¿Quién no quiere casarse con esta edición?
ARCOmadrid alcanza hoy las tres décadas y media y se hace mayor. Pequeños gestos que dan constancia del salto a la madurez, pero sin nostalgia de tiempos pasados (Por Javier Díaz-Guardiola)

Ya pueden seguir pasando ediciones, y cumplir treinta y cinco, treinta y seis y cincuenta años, que ARCOseguirá siendo una feria muy nuestra, muy latina. Sólo aquí una galerista como Pilar Serra -que habla con emoción de sus artistas, de la vuelta de Linarejos Moreno o de las piezas de Ignacio Llamas- se preocupa por si no estás pasando frío por no llevar abrigo. Sólo aquí Juana de Aizpuru (una de las protagonistas de esta convocatoria, incluso a veces muy a su pesar) confiesa bajo un inmenso Dokoupil (artista al que vemos luego repetido con un lienzo de la misma serie en la finlandesa Forsblom), que estuvo a punto de vender esa obra en otras ferias, pero que todos le pedían descuento: «Es tan buena que sólo se la llevará el que pague lo que realmente vale». Y donde además niega ese rumor que la sitúa jubilada al final de la temporada: «Siempre he dicho que seré galerista hasta el último día». Nada más que añadir.
ARCO cumple 35 años, ese peligrosa edad en la que a los artistas les dicen que ya no son jóvenes y que se acabaron las becas y residencias. Y algo, aunque queramos negar la mayor, sí que ha cambiado. Por ejemplo, este 2016, durante el montaje, ya se podía ver en los pasillos a coleccionistas charlando con galeristas (decimos el pecado pero no los pecadores), algo que también soliviantaba a otros galeristas (de nuevo nos ahorramos los nombres), que admitían que ellos también podrían haber colado a sus VIPs en estas jornadas previas, en las que todo está manga por hombro, algo que, para un perro viejo como Alberto de Juan, de Max Estrella, tiene su encanto (hablando de perros, curioso el que presenta en su espacio Eugenio Ampudia, al que acompañan allí otro grande como Jorge Perianes). Como también es una buena señal que en algunos estand recalen obras que ya están vendidas antes de que abra sus puertas la feria (como el irónico retrato de Manuel León en Javier López & Fer Francés). Eso antes era muy raro. O que director y comisarios (Juan Canela, entre ellos), estén allí al pie del cañón, controlando hasta el último detalle y atendiendo las necesidades de las galerías.

ARCO, decíamos, cumple 35, y la selección de firmas que lo conmemora, realizada por María y Lorena Corral, junto a Catalina Lozano y Aaron Moulton, esa especie de feria virtual dentro de la feria, vale por sí sola la visita este año: Mona Hatoum y Danh Vo en Chantal Crousel; el mural de Baldessari junto a Tino Seghal en Marian Goodman; Günter Brus y Ángela de la Cruz en Krizinger; Dan Graham en la Lisson; Tacita Dean en Frith Street… Se tiene la sensación de pasear por un pequeño museo.

Treinta y cinco años, ni uno más ni uno menos. Y me doy cuenta de que a mí mismo este mayo me caerán 40, y que llevo casi 20 visitando la feria. Y se siente algo de nostalgia y me propongo, a modo de divertimento, buscar mis 35 artistas de esta edición. Pero pronto desisto, porque descubro que me saldrán muchos más. Si comienzo por los Projects Rooms, allí me quedo con «históricos», como Alberto Greco en Del Infinito, o Carlos Ginzburg y sus turisteos en Henrique Faria. En Opening, con creadores españoles: Irma Álvarez Laviada en Agustina Ferreyra; June Crespo (junto a Inken Reinert) en etHall; las arqueologías de David Bestué y Karlos Gil en García Galería; la ciencia siempre poética de Pep Vidal y todo lo que puede transmitir una perla en L21…
Seguimos transitando y preguntamos por las obras deSara Ramo en Travesía Cuatro. También por Raúl Díazo Irene Grau en Ponce+Robles. Nos paramos en el estand de ADN, ante las propuestas de Núria Güell, deEugenio Merino, Iván Argote o Kendell Geers. Descubrimos la escultura de María Luisa Fernándezen MaisterraValbuena y redescubrimos a Francesc Ruiz (bien acompañado por Sonia Navarro) en T-20. Nos quedamos hipnotizados por Juan Muñoz en Elvira González y cuestionados por Cristina Garrido en 3+1. También seducidos por los juegos especulares de Miguel Rothschild en Kuckei + Kuckei y con Carlos Bunga en Christopher Grimes… Y cuando estamos a punto de marcharnos, nos damos de bruces con la fotografía Who Wants to Marry a Spanish Guy?, del joven Enric Fort Ballester en JosédelaFuente (no se pierdan tampoco allí la crítica al racismo desde las pinturas crayola de Emilio Rojas) y nos preguntamos: ¿Quién no quiere casarse con este ARCO? Con sus 35 está en edad de merecer. Tal vez la respuesta la tiene ya Lisboa.

Texto publicado en ABC de ARCO del miércoles 24 de febrero de 2016