«Apertura»: tiempo de abrirse a los nuevos públicos del arte
Las galerías de Madrid celebran su fin de semana más largo, el de su inauguración conjunta con Apertura. Cuatro nuevas firmas se unen a la fiesta: Silvestre, PuxaGallery, Kow y Lucía Mendoza. Con ellas charlamos sobre el sector

Desde el jueves 13 de septiembre y durante el fin de semana, las galerías de la asociación Artemadrid (las más importantes de la capital) celebran Apertura, su ya institucionalizada y festiva inauguración conjunta para recibir la temporada. Este año, se estrenan en estas lides cuatro firmas, las últimas incorporaciones al colectivo: Silvestre (Vanessa H. Sánchez y Pep Clúa), Puxagallery (Nuria Misert y Ángel Antonio Rodríguez, la recién llegada Kow (Christian Domínguez) y Lucía Mendoza. En el local de esta última convocamos a sus propietarios para felicitarles y para tomarle el pulso al sector.
Comencemos presentándonos.
Pep Clúa: Galería Silvestre nace en 2014. Nosotros venimos de la periferia, con sede en Tarragona y en Madrid. Esta tiene muchas ventajas, pero también ofrece muchas dificultades, por lo que el año pasado decidimos dejar la periferia, cerramos el local en Cataluña y, desde el año pasado, tuvimos la suerte de mudarnos a un segundo local más grande en la calle Doctor Fourquet. La galería comenzó apostando fuertemente por la pintura figurativa radical y contemporánea, aunque, como es lógico, no nos hemos ceñido tan solo a eso.
Nuria Misert: PuxaGallery se puso en marcha en 2016. Tanto Ángel Antonio Rodríguez como yo contábamos ya con una trayectoria, el más como crítico, comisario y fundador del festival AlNorte, yo centrada en las galerías, con una última etapa en Marlborough. La idea ha sido trabajar con artistas a los que veníamos siguiendo por nuestra experiencia previa, buscamos autores que aporten al circuito actual y entre los que se producen diálogos entre generaciones. Eso nos ha llevado a promover la obra de jóvenes como Santi Lara o Cristina Ferrández, con la que inauguramos ahora, y, al tiempo, hacer expos de veteranos como Santiago Serrano, Vilariño, Luis Fega o internacionales como Baltazar Torres. No nos ajustamos a ninguna disciplina y, aunque tendemos a la pintura, favorecemos todo tipo de técnicas, incluso el vídeo, que no es nuestro punto fuerte. Tenemos mucha vinculación con Asturias, de ahí el “Puxa” (ánimo, fuerza), del nombre.

Lucía Mendoza: Yo soy periodista de carrera, aunque siempre he estado cerca del mundo del arte. En 2010 comienzo mi trayectoria como galerista con una pequeña firma de lo que ahora se entendería como arte moderno, del siglo XX. Pero ese no era el proyecto con el que yo me sentía identificada. No era mi tiempo, ni mis artistas, aunque sí la generación que rompió muchos moldes. Reformada y con un espacio más grande, el actual, la galería abre ya en 2014 con mi propio nombre y mi propia selección de creadores. Son artistas jóvenes y contemporáneos. Yo soy peculiar como galerista porque no sigo una línea determinada, sino que me muevo por mi propio criterio, selecciono obras que me gustan sin mirar edades, sexos o condiciones de su autor. Represento a autores nacionales e internacionales, casi todos de media carrera. Y lo que sí me he dado cuenta es de que casi todos abordan la relación de los seres humanos entre sí y sus contextos. Son autores para los que el arte es espejo del momento que vivimos.
Christian Domínguez: Lo mío es algo más complicado de explicar. La nuestra es una galería que tiene su origen en Berlín hace diez años, la mejor en Alemania de su generación. Por amistad con mis dos socios, yo ya había conseguido que entraran en ella artistas como Santiago Sierra o Los Carpinteros. Llevo más de 35 años trabajando en el mundo del arte, y no me gusta definirme como curador sino como amigo de artistas. He editado libros con Taschen, he dirigido un centro de arte contemporáneo, he asesorado a coleccionistas, que es a lo que me dedico, porque yo no vivo de mi sociedad con Kow. Pero gracias a que existe Berlín, podemos permitirnos tener un espacio pequeñito y modesto en Madrid, un Kow cerca del Rastro de 180 metros cuadrados sin la menor intención de venir a dar lecciones a nadie. Trabajamos con artistas de distintas generaciones que se ocupan de los problemas de nuestro tiempo. Eso significa contar con viejos maestros como Franz Erhard Walther o Barbara Hammer con la que inauguramos. El espacio ha estado abriéndose con cita previa durante los últimos cinco meses, pero ahora lo inauguramos de manera oficial. La idea es abrir de miércoles a sábado, por las tardes, y hacer cinco expos al año.

Son las cuatro últimas incorporaciones a Artemadrid, la asociación de galerías de la capital. ¿Por qué es importante que las galerías se asocien?
C. D.: Yo tengo una respuesta y viene de Alemania. Yo soy medio alemán y medio español, madre alemana, nacido en Berlín. Mi padre es hermano de Juana de Aizpuru. Y yo como alemán tengo un sentido de la comunidad muy grande. Aunque la gente luego se deteste, los alemanes se coordinan muy bien. Yo creo que si cooperamos se pueden hacer grandes cosas juntos.
Vanessa H. Sánchez: Es una cuestión de sinergias, de que los grandes pueden ayudar a los pequeños que entramos, mientras nosotros aportamos aire fresco y nuevos modos.
N. M.: Asociarse da fuerza al sector. Te profesionaliza y te ofrece como comunidad. Todos tenemos una preocupaciones comunes, cada uno a su nivel, que merecen respuestas conjuntas, porque la unión hace la fuerza. A ello se une que la asociación nos visibiliza de manera importante. En un momento en el que las visitas a las galerías han bajado considerablemente, es muy difícil hacer llegar tu programa, eventos como Apertura tienen un alcance brutal.
P. C.: Una asociación, al final, surge de una necesidad, de visibilizar problemas, dudas, de poner en comunidad problemas y necesidades. Políticamente se lucha mejor.
L. M.: Hablando claro, formar parte de Artemadrid, por ejemplo, da mucho prestigio. La asociación es una selección de las mejores galerías de la ciudad. No pretendo ser soberbia con esto, ni considerarnos mejor que nadie porque ahora hemos entrado, porque el dinero y la ilusión lo inviertes igual que todos los compañeros, pero lo cierto es que “las que son” están, y eso ayuda de cara a presentarse a una feria, de montar un proyecto, de acercarte a un artista, a un comisario… Para nosotros es un escaparate importante.

Pongámoles nombre a esas necesidades de una galería.
V. H. S.: Toda galería siempre tiene una necesidad de internacionalizarse.
L. M.: Esa es básica. Y la presentación de proyectos conjuntos como Apertura, el gallery weekend de Madrid, da muchísima visibilidad.
C. D.: El Gallery Weekend de Berlín es el evento artístico más importante en Alemania después de la Documenta.
L. M.: Artemadrid tiene un programa de comisariado unternacional que permite que estos agentes extranjeros entren en sus galerías.
C. D.: Las fuerzas vivas del sector, en España, no se han coordinado nunca de verdad. Han caminado fragmentadas, cada una tirando para su lado. Tuvimos una pequeña oportunidad de generar cierta imagen internacional a finales de los noventa, si se puede definir así, como la tuvieron los mexicanos, pero nosotros no supimos aprovecharla.
V.H.S.: De momento, el terreno nos lo está ganando Lisboa. Las ventajas fiscales a las grandes empresas en Portugal nos dejan muy lejos competitivamente. Y políticamente, mientras no ahondemos en la ley de mecenazgo, el IVA reducido, que son otros de los problemas de las galerías, no tenemos nada que hacer.
L. M.: La asociación nos sirve para defender de forma colectiva nuestros intereses. Ahí tienes a un interlocutor unido frente a Ministerio, Comunidad Autónoma o Ayuntamiento. Cuando este último decidió llenar todo esto de Meninas coloreadas, se elevó una protesta. Es una voz con muchos votos y eso aporta solidez.
N. M.: Además, la asociación te permite saber que tienes un lugar al que acdir cuando tienes una duda relacionada con la profesión. Cada artista te plantea muchas situaciones extrañas, también los clientes, que a veces se nos escapan porque son nuevas para nosotros. Además sabes que desde allí se rigen por un código de buenas prácticas profesionales. Eso da seguridad.
Mucho se habla de modelo en crisis. ¿Por qué montaron ustedes sus respectivas galerías, sabiendo todo esto de antemano?
P. C.: Porque el arte es como una droga, es una manera de conocimiento, de relacionarse de otra manera con la vida, nos lo creímos y nos lo seguimos creyendo. Y hemos sido lo suficientemente gallardos y aguerridos para meternos en este berenjenal.
L. M.: en mi caso, es verdad que es algo vocacional. Pero aún recuerdo la primera vez que desembalé un cuadro; era de Canogar. Me quedé extasiada. Y sentí la necesidad de que los demás vivieran la misma experiencia que yo había experimentado. Es como cuando necesitas contarle a alguien algo que te ha ocurrido, no te lo puedes quedar para ti. Aún se me ponen los pelos de punta.
P. C.: Pero eso lo puedes conseguir llevándolos a un museo.
L. M.: Pero como galerista yo elijo que artistas les muestro. Artistas que además me hacen pensar, que me descubren mundos, que te proyectan hacia adelante… Si hay algo que a mí más me gusta en este mundo es acudir al estudio de un pintor.
Como generación, ¿qué le aportan ustedes al modelo?
L. M.: Nosotros somos una generación de galeristas “tránsito” o intermediaria entre lo que era la galería y lo que va a ser. Ésta dejó de ser lo que era pero no sabemos en qué se va a convertir. Somos lo suficientemente jóvenes y digitales aún para asumir los cambios y con experiencia para asumir el modelo.
V.H.S.: Nosotros hemos aprendido a trabajar de serie con pocos recursos, hemos asumido que el sistema es precario. Y o se te caen los anillos por hacer determinada gestión. Somos dinámicos.
C. D.: Como yo trabajé cuatro años en el Ministerio de Asuntos Exteriores como responsible de lo que era el arte contemporáneo en España entonces, llevando de hecho a Santiago Sierra a la Bienal de Venecia, yo me di cuenta de que el hecho de que surja una generación relevante de artistas en un lugar y un contexto es muy complicado. Lo que se dio en los años 50 en Estados Unidos es porque eso era específicamente Nueva York después de una gran guerra. Aquí hemos vivido 40 años de franquismo, que odio reverdecer, y que nos fracturó completamente. No hay una cultura de gente pudiente en España que ame el arte y se apasione con él. Por eso yo estoy por la gente más joven. Los coleccionistas jóvenes son el presente y el futuro. Y nosotros tenemos que ser sus formadores. Es nuestro papel.
N. M.: Personalmente, creo en la galería, en el modelo, en su existencia. Es el lugar al que el artista trae sus últimas investigaciones, muestra su obra, y a ellas llega el público de forma gratuita, porque no cobramos entrada, para comprar pero también para aprender. Nuestra labor es volver a convertirlas en referentes.

Les hago esta pregunta porque me la hicieron a mí, artistas, hace pocos días, unos con la mayor inocencia del mundo, supongo desconocimiento, y otros con la mayor maldad posible: ¿son necesarias las galerías?
Todos: ¡Absolutamente!
L. M.: A no ser que quieran arriesgarse a exponer al arbitrio de los museos y las veces que te toque en toda una vida.
N. M.: Incluso pueden optar por hacer ferias por su cuenta, pero la experiencia del visitante no tiene nada que ver. Aquello es un batiburrillo, con mucho ruido, poco espacio para desarrollar un discurso…
P. C.: En mi opinión, en Madrid se está trabajando como nunca desde hace unos quince años, y no hay salida para el trabajo de todos ellos. Creo incluso que faltan galerías para ello, y galerías nuevas. Si la ciudad quiere desarrollar músculo artístico, necesita de más galerías.
V.H.S.: Yo también doy clases, formo a artistas, y ellos tienen una mirada negativa de la galería. Solo piensan en ellas en términos económicos y como depredadores. Esto no puede ser. No puede ser que algunos de mis alumnos lleven cinco años trabajando y no hayan entrado nunca en una.
L. M.: Cualquier artista que quiera tener una carrera internacional necesita de una galería. Sin duda. Tú puedes colar un cuadro en una exposición en un lugar remoto. Pero si quieres mostrar tu obra de forma rigurosa, con garantías, documentada, seria, necesitas un pulmón económico para hacerlo. Y convertirte en gestor, no solo en productor.
C. D.: La galería introduce orden en un sistema que ya de por sí es caótico. En República Checa hay muchísimo dinero, es un país próspero y sin paro. Allí hay galerías, pero funcionan fatal porque los artistas las traicionan constantemente, vendiendo en ellas y fuera de ellas a mitad de precio. Cuanto mejor funciona una galería mejor funciona el arte en un país.

Hemos quedado en que en España hay dinero. ¿Pero hay mercado para el arte?
L. M.: En España hay dinero, pero se está gastando fuera.
C. D.: Cualquier te puede decir que hay muchísimo dinero, pero la aproximación de sus propietarios al arte es inexistente. Nadie les enseñó a amarlo.
V. H. S.: Yo tengo la sensación de que cuando hacemos una feria, todos los galeristas somos conscientes de los coleccionistas que entran. Los conocemos por nombre y apellido.
L. M.: Yo discrepo. Creo que en los cuatro años que llevo abierta no ha habido feria en la que no haya conocido a un nuevo coleccionista, muy bueno y nacional. Gente entre 35 y 45 años con un montón de dinero, con profesiones nuevas hay. ¿Que no son coleccionistas para ti? Son compradores. Y así empieza cualquier coleccionista. No sistematizas hasta más tarde. ¿Cuántas veces no nos habrá pasado venderle a gente que ni de lejos pensaríamos que estaría interesado en comprar?
P. C.: Hay coleccionistas, pero la mayoría son conservadores, les cuesta arriesgar por lo nuevo.
Puxa tiene alma asturiana, silvestre llegó de Tarragona, Kow ha apostado por Madrid y no por otra ciudad española… ¿El mercado sigue pasando por la capital?
N. M.: La situación es complicada, pero hay mercado, tiene sus líites y somos muchas galerías, pero, sin duda, está en Madrid. Cuando hablas con colegas de fuera, te cuentan como en sus contextos se las ven y se las desean. En las provincias es que ya no hay actividad de ningún tipo. Aquí se mantiene aún cierto pulso.
V. H. S.: Tienes razón, es que no es solo el arte. Todo pasa por aquí.
L. M.: Posiblemente si hubiera un sistema nacional más coordinado, porque es cierto de que hay centros de arte interesantes, programas de residencias artísticas, si existiera un trabajo colaborativo que pusiera en relación a los sectores, que conectara a las galerías, avanzaríamos mucho.
P. C.: Todos sabemos qué cuatro galerías hay en Bilbao, qué cuatro galerías hay en Sevilla. La estructura es débil. Y no incluyo a Barcelona, donde la situación es más complicada y se está viniendo abajo. Hay ciudades con potencial económico en las que todo, no sabemos muy bien por qué, todo acaba en Madrid.
C. D.: Es un problema cultural, la crisis económica aquí ha sacudido muy fuerte y de forma dañina. Quizás si falló lo de los noventa, si esto no se convirtió en una especie de hub con Latinoamérica es proque no hubo una estrategia de comunicación y de prensa adecuadas e inteligentes. Era intermitente. En los grandes espacios nos dedicábamos a hablar de las exposiciones de Cy Twombly o Warhol. No se apoyó a los jóvenes, pero ni a los internacionales ni a los españoles.

¿Pero por qué una galería alemana como Kow apuesta por España?
C. D.: Porque Madrid reúne una serie de condiciones sociales y culturales que le interesa a la firma, una confluencia con Latinoamérica muy interesante. Kow es una galería de ideas. Esto se puede hacer porque lo de Berlín está cuajado. Y sabemos que los primeros años vamos a perder dinero.
Por cierto, no les he preguntado cómo van a hacer sus presentaciones oficiales en Artemadrid en este Apertura. ¿Qué es lo que van a presentar?
P. C.: Nosotros presentaremos a Gabriela Bettini, artista de la galería desde sus inicios.
V. H. S.: Pero tampoco hemos hecho tan bien los deberes. Me refiero a que nosotros hacemos las programaciones con dos años vista. Y ha coincidido que hemos entrado en Artemadrid ahora. Pero es cierto que Gabriela es muy importante para la galería y le tocaba abrir esta Apertura o no Apertura.
P. C.: Su Primavera silenciosa habla de la diversidad, de ecología, de feminismo, con un componente político desde la figuración muy interesante.
N. M.: Nuestra apuesta será Cristina Ferrández, una artista joven, de Alicante, cuya mirada también es ecologica y feminista. La exposición se titulará Campos de utopía y viene a centrarse en esas zonas, cada vez menos, en los casquetes polares que no pertenecen a ninguna nación y por ello están libres de todo poder o de acción humana. Es una reflexión sobre la fragilidad del paisaje, la soledad de la mujer, que desarrolla desde distintas técnicas. De algna manera la muestra es una continuación del proyecto que presentó en primavera en el Centro de Arte de Alcobendas, The non visible.
L. M.: Aquí desplegaremos el trabajo de Lecuona y Hernández que es un colectivo canario que expone por primera vez en Madrid y con los que por primera vez trabajamos juntos. Siempre hemos procurado introducir una pequeña instalación en cada expo pero esta lo va a ser en su conjunto. La exposición se llama Cuestiones vivas y se centra en cuestiones identitarias. Canarias siempre ha tenido una geolocalización muy complicada y a veces se sienten extranjeros en España. Las condiciones económicas también son peculiares y para traer la obra ha habido que importarla…
C. D.: Barbara Hammer, una histórica y pionera del cine experimental feminista. Se mostrarán dibujos y películas en una apuesta muy poco comercial.

¿Hacia dónde quieren dirigir su proyecto?
V. H. S.: El crecimiento internacional será lo prioritario. Llevar a los artistas hacia fuera y traer a artistas de allí, aunque esto suele ser más costoso. Queremos empezar a hacer ferias fuera. Estamos muy interesados en Europa.
P. C.: Hay un problema cuando trabajas con artistas desde el principio y que alcanzan la maduración contigo y es que eclosionarán a tu lado o lejos, porque es posible que “te los quiten”.
C. D.: ¡Pero eso le ocurre hasta a Lisson! Al único que no es a Gagossian, que se le van porque se enfadan…
P. C.: ¡No me consuela!
N. M.: Se trata de consolidar el proyecto. Y eso también pasa por la internacionalización. Estamos también centrados en Europa pero mirando ya a Latinoamérica. Sin pausa pero sin prisa.
L. M.: Nosotros ya estamos en el mercado internacional, hacemos ferias en Estados Unidos. Hemos aplicado a ferias europeas pero sin éxito. Latinoamérica, mientras sigamos haciendo Miami no tiene mucho sentido pues todo el coleccionismo de la zona pasa por ahí. En este momento, mi interés personal es hacer crecer a los artistas institucionalmente hablando, mientras progresamos en las ferias nacionales.
C. D.: como portavoz de Kow queremos evolucionar pensando en que nosotros no tenemos fronteras convencionales.
Palabras mayores
Si tenemos en cuenta que son 50 las galerías que componen la asociación Artemadrid, el atracón que se le viene encima al amante del arte desde la semana que viene es hiperbólico.
De consagrados, como Helena Almeida en Helga de Alvear a emergentes como Tito Pérez Mora (Twin Gallery). De algunos de ellos ya les hemos hablado en estas páginas: Óscar Mariné (Blanca Berlín), Antonio Ballester Moreno y Benjamín Palencia (L. Navarro y MaisterraValbuena), la peruana Patricia Camet en Ponce+Robles… De otros leerán en breve a continuación: Chema Madoz (Elvira González), Nono Bandera (Espacio Mínimo)…
«Colores» hay para todos los gustos: Elba Benítez convoca a Carlos Garaicoa, F2 a Lluís Hortalà. Mompó regresa a Fernández-Braso, mientras Mar Guerrero se estrena en Formato Cómodo. Kiko Pérez (Heinrich Ehrhardt), Oehlen (Juana Aizpuru), Soledad Sevilla (Marlborough), José Dávila (Travesía 4) u Oteiza (Guillermo de Osma) no deberían faltar en su lista.
Texto ampliado del publicado en ABC Cultural el 8 de septiembre de 2018 (Número 1.342)