un soplo de aire fresco al tejido artístico y su mercado

Un estudio de arquitectura y co working que se abre a la organización de exposiciones en Madrid (WhiteLab); un programa de visitas guiadas a los estudios de artistas en Málaga de la mano de expertos (RoutArt); una nueva galería como plataforma de los comisariados expandidos de sus gestores (Dilalica en Barcelona); una feria en un edificio del barrio de Salamanca… La primavera invita a agudizar el ingenio y poner en marcha nuevos proyectos artísticos que hacen más accesible el arte a profesionales y públicos.
WhiteLab-Madrid

Hace tres años, los arquitectos Ian Vila y Luis Balaguer tomaron la decisión de que su ámbito de trabajo en Madrid no sería un estudio de arquitectura al uso. Inspirados por iniciativas que habían conocido por sus estancias profesionales, por ejemplo, en el Distrito 789 de Pekín, donde los artistas han convertido sus estudios en puntos de reunión, transformaron lo que fue la primera versión de WhiteLab, en la calle General Martínez Campos, en un espacio que también combinaba su labor como arquitectos con la organización de eventos y el coworking.
El éxito de su apuesta (sede ya del festival de otoño Art Batallion, que en septiembre alcanzará su cuarta edición) ha favorecido que, un año después, WhiteLab salte a la Castellana, cuadruplique su espacio (de los 200 m2 iniciales a los 800 actuales) y sumen la exhibición de arte a su lista de incentivos. Para ello, Vila y Balaguer se alían con Tamara Kreisler, nueva directora de la dimensión artística de su propuesta, que seguirá compaginando con la gestión de la web de arte on line Kreislerart.com.
Los tres responsables se han marcado dos metas: de un lado, que el espacio sea una plataforma en la que acoger a todos aquellos artistas emergentes a los que les cuesta encontrar una galería en la que exponer. Por otro, colaborar en todo momento con comisarios externos que insuflen savia renovada a sus objetivos. En este sentido, la primera exposición de este entorno (vecino de WeCollect, que estos días lanza un premio de dibujo junto a Montblanc), destinado a convertirse en «pulmón cultural de la Castellana», según sus promotores, es una colectiva sobre jóvenes ilustradoras españolas (Entre-Lazadas) que lleva la firma de Plataforma PAC.
White Lab se divide en dos plantas. La primera funciona ya como espacio de coworking destinada sobre todo al diseño. En la segunda, bajo tierra, las exposiciones (unas 22 al año) se repartirán entre dos estancias: Stage (para obra seriada y fotografía) y Atrio (para obras únicas). Por último, el espacio denominado Búnker, de inspiración neoyorquina, se destina a la organización de enventos, presentaciones y charlas, donde una cocina, un billar y un área de sofás invita a disfrutar del arte de forma distendida: «Nuestro deseo –explica Kreisler–es hacer de esto algo muy abierto y ameno, donde el número de impactos que recibes te vayan abriendo el apetito por el arte poco a poco. Tal vez tú venías a la presentación de una farmacéutica y de pronto descubres que te interesan las obras de arte de la sala de al lado. La idea es acabar con los prejuicios de que el arte es caro o solo para entendidos». White lab. Madrid. Paseo de la Castellana, 168.
Routart-Málaga

Málaga ha encontrado un filón en el turismo cultural, y RoutArt se ha propuesto subirse a ese carro apoyando el mercado artístico local y fomentando el coleccionismo. Lo que proponen sus promotoras, Alicia Gutiérrez y Elisa Sala de Zaldívar (expertas provenientes del ámbito del arte y el turismo), son un conjunto de rutas personalizadas a los principales museos y galerías de la ciudad, pero, sobre todo, a los estudios de los artistas, las cuales no se desarrollan de cualquier manera, sino de la mano de profesionales del sector (críticos, gestores culturales, pero también guías más mediáticos como la escritora Carmen Posadas, el cineasta Santiago Segura o la actriz Aitana Sánchez Gijón), que pudieran asesorar en adquisiciones o transmitirles sus experiencias de una manera más cercana.
Desde RoutArt tienen claro que ellos no son una galería, sino un «catalizador», de forma que si cayera alguna compra en algún estudio de un artista ya representado por alguna firma, la venta se realizaría a través de la misma. Y la nómina de creadores, hasta 35, incluye a emergentes como Victoria Maldonado, José Luis Valverde, Imon o Darko, a consagrados como Chema Cobo o Chema Lumbreras, o de media carrera como Medina Galeote o Santiago Picatoste.
Dotar de visibilidad (a los creadores, a las instituciones, al tejido cultural de la ciudad) es lo que más repiten en su discurso Gutiérrez y Solo de Zaldívar, que además organizan cursos sobre coleccionismo o de asesoramiento jurídico para artistas. Cada mes se pondrán en marcha un par de rutas de cuatro horas de duración, para grupos de no más de 20 personas. Las más profesionales, con agentes del sector; las más distendidas, con los guías mediáticos (como la primera de ellas, la del 24 de mayo, de la mano de Boris Izaguirre). Se admiten los paseos bajo demanda. La intención última es convertir a sus organizadores en «enlace» entre los distintos agentes del sector artístico y los coleccionistas, transmitiendo la idea de que «el consumo de arte se puede hacer de forma asequible e innovadora».
La Feria primavera del Tercero de Velázquez.

De vuelta a Madrid, comprobamos cómo El Tercero de Velázquez, el proyecto con el que la comisaria Julieta de Haro convirtió hace unos años su propia casa en sala de exposiciones, va viento en popa. Tanto, que desde hoy y hasta el lunes ha preparado la primera edición de la Feria de Primavera del Tercero de Velázquez, en un deseo de aglutinar a todos los artistas y cómplices de su iniciativa desde su arranque hasta ahora (fechas en las que ocupa sus estancias el fotógrafo Ciuco Gutiérrez, el último en llegar a este espacio entre la galería y el gabinete de coleccionista). Y de hacerlo de una manera más amplia, pública, pues, como saben, al Tercero solo «se sube» por rigurosa invitación de su propietaria. Su carácter «privado», hasta ahora, formaba parte de su esencia.
Para que todo esto sea posible, cuenta estos días, en el mismo barrio madrileño de Salamanca, con la complicidad de una familia de coleccionistas que le cede la primera planta (hasta 400 metros cuadrados) de un edificio en la misma calle Velázquez. Allí entran hasta 18 artistas de la naturaleza que le gusta a De Haro: seniors, realmente de su generación, con toda una trayectoria consolidada pero a los que el sistema da la espalda.
Ellos asumen durante cinco jornadas, de domingo a lunes, las estancias de este señorial inmueble ocupándolo como si de una instalación se tratara: así, Rosa Muñoz emplea sus propios catálogos como peanas de sus fotografías tan escultóricas. El pintor Ángel Haro, borriquetas con restos de pintura que en algún momento las salpicaron en su propio taller. Marta Chirino, mezclando sus dibujos botánicos con elementos naturales… Quedan prohibidos los clavos y, por tanto, hay que agudizar el ingenio.
Les acompañan en esta aventura otros creadores destacados como Alicia Moneva o Maya Pixelskaya, de las últimas ocupantes del Tercero; o Pedro Castrortega, que aprovecha para presentar esculturas de gran formato «pintadas» con fuego. También viejos conocidos como José Piñar, Mar Solís, Luis Pérez Calvo y Ouka Lele. Asimismo, no falta a la cita Javier de Juan: con él empezó todo… La multiplicidad de técnicas y estilos está pues asegurada.
Clorofila Digital cuenta con ámbito propio, al ser una marca detrás de muchas de las producciones artísticas aquí presentes. De igual forma, los diseños de mobiliario son cedidos para la ocasión por Laurent Dif. De lo que se trata, en definitiva, es de generar formatos de exhibición y venta diferentes, y disfrutar del arte junto a sus autores, nutriéndose de sus anécdotas. Madrid. C/ Velázquez, 40, primera planta. Hasta el 20 de mayo.
Dilalica.

La falta de un espacio físico propio impedía al colectivo curatorial Dilalica presentar todos los proyectos que se les iba ocurriendo. Así mismo, sus integrantes, a caballo entre Madrid, Barcelona y Nueva York, precisaban de una base de operaciones. Estos problemas se solventan con la apertura del espacio homónimo en la calle Trafalgar, 53 de la Ciudad Condal. «Dilalica–comentan Louis-Charles Tiar y Cati Bestard, los directores de esta iniciativa, que no es una galería al uso en tanto que no representa a artistas– diseña propuestas curatoriales que derivan en obras originales. El cuestionamiento de la autoría, de la arquitectura como sistema o el género, la creación de herramientas para generar obras y la tensión entre el formato físico y el digital, son algunos de nuestros intereses principales».
De hecho, su exposición inaugural pone en entredicho la funcionalidad del espacio que la alberga, al que convierte en herramienta de trabajo. Así, reformado por el estudio Maio, sus arquitectos ejecutaron las mínimas intervenciones para la apertura del local, dejando gestos muy visibles que irán mutando con el tiempo y que ahora son el punto de partida de los seis artistas convocados. Como Luz Broto, que se centra en sus columnas, o Lara Fluxà, atenta a los agujeros de las paredes. Los acompañan Aleix Plademunt, Elsa de Alfonso, Claudia Pagès y Pedro Torres.
Dilalica, que completa su organigrama con Ana Ramírez y Marta Sesé, apoyará el contexto local, a sus artistas, pero abrirá sus puertas a otros agentes como Cristina Anglada, co-comisaria de la próxima cita, Dígitos y átomos, ya en otoño. Contar con su propia sede no impedirá, en cualquier caso, que el colectivo siga recalando en otros lugares. De hecho, para noviembre llegarán a Madrid con el proyecto PostCrisis.
Y en esta misma ciudad, en Passeig del Born, 27, la vivienda de Luisa Ortinez, vinculada a la web de venta on line www.cientomasuna.com, se convierte por vez primera en sala de exposiciones, en la estela de la malagueña Casa Sostoa, con una propuesta de dibujo para el salón de David Escalona (la titulada Unidad de cuidados intensivos), que hasta el 15 de octubre puede visitarse con cita previa.
«Who The F*** Is…?».

En Madrid, la galerista Lucía Mendoza lleva tiempo dándose cuenta de que mayo es «un mes raro» en las programaciones artísticas: «Es un hueco que queda entre el fin de la propuesta que coincide con ARCO y todavía muy pronto para lo que llegará con PHotoEspaña». Eso, sumado a la imposibilidad de toda galería de seguir sumando artistas a su nómina, «mientras se mantiene el deseo de hacer cosas nuevas y seguir descubriendo autores», ha dado pie a dedicar este mes a un programa de curioso nombre (Who the F*** is…?, algo así como ¿Quién narices es…?, pero en bruto), que permita seguir introduciendo en su espacio nombres con gran calidad pero sin los que necesariamente se desarrolle un vínculo profesional a largo plazo («Todo está por ver»). El elegido para el pistoletazo de salida de la propuesta es el canario Federico García Trujillo, un pintor excepcional que en Futuros cancelados aborda la cuestión de los futuribles truncados.
No es la única galería que busca abrirle las costuras al modelo. En Málaga, JM apuesta por el arte en vivo para atraer nuevos públicos. Para ello, deja en manos de Marc Montijano el programa de performance JMenvivo, coordinado por Susana Hermoso-Espinosa y que hace una lectura diferente de las exposiciones que este espacio vaya presentando en los próximos meses. La primera, que lleva por título Santa Águeda en el burdel, será el 25 de mayo y correrá a cargo de Delia Boyano. A partir de septiembre, el proyecto continuará con otros artistas invitados, consolidándose como parte de la programación habitual de la galería y con la intención de convertirse en un referente del sector.
Texto ampliado del publicado en ABC Cultural el 18 de mayo de 2019. Nº 1.378
Estuve en WhiteLab el 2016 y me gustó ver lo ofrecido en su momento. Creo que han sabido continuar con la parte alternativa del arte contemporáneo, aunque pienso que deberían incluir a más artistas urbanos o grafiteros.