Primeras impresiones de ARCO 2023

ARCOmadrid’23, ‘mediterráneamente’

Abre la 42 edición de la feria de Ifema encomendándose al Mediterráneo y las firmas internacionales para activar su recuperación y sus cifras pre-covid

Debería ser este ARCO, el de la 42 edición, el de la vuelta a la normalidad. Al menos será el primero en algún tiempo sin mascarillas. El ARCO del ‘regreso a las cifras –de ventas, de visitantes– de antes de la pandemia. Por eso su sala VIP (ahora ‘guest’) es una verbena, llena de colorinchis, neones y hasta un gimnasio (no se lo digo en broma: lo firma Patricia Urquiola y es techno). Pero los datos macroeconómicos son tozudos y la geopolítica, una canallada cuando se lo propone.

Aún así, esta es una entrega de la feria en la que todo se ha retrasado hasta el final (de la decisión de su comité organizador, que pasó de junio a septiembre, hasta su montaje este pasado lunes, con los consiguientes nervios e los galeristas, que veían que sus cajas no llegaban a los estands) para terminar de convencer a las galerías internacionales de que ‘había que estar en Madrid’.

En eso sí que ha sido hasta ahora esta una feria ‘mediterránea’, sin prisas, a su ritmo, y no por centrar todos sus contenidos en torno al Mediterráneo , área geográfica a la que se dedica la edición. Y con ello me meto en un charco. ‘Mediterráneo: Un mar redondo’ es el primero de los sectores comisariados este 2023, encargado a la griega Marina Fokidis, que ha contado con la complicidad de Bouchra Khalili, Hila Peleg y Pedro G. Romero. Para su responsables, una especie de plaza, de zoco, en el que unas orillas se encuentran con otras y se festeja la diversidad.

Eugenio Ampudia y su refugio inspirado en el ‘Guernica’

El resultado, en realidad es un platillo volante con la firma arquitectónica de Andrés Jaque que cae del cielo, en el que se reparten sus irregulares espacios 19 firmas. Un Mediterráneo, al parecer, en femenino y para personas sin problemas de movilidad, a tenor de las rampas. ¿Se acuerdan del futuro verde chillón de Chus Martínez? Si lo pintan de ocre y ponen sus paradas en Londres, Madrid, Viena o Pristina les sale un Mediterráneo listo para llevar. Así, tan ‘mediterráneamente’. Nombres como lo de Jannis Kounelis, Laia Estruch, Sanja Ivekovic o Asunción Molinos Gordo hace que el agua no llegue al gaznate.

Porque, aunque ARCO se empeñe en otra cosa, su dirección y rumbo está en Latinoamérica. Y por eso (a la tercera va la vencida) ‘Nunca lo mismo’, con Mariano Mayer (el relevo empieza a ser necesario) y Manuela Moscoso cobra sentido. Ambos han comprendido que el menos es más y desde diez ‘solo projects’ y un dueto esbozan una pequeña e interesante exposición en la que ellos ahondan en los procesos creativos. Cuesta entender la necesidad de incluir discursos curatoriales en ferias, donde el visitante no está para ‘contemplaciones’. El sabor que se lleva de hecho el espectador en este sector es de buenas obras acabadas donde prima cierto indigenismo y cierto gusto por lo artesanal. No sé, hasta que punto, una mirada estereotipada y ‘maternalista’ del subcontinente. Comprueben si no las propuestas de Nicolás Guagnini (Max Mayer), Florencia Bohtlingk (Hache) o Mano Penalva (Llano). Puestos a ir por estos derroteros, me quedo con las sutilezas paisajísticas de Manuel Chavajay en Extra y la  Andrea Ostera de Diego Obligado.

Piezas de Daniela Ortiz en ÀngelsBarcelona

Último ‘adoctrinamiento comisarial’ en Opening, esta vez de la mano de Julia Morandeira y Yina Jiménez, a las que les toca apuntar con el dedo la emergencia en el salón. Aquí me quedo con Maria Appleton (Foco) o el ‘gayerismo’ de Sands Murray Wassink en Diez (por cierto: prepárense a ver penes en esta edición. Los hay ‘micro’ en Prometeo, intuidos en el Joao Gabriel de Lehmann+Silva, pintarrajeados sobre porcelanas por Inma Liñana en T20, y uno bien grande, el de Herbert Rodríguez, en Herlitzka).

A partir de aquí, dirijan sus pasos al resto de contenidos. Encontrarán en esta una feria correcta, sin grandes nombres ni grandes precios, como si los galeristas tuvieran más claro que la dirección las consecuencias de una euforia desmedida. Y no nos referimos a que no sea esta una feria que ‘sorprende’ (eso hace tiempo que no es lo que buscamos aquí, aunque, para los ofendiditos, Wilfredo Prieto vuelve a la carga en Nogueras, ahora con un bote de Coca-Cola). Sigue primando el concepto, y sorprendentemente quedan fuera tendencias (como la pintura ‘agridulce’) que causa furor (también de precios) en otras ferias y a las que curiosamente se deja asomar la patita en Estampa. Aquí se es feminista, postcolonial y medioambiental o no se es. ‘Mediterráneamente’.

Felipe Lavin con uno de sus vídeos en Ponce+Robles

Que este es año Picasso lo recuerda el cadáver de Eugenio Merino en ADN,  la plañidera de Julio Anaya en el mismo estándar o, justo enfrente, el refugio de cuatro m2 que genera Eugenio Ampudia con las dimensiones del ‘Guernica’ en Max Estrella. Es el triángulo de las bermudas del malagueño en la feria. No tanto un grito a la sanidad sino a la educación es el que esbozan Marta Cordón y Publio Pérez Prieto en Formato Cómodo. La America del ‘Black Lives Matter’ de Muntadas se mide a la de Miralda decadas atrás en MPA. Los telediarios mandan, como los votos a la constitución chilena que recogió y tejió Catalina Swimburn.

Elevan el nivel internacional Domique Gonzalez-Foerster en Albarrán, Ana Vidigal en The Balcony, Mapplethorpe y Olafur Eliasson en Elvira González (su Barceló y el Chirino de Marlborugh puede que sean de las obras más caras de esta feria); Óscar Muñoz en Carlier Gebauer o el cohete rumbo a venus de Sylvie Fleury en Mehdi Choakri.

Los directores de José de la Mano en su estand

NFTs de Amparo Sard (que hacen el proceso inverso a los del estand de ABC) en Baró. También los de Boamistura en Ponce+Robles, donde recala Felipe Lavin tras triunfar en MACO. Solo projects necesarios  los de Andra Canepa (Rosa Santos), Diana Larrea (Espacio Mínimo) o Rosalía Banet (Rafael Pérez-Hernando). Y estands que merecen la pena en su conjunto: los de 1MiraMadrid o MaisterraValbuena, que transmite la buena onda de su nuevo local cerca del Museo Reina Sofía. Lo consiguen los de House of Chappaz y L21 tan solo por cambiar el ritmo a la feria. También los ‘comisariados’, como el de José de la Mano, en torno al año 1957. Buen arte moderno encontrarán asimismo en Guillermo de Osma (ambas firmas parecen competir con sus  Sempere, aunque aquí triunfa un delicado dibujo de Maruja Mallo), Cayón o Mayoral.

Y Cabello / Carceller en Senda, Pierre Gonnord o Montse Soto en Juana de Aizpuru, Daniela Ortiz y Daniel García Andújar (mediterráneo fuera del Mediterráneo) en Àngels Barcelona, Marlon de Azambuja en Lehmann+Silva, Eva Fabregas levantando el vuelo en Bombon… Así se las gasta Helga: tras su paso por el Reina,dobde hubo flechazo de la coleccionista, Manolo Quejido entra en su galería (y comparte a Juan Suárez con Rafael Ortiz). Lo mediterráneo en clave germana.

Las galeristas de Formato Cómodo junto a la obra de Marta Cordón y Publio Pérez Prieto
Texto publicado en ABCdeARCO del 22 de febrero de 2023

 

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