«Generación agridulce»

‘Generación agridulce’: joven pintura figurativa española, entre la nostalgia y lo ‘kitsch’

Citas en Madrid y Seúl nos aproximan a la llamada ‘Generación agridulce’ de la pintura española: jóvenes artistas que se mueven entre el nihilismo, el brillo y los ‘filtros’ de la sociedad de hoy

‘Nine Little Monkeys’, de Vanessa Morata

Escena de interior. Similar a ‘Just What Is It that Makes Today’s Homes so Different, so Appealing?’, de Richard Hamilton, que se considera pistoletazo de salida del movimiento pop. En esta que les indico no faltan los muebles de diseño, las últimas tendencias en decoración. Pero está atravesada por personajes del imaginario colectivo, desde los ochenteros gremlins, hasta los baby Looney Tunes, Casper el fantasma, la hermana de Shin-Chan o los Pokémon. Ellos son algunos de los ‘Nine Little Monkeys’ del óleo realizado con aerógrafo (la técnica ya marca también otra diferencia), de Vanessa Morata.

Ella forma parte de la selección de autores realizada por el comisario y crítico de ABC Cultural Juan Francisco Rueda para la galería Mayoral de Barcelona, que vuelve a dar el salto a Madrid, apostando por el arte joven (algo muy alejado de aquello a lo que nos tiene acostumbrados, cercano al arte de posguerra), e ilustrando lo que ha dado en llamar ‘Generación Agridulce’ en las salas de la Fundación Carlos de Amberes.

Julio Anaya en su estudio

Bajo esta etiqueta se engloba a todo un grupo de pintores entre la generación Y (la ‘millennial’) y la Z, que, para el ‘curator’, «muestran unos resultados figurativos, vitalistas y coloristas, pero cuyos contenidos están atravesados por un trasfondo severo». Son además «artistas que triunfan incluso comercialmente en el extranjero porque convergen con los postulados de cierta plástica internacional que se da ahora, pero que, en España, no gozan del beneplácito de la crítica, ni de las grandes instituciones». Esto último podría deberse, según el crítico, al halo de superficialidad que falsamente recorre sus propuestas.

El trap como banda sonora

La Generación Agridulce es la que tiene como banda sonora el reggaetón y el trap, la que sufre el síndrome FOMO (miedo a perderse cosas que pasan en las redes sociales), que practican el ‘hikikomori’ (se aislan rodeados de ‘gadgets’ digitales en sus habitaciones), devoran y generan ‘memes’ y tienen más que asumido el valor de ‘lo cuqui’, algo que Simon May definió como la vuelta de tuerca a lo relacionado con la dulzura, lo entrañable o lo vulnerable que despiertan ciertas personas o cosas, de forma que «lo tierno, lo inofensivo, lo inocente o ramplonamente encantador se vuelve siniestro e indeterminado». El lado amargo de lo desenfadado y frívolo.

Estos creadores serían, pues, para el arte, lo que que de forma general Montserrat Nebrera ha definido para toda esta franja vital como «Generación de Cristal»: Nativos digitales, partícipes de un mundo frenético y rebosante de información, lo que no implica –subraya– «ni mayor conocimiento, ni sabiduría». «Aquella que nació en la cumbre del Estado del bienestar pero en la que se ha instalado el precariado de forma crónica».

‘On the Way to the Market’, de Imo Boy

En este sentido, destaca Rueda su nihilismo, siendo, como han sido sufridores de crisis como la de 2008, la del covid y ahora la de Ucrania y sus coletazos ‘energéticos’. ¿Por qué debemos tenerla entonces en cuenta? Nuestro interlocutor lo tiene claro: «Porque encontramos en ellos asuntos que debemos considerar estrictamente contemporáneos y que adquieren una condición de urgentes, no solo de emergentes».

La selección que entra en la Carlos de Amberes lo deja bien claro: Allí se exhibe el interés por el humanismo y el posthumanismo de Ela Fidalgo, que expone ahora en LaBibi Gallery; el fin del amor romántico y la violencia ejercida sobre la mujer en Ana Barriga; la revisión del ‘meme’ como elemento comunicativo de Gala Knorr o el poder de la calle de Imon Boy. El origen catalán de Maria Pratts puede hacernos pensar que las dos sillas vacías que protagonizan su lienzo sean una metáfora de la imposibilidad de diálogo entre independentistas y constitucionalistas; mientras, en el de Juan de la Rica, tropieza y cae un ‘dantzari’, como a veces tropiezan los nacionalismos. Por eso volvemos a May: «¿Y si lo cuqui no fuera una distracción frívola con respecto al espíritu de nuestro tiempo, sino una poderosa expresión del mismo?».

Iconografía torturada

Bel Fullana, también en la nómina de la exposición, lleva años analizando la sobreexposición de las generaciones más jóvenes a internet, sus poses, sus estilismos, desde una –como la llama Rueda– «iconografía torturada» (asimismo evidente en Rafa Macarrón o Miguel Scheroff).

Ella subraya el elemento depresivo, la insatisfacción constante de nuestros jóvenes, a pesar del ‘brilli brilli’ y el filtro Valencia: «Viven en una eterna nostalgia que no les hace completamente felices cuando podrían serlo. Además, es la nuestra una sociedad infantilizada, de preocupaciones más emocionales que reales». Problemas del primer mundo, podríamos agregar.

Bel Fullana por Julio Feroz

No es cierto así que nos estemos enfrentando a un colectivo artístico acrítico, sin contexto o falto de rigor histórico. Al fin y al cabo, todos ellos pasaron por la universidad. En el cuadro de Morata hay un guiño evidente a Mondrian. Su pareja, el también pintor Julio Anaya, representa bajo la fórmula del trampantojo grandes obras de la Historia del arte en lugares abandonados o decadentes.

Él es el ejemplo perfecto de artista que funciona en el exterior, que funciona comercialmente (aquí trabaja con firmas como Yusto/Giner, Tuesday to Friday y, en breve, ADN), pero al que le queda como asignatura pendiente el favor de los centros de arte españoles: «Sin embargo, que la obra se venda no significa que tú te vendas al mercado. Mi voz no es superficial, tampoco mi obra. Trato seriamente mis temas. Y no puedo obviar que estos son los tiempos que me toca vivir».

La cita madrileña incluye a autores de una generación anterior que pueden ser considerados ‘padres’ de todos los mencionados, como Matías Sánchez (y su veta brava), Edgar Plans (que se conecta a ellos con su línea ‘infantiloide’) o Javi Calleja (pasaporte hacia las referencias asiáticas del manga y el ‘anime’). Precisamente estos dos últimos, y algunos de los presentes en ‘Generación agridulce’ como Imon Boy, junto a otros que podrían estar (Iván Forcadell, que precisamente estos días inaugura el nuevo espacio expositivo de la galería Badr El Jundi en Madrid,TkmXoxo…), recalan estos días en la colectiva ‘Viva Arte’ del Hyundai Museum ALT1, coordinada por Sara Zaldívar, con «su color y fuerte dosis de descaro» como reclamo, ejemplo del éxito que estos creadores tienen más allá de nuestras fronteras.

‘Doraemon’, de Zuleta, en la exposición de Seúl

«Existe una nueva tendencia en el mercado del arte en la que los artistas españoles están destacando –explica Zaldívar–. Están influidos por autores como Murakami o Kaws, por sus obras ‘kawaii’ o ‘cute’ o por el ‘naif asiático’. Han sido la semilla que ha desarrollado un nuevo movimiento».

De vuelta a Madrid, Adriana Oliver, con sus retratos sin identidad, y Cristina de Miguel, y su flamígera pincelada, cierran la compilación avalada por Jordi Mayoral como galerista («creo –expresa– que se ha caricaturizado su punto de partida»). Pero podrían ser más. El catálogo de la exposición madrileña (hasta el 11 de noviembre) sirve para mapear el contexto y derribar los límites que imponen las salas de la Fundación Carlos de Amberes.

Y en varias direcciones: recordando otros referentes como Yan Letto, Pere Llobera o Jordi Ribes; o justificando ausencias como las de Jan Monclús, Fran Baena (que introduce el tema del suicidio en su individual ahora mismo en Yusto-Giner), Cristina BanBan, Marta Galindo o Francesc Ruiz Abad. Cada uno, a su manera, transforma la pintura en una sesión de terapia. Ellos ponen el sirope sabor mohín.

«Carrot», de Javi Calleja
‘Generación agridulce’. Madrid. Fundación Carlos de Amberes. C/ Castelló, xx. Comisario: Juan Francisco Rueda. Hasta el 12 de noviembre
‘Arte Viva’. Varios artistas. Hyundai Museum ALT 1. Seúl. Comisaria: Sara Zaldívar. Hasta el 8 de enero de 2023

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *