Las otras ibizas
Hay una Ibiza que vive en el campo; otra que no se para en invierno; otra que ama la cultura… El arte se convierte en baza para diversificar su identidad

Si algo nos ha dejado claro el covid es que las economías no se la pueden jugar a una única carta. Y no es que la baza ibicenca de sol-playa-desenfreno (englobada en el eufemismo ‘cultura de club’) dé señales de desgaste (intenten, como yo, coger un taxi en una parada de la capital de la isla en plena hora punta, bajo un sol de justicia y en una cola inabarcable para la vista), pero se impone diversificarla para que salgan mejores manos.
Y en esto puede jugar un papel capital el arte. El pasado fin de semana se celebraba la primera edición de CAN, feria de arte contemporáneo de Ibiza, y único evento del que les hablaré del que no podrán ya disfrutar (cerró sus puertas, con éxito, el domingo), pero necesario para entender cierta visibilidad de la creación plástica en la isla. Sobre todo porque, en cierto sentido, se ha convertido, pese a su corta vida, en ‘pegamento’ de la misma.
CAN (siglas de Contemporary Art Now) significa ‘casa de’ en la lengua local. De ahí que su apellido sea ‘Now’: la casa de la creación de vanguardia más actual. La feria, que tiene como director a Sergio Sancho, responsable de Urvanity, la pone en marcha este año tras rastrear la existencia de «un perfil de coleccionista interesante» en la isla. Y sin el más mínimo interés de que esto sea en Baleares la subsede de su propuesta madrileña: «CAN es una feria experimental, que no le da una vuelta a un proyecto, sino que lo crea desde cero. Que además se aprovecha del deseo del Consell insular de apoyar los proyectos culturales, pero que supera una marca para generar otra nueva».

Sin duda, CAN es distinta a Urvanity, aunque comparta con ella cierto aspecto ‘canalla’, urbanita y ‘cool’. Para empezar, no hay trasvase de galerías de una a otra, pero la filial pitiusa ha puesto el listón alto seleccionando firmas (Nanzuca, Marian Cramer, Volery, Alegría…) que juegan en ligas como ARCO, Untitled y hasta Basel. Es una feria de tarde, que se visita con relajación, en el recinto ferial de Dalt Vila, donde se concitaron dos elementos a los que no estamos acostumbrados con este tipo de citas: espacio y luz natural. Eso pone de buen humor a cualquiera.
Importante esto último, porque no es barato participar en ella (el coste medio del estand son unos 10.000 euros, a lo que hay que sumar los sobrecostes que supone mover mercancías hasta una isla y vivir en ella una semana). Tampoco se escapa cierto aire de uniformidad en el salón, resultado del ejercicio de comisariado que ha realizado Sasha Bogojev a la hora de invitar a las más de 30 galerías convocadas. La foto fija era una apuesta descarada por la figuración, la pintura como técnica (solo en Poligrafa asomaba la foto), y un mensaje distendido, hedonista, sin muchas complicaciones. Aún así, la cita ha demostrado que su especialización encontró un hueco que puede dar mucho de sí.

Precisamente CAN, de alguna manera, nació fijándose en el público que recalaba en la Fundación La Nave Salinas, detrás de la cual se sitúa el coleccionista de origen neoyorquino Lio Malca. Este 2022, es sede de la muestra ‘Prácticas diarias de pecados capitales y otros disparates’, de la húngara Eva Beresin, tomando el testigo a Rafa Macarrón, que expuso en el mismo almacén de sal reconvertido para el arte donde antes lo hicieron Kenny Sharf, Bill Viola o Keith Haring. Es posible que el interés de los convocados vaya reduciéndose con los años, pero nada que objetarle a aquel que sigue sus gustos desde la iniciativa privada.
Salta a la vista que Beresin (posiblemente, una excelente dibujante), que de tan kitsch resulta atrayente, es la primera mujer que ocupa este escenario. Ella le resta importancia. Craso error, cuando (con el permiso de Judy Chicago) lo que propone es la representación obsesiva de una de las grandes escenas de la Historia del Arte –’La Última Cena’– protagonizada ahora básicamente por féminas. Ella prefiere considerar que el suyo es un fresco sobre la traición, «el peor de los pecados humanos». Pintura ‘moral y mural’ que invita a buscar los elementos humorísticos que quitan hierro a la tragedia.

Diez años lleva ya en una inmensa nave de la localidad vecina de Santa Gertrudis la galería madrileña Parra Romero realizando un programa veraniego en la isla. Ha sido la pandemia la que ha retrasado planes y la que ha hecho que coincida en una fecha tan redonda la apertura de una segunda sede de esta firma 6 en pleno centro de esta villa (en la que asimismo funciona desde hace años También Galería, el espacio de diseño y decoración de Jorge Fernández y Natalie Rich, en el que ‘también’ se expone arte) con el propósito de permanecer abierta todo el año. Si ello es posible es porque tiene que haber una población oculta interesada en estos asuntos. El nuevo espacio se estrena con una colectiva con los autores con los que ha colaborado en Baleares en la última década, dos de ellos, David Magán y Wolfram Ullrich, con inmensas individuales en la nave.
Y si algo nos enseñó el confinamiento fue lo bien que se vive en el campo, donde también pasan cosas que ahora salen a la luz. En el pasado, lo descubrió Eduard Micus, cuyo precioso estudio gestiona su hija desde hace 20 años en Cala Llonga como galería: Espacio Micus es sede estos días de las esculturas de papel de Angela Glajcar. En el presente, Ángeles Ferragut, que introduce lo que fue un programa de residencias –Ses 12 Naus– en su propia finca en el campo en un nuevo espacio de gestión sede de su ya fundación: una antigua carpintería familiar en un polígono cercano a la feria. ‘Preludio’, con participantes como Ana Laura Aláez, Santiago Ydáñez, Zeltia Montes…, bajo el comisariado de Fernando Gómez de la Cuesta, da cuenta no tanto de lo que ocurrió sino de lo que puede estar por venir. La feria, que pillaba cerquita, ha servido para generar flujos de visitantes a estos espacios y muchos otros.

Que otras ibizas son posibles es algo evidente. Solo hay que darles una oportunidad, abrir bien los ojos.
Texto publicado en ABC Cultural el 23 de julio de 2022. Número 1529