Balance de Abierto Valencia 2022

‘Abierto Valencia’, en los laureles del X aniversario

La iniciativa de apertura conjunta de las galerías de la Comunidad Valenciana cumple una década. Diez años en ascenso frenado en seco por la pandemia y la coyuntura actual

Obras de la muestra ‘Casapuerta’, de Fuentesal y Arenillas, en la galería Olga Adelantado VISIT VALENCIA

Recuerda Olga Adelantado, galerista, y la que fuera entonces presidenta de la asociación LaVAC cuando tocó poner en marcha ‘Abierto Valencia’, que aquello fue como lanzarse a bucear a pulmón. Rosa Santos, quien ocupa ese cargo en la actualidad, puntualiza que esa primera edición realmente fue la celebración de una ‘Nit del’Art’, y no un fin de semana largo como el último, en el que incluso algunos actos y visitas guiadas se alargan a esta semana en curso. La iniciativa cumple diez años y, qué duda cabe, el contexto no es el mismo.

‘Abierto Valencia’ nació hace una década con el objetivo de sensibilizar al ciudadano de a pie de la labor desarrollada por las galerías, invitarle a conocer a sus artistas y seducirle para comenzar una colección. En esa carrera, e inspirándose en Apertura-Madrid, le tomó la delantera, por dos años, al Gallery Weekend barcelonés. De las escasas firmas que comenzaron, ahora el programa incluye a diecisiete, en un entorno tal vez más favorable, con instituciones que se suman a la iniciativa aunque sea de forma ‘festiva’, como bioHub VLC o CaixaFórum-Valencia, junto al IVAM, siempre un gran apoyo.

un hombre repara en una de las piezas de Diego del Pozo en House of Chappaz

Sin embargo, diez años después, la sensación que aporta el festival es que la cosa se estanca. ¿Se cuenta con el apoyo de las administraciones públicas? Sí, pero tímidamente. Esta llega en forma de ayudas a través de premios de adquisición por parte de Generalitat y Ayuntamiento de Valencia (si esta es la fiesta de las galerías de toda la Comunidad Valenciana, ¿dónde queda el reconocimiento por parte de otras instancias públicas?), que llevan aportando el mismo dinero (3.000 euros cada una) desde la primera edición. Se han sumado firmas, que han ido aportando savia nueva (Liminal, Tuesday to Friday, Jorge López), pero se echa de menos a otras que o han desaparecido (Visor o la segunda sede de House of Chappaz) o este año no han visto el asunto como algo suyo, como la alicantina Aural.

Y quizás lo más llamativo: en una propuesta que hace bandera de ‘la apertura’ cuesta encontrar artistas internacionales. Este año, una australiana (Lauren Moffatt en Liminal; un peruano ‘de Bilbao’ en Jorge López y un portugués, Carlos Andrade, en Alba Cabrera). El círculo se estrecha más si se afina y se analiza el origen de los autores españoles. No deja de ser una anécdota, pero da que pensar que eso se deba al deseo de seducir a las instancias adheridas al programa de adquisición de obra, donde una, para más inri –la Fundación Juan José Castellano Comenge– dejó desierto su galardón este año por no encontrar ‘pintores’ y ‘locales’ que se adecuaran a sus necesidades.

Dos personas observan una obra de Javier Bravo de Rueda en Jorge López

‘Prudencia’ fue una de las palabras más repetida durante las jornadas de Apertura en Madrid. Aún así, la mayoría de las galerías no dejaron de lado el riesgo en sus propuestas. Es obvio que el programa de ‘Abierto Valencia’ no se hace en conjunto, pero el resultado final es conservador, ensimismado, anclado en la pintura y con resultados poco críticos o que disturben al espectador.

Aún así, no está en absoluto todo perdido. Hay propuestas rotundas en esta edición de cumpleaños. Como ‘Casapuerta’, deFuentesal y Arenillas, en Olga Adelantado. Una muestra que habita ese espacio intermedio entre lo individual y lo colectivo, lo íntimo y lo público, y que convierte la propia galería en una especie de refugio, medido a su vez con las dimensiones del cuerpo de sus autores –que por primera vez abren sus archivos– y el peso del paso del tiempo (conexiones con otras genealogías de la escultura española y andaluza están servidas).

Asimismo, el contenido crítico se mantiene en la individual deDiego del Pozo Barriuso en House of Chappaz y en la colectiva ‘War Radio Show’ (Xavier Montsalvatje, Acaymo S. Cuesta, Sabela Zamudio…), comisariada por Ricardo Forriols en Set Espai d’Art.

Una mujer experimenta las obras interactivas de L. Moffatt en The Liminal

El primero nos interroga sobre las cualidades físicas del odio, que en la muestra es viscoso y expansible; en el tiempo y en el espacio. El segundo consigue vincular su propuesta con la capitalidad mundial del diseño de Valencia (parte de un aparato de radio de la colección Alfaro Hofmann desde los que el nazismo se hizo con la victoria de la batalla mediática) y sacar la exposición al espacio público con las pancartas de Irma Marco, en una cita que alerta del actual ‘estado de guerra’ en el que estamos inmersos y desde una galería que, también en su décimo cumpleaños, no opta por mirarse el ombligo si no ‘salvarnos’ el de todos.

Si quieren nombres de artistas jóvenes, Jorge López, en su primer Abierto, reúne con actitud punk a Gema Polanco, Álvaro Porras y Bravo de Rueda. Transgredir la norma desde el desencanto. Como hace Noemí Iglesias en Shiras, cuestionando la idea de amor romántico que inunda nuestro imaginario y tratando de pautar lo que se espera de uno cuando se vive bajo sus efectos. Ella hizo una particular ‘cuarentena’, con 40 citas con 40 chicos que conoció por Tinder y con los que repetía protocolos durante 24 horas. Pero, sobre todo, no le pierdan la pista a Lola Zoido en Tuesday to Friday (que se mudó recientemente de espacio) y que propone paisajes ‘transportables’, imprimibles incluso en una impresora, ahora que nos cargamos el medio ambiente.

Obras de la colectiva en torno al poder de los medios en Set Espai d’Art

Les prometí mucha pintura y la tienen, de distinto signo, en Rosa Santos (Xisco Mensua, íntimo, también en su experimentación con la cerámica); en Shiras (el último Rafael Canogar, que pinta sobre metacrilato, influido por el reflejo de las pantallas); Vangar (Capi Cabrera, traduciendo el paisaje canario a sinestesias); La Mercería (Paco Dalmau, que experimenta con los materiales) y Gabinete de Dibujos (con una colaboración entre el artista urbano Escif y su hijo pequeño Otto 183: un ejercicio de límites, pautas y libertades, en el que el montaje y el catálogo –pensado para ser intervenido, como los muros de la galería– son una pieza más).

Por eso sobresale lo de Moffatt en The Liminal, y su aventura en el metaverso y la realidad virtual. Reconozco que los resultados distan de lo que me atraería a primera vista, pero hay que reconocerle su tesón a esta firma que, como indica su nombre, indaga en lo que nos saca de las zonas de confort.

‘El pliegue y el límite’, de Vicente Gómez, en Alba Carrera

Texto ampliado del publicado el 1 de 0ctubre de 2022 en ABC Cultural

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