Primeras impresiones de ARCO’19

ARCO 2019, ¿todo bajo control?

Carlos Urroz nos prometió una edición «diversa, sostenible, inclusiva y sexy». La feria de su despedida, con la que cierra un ciclo, se muestra sólida pero predecible… Hasta en sus polémicas

Últimos ajustes de montaje el pasado lunes en el estand de The Goma

Corro hacia el estand de Helga de Alvear, donde inicio mi recorrido por ARCO’19. No quiero sorpresas en esta feria, al menos de las amargas. Y descubro, para mi traquilidad, que no hay allí rastro de Santiago Sierra o similares. En su lugar, imponentes retratos fotográficos de Cate Blanchett de la serie Manifesto, de Julian Rosefeldt.

A ella, bajo las más variadas caracterizaciones, le toca sustituir a los «presos políticos» de la pasada edición. Y para que no quede ningún rastro de duda, la veterana galerista pone en su lugar a una actriz –una persona que interpreta a otras– para que no quepan las malinterpretaciones de lo que es o deja de ser la australiana. Pequeña pedorreta, a modo de suave venganza de la también coleccionista para la organización del evento…

Detalle del estándar de Helga de Alvear con la obra de Julian Rosefeldt

El fuego, para el que quiera verlo (o provocarlo, que esa es la intención de los artistas) está en la italiana Prometeo, y como para no distinguirlo: un ninot de 4,5 m de Felipe VI (que para los cortos de vista, además huele a Hugo Boss, si prefieren seguir el rastro olfativo) colaboración del mencionado Sierra (sí que estaba, y no precisamente «agazapado») y Eugenio Merino, otro clásico de ARCO. La provocación no está tanto en la obra en sí (que parece una condena: su comprador se compromete a pagar 200.000 euros por ella, mas impuestos, y a incendiarla antes de un año; nada dice el contrato si el comprador es un chico malo como ellos y decide no hacerlo. Dicen desde esta firma que es «una crítica a la acumulación de objetos por parte de los coleccionistas», ¡y sueltan la perla desde una feria!) como en los antecedentes de los autores: dos creadores que denuncian haber experimentado la censura en ARCO, y que le dejan «el regalo» a su director en forma de «gran meada» en el portal de su 38 edición, en el año de su despedida.

«Ninot», de Santiago Sierra y Eugenio Merino, en Prometeo

Más allá de esto, este debería ser, a primera vista, un ARCO tranquilo. La feria madrileña comienza a ser previsible hasta en sus polémicas y en los autores de las mismas. Lo más «políticamente incorrecto» quizás lo encuentren en T-20, donde Daniel G. Andújar mete en una vitrina la sentencia completa (un ladrillo) de la Gurtel. Lo que sí que van a encontrar este año en la feria es mucho libro (de esos que deberían leer más de uno y más de dos) y mucho textil.

De lo primero, localizarán algunos en este mismo estand quemados por Joan Fontcuberta y solidificados por Francesc Torres. Lapidados en ADN por el ya mencionado Merino, y en forma de torre en The Ryder. Intervenidos por Dalton Paula en Sé… De lo segundo, a partir de Teresa Lanceta en Espacio Mínimo, la lista se hace interminable, quizás por ser el país invitado, por influjo de Perú: de los estands de Miguel Nabinho o Richard Saltoun a Wu, por poner algunos ejemplos.

Detalle de la instalación de Oriol Vilanova en Parra y Romero

Hablando de Perú, tras el chasco de Futuro, este ámbito comisariado lo tenía fácil para subir el listón. Hasta tiene su gracia el pabellón laberíntico que le han diseñado y que rompe con la limpieza en el recorrido del nuevo trazado de la feria (con buen criterio, este año se integran los Solo Objects en los respectivos estand de sus galerías, en lugar de «tirarlos» por las zonas de paso; y que abunden en número significa que éstas creen que van a vender obras de buen porte). Lo cierto es que, y aunque hay nombres andinos que se van a repetir demasiado a lo largo del salón (Fernando Bryce o Sandra Gamarra), Sharon Lerner ha hecho un buen trabajo. Es lo que tiene no poner muchas esperanzas en un sector que nos ha dado tantas decepciones en el pasado.

Obras de Chaves y Mantilla en el estand de ProjecteSD enel espacio de Perú

Alfombra azul para los jovenzuelos de Opening, el sector en el que se inició como comisaria la ya nueva (co)directora Maribel López (nada se destruye, todo se transforma). Harina de otro costal son los Diálogos. A mí, un año más, me dejan sin palabras. Encuentro más relaciones entre artistas en otros puntos de la feria, como entre el Mompó y el Pérez-Villalta de Fernández-Braso o la Nan Goldin y la Cornelia Parker de Wilde. En una cita que cada vez apuesta más por la fórmula del Solo/Duo, este ámbito, orquestado este 2019 por Catalina Lozano y Agustín Pérez Rubio, cada vez tiene menos sentido.

Jenny Holzer en Hauser & Wirth

Carlos Urroz nos prometió un ARCO’19 (el de su despedida y, sin duda, fin de un ciclo) «diverso, sostenible, inclusivo y sexy». No sé si la presente edición, en la que arrasan la pintura y la escultura, es muy diversa. Las polémicas, como vemos, son las mismas de siempre.  Sostenerse esperamos que se sostenga, que para eso le insuflan su buen millón de euros (cifras estimadas; la organización no suelta prenda) en traerse a los collectors extranjeros. Inclusiva, habrá que preguntarle a las mujeres infrarrepresentadas y a las minorías. Lo que sí que le ha salido es resultona, que a veces, es mejor que sexy. Ya se sabe: se liga más siendo atractivo que guapo, y aquí hay muchas obras listas para la conquista.

Rafa Munarriz en el estándar de Pelaires

Yo me quedo con los «durmientes» de Jankowski en Pelaires; también con un Miguel Ángel Tornero que vuelve a sus orígenes en Juan Silió. Con la escultura trepadora de Cristina Iglesias en Elba Benítez. Con la Jenny Holzer de Hauser & Wirth, que adelanta lo que será su expo en el Guggenheim de Bilbao. Con el estand escultórico, obras de los cincuenta y sesenta, de José de la Mano. Aquí montan tan bien como en Parra & Romero, que nos envuelve con las postales de Oriol Vilanova. Cerca, Luis Camnitzer, un verdadero peso pesado; un grande y un provocador de verdad. Con el Ballester Moreno de Maisterra o la Cristina de Middel de Juana de Aizpuru. Con Maíllo en Ponce+Robles, Espaliú en García Galería o cualquier pedazo de la propuesta de Espacio Mínimo… ¿Nombres demasiado predecibles? ¿Todo bajo control en ARCO’19?

El galerista de José de la Mano observa las piezas de José María Labra

Texto publicado en ABC de ARCO el 26 de febrero de 2019

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *