Jirones de un año patas arriba
El año que termina continuó atravesado por la pandemia. Esta descolocó el calendario y nos hizo vivir en una montaña rusa de aparente recuperación. Los centros de arte tomaron las riendas del espejismo de la reactivación del sistema

Si 2020 fue el año en el que la rueda se paró, a 2021 le tocó arrancar la maquinaria y, sobre todo, lidiar con las piezas que salieron disparadas del sistema con la embestida. ¿Cómo si no asumir doce meses en los que la Bienal de Venecia de Arte dejó de celebrarse porque se vio empujada por la de Arquitectura en el calendario?; ¿doce meses en los que se disfrutó de hasta dos ediciones de Estampa o que desperdigó las ferias madrileñas de febrero desde la primavera hasta acabar en una versión veraniega de ARCOmadrid?; ¿un año en el que tuvimos recambio de Ministro en Cultura, con un Miquel Iceta algo más receptivo con el sector –tampoco tenía el listón muy alto– y que decidió –afortunadamente sin éxito– ejecutar su personal meneo a la ya removida ‘caja del mundo del arte’ mandando de un mandoble la Dama de Elche a su tierra, y todo lo que se pusiera por delante de su rodillo ‘cultural-federalista’? ¿Un año en el que el Presidente del Gobierno promete un Museo de la Fotografía no en Tabacalera (Madrid) sino en Soria?
Cronológicamente, un frío gélido como el de Filomena, que recorrió medio país sepultándolo en la nieve en enero, impactó contra el sector cuando comprobamos que hay cosas que no cambian y que las injerencias políticas seguían campando a sus anchas con el cese de Juan Guardiola como director del CDAN de Huesca. No fue la única salida del año. También hizo las maletas, pero por razones diferentes (fin de contrato, aunque trufado de acusaciones de coacción y violencia por parte de su protagonista) Manuel Olveira en el MUSAC. Meses después sabríamos que lo sustituiría Álvaro Rodríguez Fominaya, director saliente del C3A, donde, como se ha anunciado recientemente, recalarán los fondos y actividades de la TBA-21 de Francesca Thyssen desde abril de 2022. no me digan que no tenemos bien removido el suflé. Esta fundación, por su parte, cada vez se siente más cómoda en Madrid, y prueba de ello es el excelente proyecto de Walid Raad del que todavía podemos disfrutar en el Thyssen.

En febrero ocurrió lo inevitable, ante las amenazas de un posible confinamiento del país tras la virulencia de la enésima ola de la pandemia: por primera vez en décadas, ARCO no celebró edición presencial ese mes, y con la decisión cayeron todas las demás ferias, tras el farol que se marcaron el otoño anterior de seguir adelante con la Semana del Arte aunque no estuvieran bajo el paraguas del hermano mayor. La cita de Ifema se la jugó entonces a la web –en una experiencia que luego todas las galerías reconocieron no haber servido para mucho– y al podcast, honroso recurso para soplar las velas de una tarta que la convertía en cuarentona. Mal momento para entrar en una crisis de edad.
Un mundo, el digital, al que todavía le quedaban por escribir titulares este año. Así, en marzo, Christie’s adjudicaría por 60 millones de euros un ‘collage’ fotográfico virtual de Mike Winkelmann, alias Beeple. La venta no resultaba en absoluto una anécdota: suponía la tercera más cara de la Historia de un artista vivo en subastas (tras Hockney y Koons), y servía para que el común de los mortales empezáramos a habituarnos con un montón de neologismos vinculados a las nuevas tecnologías: el de NFT (‘Non Fungible Token’), ‘blockchain’, o criptomonedas como el bitcóin. Este mes de diciembre, la RAE le ha reconocido a este último sus logros aceptado su entrada en el diccionario y dotándole de tilde ortográfica.
La primavera empezó a generar cierto optimismo en el mercado. Estampa pudo celebrar la edición de 2020, que no fue del todo mal en ventas, y la Bienal de Arquitectura de Venecia nos hizo pensar en el regreso de los viajes internacionales. Y pese a que todavía teníamos una vacunación incipiente y una movilidad muy reducida entre territorios, todo ello se convirtió en una falsa idea de regreso a 2019 en verano, con la edición descafeinada de ARCO (primera con nuestra caras más tapadas que nuestros pies) o el desembarco en Menorca de Hauser & Wirth. A esta gran marca le siguieron en las islas otras firmas como Baró en Mallorca o Albarrán Bourdais, también en Mahón.

Hablando de ventas, en noviembre, el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) presentaba su Informe sobre Mercado Español del Arte en el año anterior, para lanzar a diestro y siniestro unas de cal y otras de arena, poniendo un poco de cordura ante tanto espejismo. Por un lado, la constatación de que desde 2014 no se invertía tan poco en el ámbito artístico en nuestro país (308 millones en 2020). Pese al dato, nuestros resultados en lo que ha crecimiento se refiere fueron mejores que los de países aledaños. De hecho, el Brexit nos hace pasar del quinto a cuarto puesto en cuanto a mercado más grande en el Viejo Continente. Aún así, nuestro peso equivale a un raquítico 6 por ciento de la tarta en 2021.
Más optimistas son las promesas que la Mesa Sectorial (en la que se incluye el IAC) arrancó al nuevo ministro, y que suponen un acuerdo con la administración por el que se consolidará un Consejo Nacional del Arte Contemporáneo y se ratificará el Documento de Buenas Prácticas en Museos y Centros de Arte en su versión actualizada de 2019. Habrá que esperar a 2022 para ver los frutos.
Tras el verano, el testigo de falso optimismo lo retomaron las galerías. ArteMadrid organizó un más que digno arranque de temporada con Apertura (celebración mediante, con Niño de Elche en el Auditorio del Museo Reina Sofía, que ya es como su casa). Barcelona, que adelantó su Gallery Weekend a mediados de septiembre, demostró cómo la Ciudad Condal tiene músculo. Tras cinco años en su dirección, Sussana Corchia se despide de la iniciativa. También Valenciaconstató en su fin de semana de galerías que su tejido crece y que tiene cosas que aportar. Se sumó por primera vez San Sebastián, repitió Málaga, y complementaron Sevilla y Marbella. Celebramos segunda edición de Estampa en Ifema, mientras en el extranjero, FIAC primero y Basel Miami después dejaban como conclusión que había más ganas por volver a las ferias que posibilidades de retomar cifras de ventas de 2019.

Pero no todo ha sido covid este 2021. A pesar de él, hemos generado noticias sin mencionarlo. Por ejemplo, hemos dado la bienvenida a nuevos espacios. Como el Museo Helga de Alvear, que, tras su ampliación y apertura en febrero, no ha dejado de demostrar con exposiciones y nuevas adquisiciones que es un centro vivo. También a la nueva Fundación Brossa en Barcelona, en activo desde mediados de diciembre. El Banco de España habilitó por fin salas para la exhibición de su colección en el edificio de la calle Alcalá. En Mieres, en el antiguo complejo minero del Pozo Santa Bárbara, también culminó una primera transformación en centro de arte. Anthony McCall ocupa aún sus espacios. En el Museo Reina Sofía se finalizó la reordenación de su colección, ganando también más de 12.000 metros cuadrados al edificio de Sabatini, dejando entrar en sus estancias el siglo XXI bajo un discurso curatorial.
También hemos recibido a Elvira Dyangani Ose en la dirección del MACBA: primera mujer (y joven, y negra) en el cargo. Su nombre ya nos sonaba porque meses antes se le encargó la carta blanca de PHotoEspaña para construir un interesante programa sobre la raza. Inevitablemente, nos ha tocado despedirnos de algún grande: de Alexanco a comienzos de año (poco después de que Alcalá 31 hubiera revisado su trabajo); de Carmen Laffón (que recaló en el Botánico, tras el otoño que en 2020 le dedicó su ciudad natal); de Boltanski (al que no le dio tiempo a inaugurar el nuevo espacio de Albarrán Bourdais en Menorca); de Etel Adnan (con la que tuvo ojo el C3A) o, más recientemente, de Lawrence Weiner. Barcelona parece que renunció definitivamente a tener sede del Hermitage en la ciudad. Y un giro del destino hizo que no tuviéramos que lamentar la desintegración, pasto del fuego de Sierra Bermeja, de Genalguacil, el pueblo Museo que tanto hace por el arte desde lo rural.
Este ha seguido siendo el año de la consolidación de la mujer en el sistema del arte en España. Ellas acapararon los grandes premios: Dora García, el Nacional de Artes Plásticas; una ‘minoritaria’ Pilar Aymerich el de Fotografía; Marina Abramovic, el Princesa de Asturias de las Artes; y Tania Bruguera, el Velázquez, lo que además apuntalaba los movimientos y revueltas, también de los artistas, contra la dictadura en Cuba, justo antes de inaugurarse la Bienal de la Habana más polémica que se recuerde.

Y a ellas se les ha dedicado grandes exposiciones: de Mona Hatoum,por su Premio Julio González 2020 (y que cederá el testigo a Carmen Calvo en el 22) en el IVAM, a Sophie Calle en el Pompidou Málaga; de Cecilia Vicuña en el CA2M a Sandra Gamarra y Bene Bergado en Alcalá 31. Charlotte Johannesson y Belkis Ayón fueron bazas en el Reina (al que tanto se le acusa de no ser paritario. No es cierto).Isabel Muñoz deslumbró en el Museo Lázaro Galdiano. Cristina Iglesias ocupó un faro en San Sebastián y así le hizo un regalo (carísimo y) permanente a su ciudad. Chiharu Shiota cuenta ya con pabellón propio en Planta. Alicia Framis despuntó en el CAAM;Georgia O’Keeffe, en el Thyssen (que este año celebraba el centenario del barón). Redescubrimos tras su premio nacional a Ana Teresa Ortega en el Museo Universidad de Navarra, a Carmela García en Sala Canal. Elena del Rivero conmemoró el aniversario del 11-S en Es Baluard y un generoso epílogo se dibujó con la retrospectiva sobre las mujeres de la abstracción del Guggenheim de Bilbao.
Un año en el que en nuestro país nos hemos acordado tímidamente del centenario de Joseph Beuys (aquí La Virreina fue la institución que mejor hizo los deberes) o de los 20 años sin Juan Muñoz, al que sí que se brindó homenaje en Patio Herreriano. En este museo culminó un año dulce Guillermo Pérez Villalta, que arranca un listado de otros grandes nombres recordados en otros emplazamientos:Isidoro Valcárcel Medina (reivindicado como arquitecto por el MUSAC y como ‘bailarín’ por Conde Duque); Felix Gonzalez-Torres, con un discurso político forzado en MACBA, lo que no impedía volver a verlo bien representado en número de obras; la Colección Tous, en este mismo museo, que es además un homenaje a toda la generación del conceptual catalán; Ad Reinhardt en la Fundación March, Brassaien el Picasso-Málaga y Alfonso en la Sala Canal: tres clásicos excepcionales; Pedro G. Romero en el Reina, David Lamelas en el CGAC, Josep Renau en el IVAM, Thomas Demand en el Centro Botín o Nazario en el CAAC dejaron o dejan aún muy buen sabor de boca.
Como ven, para todos los gustos. Los centros de arte recuperaron algo de carrerilla después del parón que supuso 2020. De hecho, algunas de sus propuestas, como la magistral ‘Los locos años 20’ del Guggenheim, venían ‘volcadas’ del año anterior. El Museo del Prado recibió críticas al leerse sus propuestas con ojos del siglo XXI por sus ‘Poesías’ (en clave feminista) y su ‘Tornaviaje’ (en una visión neocolonial).

Y como nos puede el morbo, unas líneas para aquello que nos podíamos haber ahorrado: Un MadBlue con buenas intenciones en el Conde Duque y cuyo programa artístico hacía aguas; y una Vivian Suter en el Palacio de Velázquez batiendo récords (de montaje artificioso, de propuesta sin sentido, de duración de la exposición… hasta la primavera que viene). Se ve que la cuestión ecologista, en Madrid, se nos atraganta. Un Matadero sin personalidad y a la deriva en Legazpi, una Fundación Sandretto que no cuaja en Madrid y que muda en este fin de año sus becas de comisariado de CentroCentro al Círculo (eso tiene que significar algo); una fiebre de exposiciones inmersivas sin sentido (Goya, Frida Kahlo…) que se suman a la moda de lo digital… Y el bochornoso espectáculo de ceses y dimisiones en el MACBA justo antes de la llegada de la nueva directora. Los movimientos de Iceta también acabaron con Dolores Jiménez Blanco como directora general de Bellas Artes. Ya que la pandemia marcará también muchos de los pasos en 2022, esperemos que podamos evitarnos cuestiones como estas.

Texto publicado en la web de ABC Cultural el 23 de diciembre de 2021