«No habría corazón que soportara tanto drama como el recogido en “Se(nti)mental”»
Segundo libro de este joven ilustrador, un fenómeno en redes sociales, que ha convertido el (des)amor en la base de su reconocible y seductor estilo
Es Alfonso Casas (Zaragoza, 1981), uno de esos ilustradores que arrasan en redes sociales, con cuentas en instagram y facebook que echan humo. No es de extrañar: su estilo, muy reconocible, de reducida paleta cromática, trazo grueso y abocetado, y perfecto maridaje entre imagen y texto, es muy visual, hecho a medida para esas pantallas que estamos consultando todo el día y en las que hundimos la cabeza durante horas.
Ese mismo mundo virtual es un ámbito al que el ilustrador acude a menudo («Las mayores distancias no se miden en kilómetros. Se miden en megas disponibles») cuando trata uno de sus temas favoritos: el de las relaciones personales. Precisamente, «Se(nti)mental» (Lunwerg), su segundo libro, es un canto al (des)amor, en una apuesta por el formato físico de alguien que, aunque vive bien imbricado en esta sociedad tan líquida y efímera, se confiesa un enamorado del papel. No en vano, es en este material en el que nacen sus ilustraciones…
Cuando se pone «Se(nti)mental», ¿qué le sale?
Se(nti)mental es una recopilación de ilustraciones que giran en torno a ese tema tan universal que es el (des)amor. El juego de palabras del título intenta reflejar que este libro, lejos de ser romántico hasta el exceso, toca el tema desde un punto de vista canalla e irónico, con bastante sentido del humor.
Nunca mejor dicho, en el libro hace «de tripas, corazón». ¿Cómo se consigue ser original con un tema tan trillado –y además tan conocido por todos– como es el del (des)amor?
Lo increíble de un tema tan manido como el amor es que siempre hay un punto de vista nuevo, siempre hay una cara del prisma que no habías contemplado. Se ha escrito mucho sobre él, y siempre hay una nueva perspectiva. Y, a la vez, todos hemos pasado por lo mismo, y todo está inventado. Creo que ahí radica su grandeza.

Usted mismo recuerda al doctor Jekyll, al que le preguntaban por qué siempre se ponía en lo peor. Le lanzo de nuevo la pregunta: ¿Por qué es tan pesimista cuando trata estos asuntos?
Creo que, efectivamente, siempre me pongo en lo peor porque acierto más. También porque, en caso de equivocarme, prefiero que me sorprendan positivamente que llevarme una decepción. Aunque, sinceramente, en la práctica, me acabo haciendo las mismas ilusiones que cualquiera, aunque vea claras señales de lo contrario.
¿El día que cambie de actitud podría ser aquel en el que terminara su relación con la ilustración?
Nunca he estado más inseguro que cuando he estado enamorado, así que, de momento, no hay por qué alarmarse. De todos modos, mi vida personal y mi trabajo van por caminos separados (la mayoría de las veces).
¿Por qué apuesta una persona como usted, un fenómeno en redes sociales, por el formato físico del libro?
Para empezar, soy un absoluto enamorado de los libros, como ilustrador y como comprador. Pese a que es un campo en el que es muy difícil destacar (por la amplia oferta) y muy complicado de rentabilizar, no hay nada que me guste más que este formato. Así que cuando hablé con Lunwerg y les comenté la idea, decidimos trasladar mi universo al papel, que, al fin y al cabo, es donde nació.
Es cierto que comenzó a ilustrar sobre molesquines, y este libro las recuerda por su formato y distribución. ¿Qué queda y que ha cambiado en usted y en su forma de proceder de esas primeras libretas al libro o el trabajo actual?
Aunque como ilustrador trabajo con diferentes estilos, empecé con este mundo de las libretas porque cuando trabajaba por cuenta ajena tenía más ideas que tiempo para llevarlas acabo. Es entonces cuando surgió este estilo, mucho más directo (que no sencillo), con una frase y un dibujo que se complementaban y le daban más fuerza a la idea.
¿Son los receptores de la web los mismos que los de un libro? En ese sentido, ¿se ha planteado el trabajo de otra manera?
Lo interesante de este libro es que cualquiera puede verse reflejado en sus páginas, da igual que tenga quince años que noventa y cuatro. Si alguna vez te has enamorado y se ha acabado, puedes disfrutar «Se(nti)mental» porque tú mismo has estado en esas situaciones. En este sentido, el libro no está sólo destinado al público que ya seguía mi trabajo en redes. Creo que cualquiera que haya pasado por algo similar puede ser un posible lector de este trabajo.

Me gusta su definición de sí mismo como «ilustrador» y «perdedor de tiempo profesional»: ¿Ambas tareas son compatibles al ciento por ciento? ¿Cómo entiende usted la ilustración?
Lo cierto es que desde que dejé mi trabajo para pasar a ser ilustrador freelance esa definición ha quedado un poco obsoleta. Nunca he trabajado tantas horas como en el transcurso de este año, así que lo de perder el tiempo ya no encaja tanto en mi día a día. El rato que no estoy trabajando intento aprovecharlo al máximo, aunque a veces no hay mejor manera de aprovechar el tiempo que perdiéndolo.
Se presenta el volumen como «libro interactivo». ¿En qué sentido lo es?
En mi caso, al pasar del formato digital al papel, quería ofrecer al lector «algo más», la posibilidad de interactuar con las ilustraciones, cosa que no puedes hacer a través de las redes. Es por eso que el libro incluye algunas ilustraciones en las que el lector tiene que «descubrir» el final de la historia participando físicamente de la ilustración. Además, el volumen incluye un «kit de emergencia» que permite cambiar el sentido de algunos dibujoss, de negativo a positivo. Digamos que este libro lo empecé yo pero lo acaba el lector.
¿Es ese barbudo que recorre las páginas su álter ego? ¿Habla en ellas en primera persona o son las redes sociales las que le inspiran?
Por suerte, no todo lo que dibujo habla de mí. No habría corazón que soportara tanto drama. Mi trabajo habla de lo que me pasa a mí, a mis amigos, a ti o a cualquier persona que lea esta entrevista. Muchas veces nos sentimos incomprendidos cuando hablamos de amor, y en realidad todos acabamos pasando por lo mismo. Creo que ahí radica lo interesante de este trabajo, y es que la gente es capaz de conectar con las ilustraciones e incluso reírse con ellas. Y si eres capaz de encontrar el lado cómico a una situación dolorosa por la que estás pasando tienes mitad del camino recorrido.
La reducción cromática lo define. Aquí son los negros y rojos los que sobresalen. ¿Por qué es importante que esto sea así?
Para mí es importante que el mensaje sea lo importante en la imagen, sin artificios, lo más directo posible. Es por eso por lo que uso únicamente el rotulador negro en la hoja en blanco. La elección de apoyarme en el color rojo parecía la opción lógica dado el tema del que suelen hablar mis ilustraciones
¿Qué es más difícil: ser ingenioso con la imagen o con el texto que acompaña a las obras?
Creo que lo realmente complicado es que funcionen en conjunto, que se complementen y ambos estén equilibrados.

¿En qué sentido «Se(nti)mental» es una evolución o contrapunto de «Amores minúsculos», su primer libro?
Mi trabajo siempre gira en torno a pequeñas historias, situaciones que cualquiera ha podido vivir. En este sentido, creo que ambas comparten el mismo tema pero desde puntos de vista completamente diferentes. Amores minúsculos habla de esos romances que nacen con vocación efímera, y que, cuando los miras en conjunto, te han dado lo mismo, o incluso más que ese hipotético amor de cuento de hadas que quizá llegue, o quizá no. Se(nti)mental habla del desamor, pero desde un punto de vista mucho más visceral, menos «naif».
Ese texto se llevó al teatro. ¿Cómo se consigue adaptar el trabajo de un ilustrador, basado sobre todo en el dibujo, a las tablas sin perder su esencia?
Creo que lo fundamental de ambos lenguajes, teatro y cómic, es que son un excelente medio para contar historias íntimas, de personajes, y, en ese sentido, la obra de teatro mantiene parte de la esencia del cómic original. Por su puesto que la adaptación no es literal: hay personajes o partes de la historia que quizá no funcionarían de la misma manera sobre las tablas de un escenario que leyéndolas en el salón de tu casa.
¿Ve el mismo destino para «Se(nti)mental»?
No creo que Se(nti)mental pudiera ser adaptado al teatro, de no ser que se hiciera en forma monólogos. Ahora que lo pienso, ¡igual sería divertido! Si hay algún interesado…
¿Hay ya un nuevo libro en marcha?
Yo espero que Se(nti)mental tenga una vida muy larga y que gente que no conocía mi trabajo tenga la oportunidad de hacerlo. Además en 2016 publicaré una nueva novela gráfica, más en la línea de Amores minúsculos, una historia sobre esas elecciones que hacemos a lo largo de nuestra vida y por las que, tarde o temprano, te acabas preguntando qué habría pasado si en lugar de A hubiera elegido B.

Texto publicado en la web de ABC Cultural el 7 de diciembre de 2015