«Circuitos» y «Generaciones» 2017. Semejanzas y diferencias

De profesión, artista de premio

Por primera vez coinciden en fechas dos de los mejores programas de ayuda a la producción en España:«Circuitos» (Comunidad de Madrid) y «Generaciones» (La Casa Encendida)

Propuesta de Rosana Antolí para «Generaciones 17»

Se hacía eco recientemente la comisaria y crítico Marisol Salanova en un lúcido artículo («Vivir de becas», Exit Express, 19 de enero de 2017), del surgimiento entre nuestros artistas de un nueva subespecie que viene a poblar el débil ecosistema gremial: el del creador dependiente de becas y ayudas. Son, en su opinión, la falta de una ley de mecenazgo que ampare a los que están empezando –o quieren continuar– y un mercado, que es el que es y que dificulta la supervivencia dentro y fuera de él, lo que lleva, generalmente a artistas en ciernes, a necesitar de este tipo de recursos y, por lo mismo, a moldearse según unos estándares: no superar los 35 años, ser español o residente y contar con un currículum impecable; «cuantos más estudios superiores, mejor», señala. Y continúa: «¿Por qué tienen tanto peso hoy este tipo de iniciativas? ¿Se puede forjar una existosa carrera de artista sin certámenes de por medio?», todo ello, teniendo además en cuenta la «terrible sensación de fracaso» del excluido, del que no se alza con premio alguno.

Coinciden en estos días en Madrid y por vez primera dos de los certámenes más consolidados y también prestigiosos de esta naturaleza. Uno de carácter público (Circuitos, dependiente de la Comunidad de Madrid) y otro auspiciado por una institución privada (Generaciones, de La Casa Encendida, léase «Fundación Montemadrid»). Sin duda, el retorno «exigido» por proyectos de uno u otro signo no es al final el mismo. Sin contar con las becas Injuve, que tras años de bandazos retoman el vuelo, en pocos días abrirá sus puertas la selección de Itinerarios, en la Fundación Botín, tercera pata destacable de esta «santa trinidad» de las ayudas a artistas en nuestro país, entre las que cogen fuerza las jovencísimas becas a la producción videográfica del BBVA, las mejor dotadas.

«Incautos», de Sofía Montenegro en «Circuitos»

Y revisando las nóminas de las dos exposiciones que ya pueden visitarse (este es el display más habitual para dar a conocer al gran público los resultados de este tipo de certámenes), uno deduce algunos tics que se vienen repitiendo desde hace años. De un lado, por ejemplo, la necesidad de un jurado más o menos externo que avale la propuesta, partiendo del criterio solvente de sus integrantes (Karin Ohlenschläger, Marina Núñez, Virginia Torrente… En el caso de Circuitos; Tolo Cañellas, Maribel López y Laurence Sillars, en el de Generaciones). También, un comisario que le dé más o menos barniz y línea argumental a la selección final. En Avenida de América esa labor recayó en la propia Torrente; en Ronda de Valencia, en el gestor cultural Ignacio Cabrero. Y es que lo de las becas y premios no da tan sólo pie a un nuevo tipo de artista, sino también a todo un entramado profesional del que así mismo se hacía eco Salanova y en el que el que más o el que menos en el sistema del arte ha participado alguna vez.

Por último, y no menos importante, desde luego, los artistas «de manual». Y es ese gusto por la emergencia, digamos, «solvente y controlada» lo que hace que las nóminas de los autores seleccionados den pie a pocas sorpresas. No son estos ya graneros donde buscar valores. Antes, (casi) todos los que pasaban por Circuitos (27 ediciones) o Generaciones (17 entregas) terminaban por encontrar su sitio en el sistema. Ahora, la mayor parte lo abandonan por un momento (o tienen galería o ya exponen en museos) para subirse a esta otra ola del currículum inflado. Y muy mal se le tiene que dar a gente de la talla de Julia Llerena, Françoise Vanneraud, Andrés Pachón –de un lado– o Rosana Antolí, Fito Conesa, June Crespo o Blanca Gracia –en la otra punta de la ciudad– para que su propuesta, elegida sobre plano, no sea solvente.

Hasta en una especie de aire de los tiempos (todas las selecciones tienden a copiar también eso de incluir «un poquito de todo»: un fotógrafo, un vídeo-artista, un «instalador», un «pintor-pintor»…), las dos propuestas traídas a estas páginas cuentan con un artista que no «ocupa» su espacio, sino que invade el de todos demás. En el caso de Circuitos, los guiños los lanza Javier Rodríguez Lozano, cuyos Enlaces de escarabajo ocupan todas las salas y hace guiños con las temáticas del resto de propuestas de sus compañeros. En Generaciones, ni se molesten en buscarlos porque no los encontrarán: las reflexiones sobre autoría de Rubén Grilo, no dejan huella, pero son de lo más sobresaliente de la muestra, en su reflexión subyacente sobre la identidad a partir de la negación de la misma.

June Crespo, una de las artistas convocadas en La Casa Encendida

Digámoslo ya: cuando todos tus compañeros de coro son excelentes (no como los de los niños de Non unísono, de Fito Conesa, entrañables por estar cambiándoles la voz), es más fácil ver las imperfecciones. Es el caso de las tremendas erratas en los subtítulos del vídeo (video, a lo latino, en la cartela) de Ana Esteve Reig. Y eso que la producción es «una monada». Apoyo textual que se habría agradecido en el de Sofía Montenegro, sobre todo, por cómo se ha decido a editar finalmente las reflexiones artísticas de diferentes «expertos» sobre los «bodegones» policiales con las mercancías incautadas en redadas (Incautos). Y surgen preguntas, como si es lógico ver en la misma ciudad, en dos momentos diferentes, la misma pieza de Julia Llerena. También debe hacerse un uso responsable de una ayuda pública. Porque, ¿con qué dinero se ha producido &=%$a#/¡=)o (pensamiento), con la de Mahou en Santa Bárbara o la de Circuitos? En la obra de Vanneraud, en la misma situación, sí se ve evolución y trabajo posterior, otra implicación con el contexto. Pero esto es sólo mi reflexión en alto…

En esta cita (en la que quizás por vez primera haya más mujeres que hombres en la selección, como también lo había en el jurado. Otra nota mental para reflexionar después), la comisaria no fuerza la máquina con tesis encorsetadoras, aunque en el catálogo sí que deja escapar el concepto «post-verdad». Dediquen el tiempo necesario allí a Alejandro S. Garrido (sus fotos tienen trampa y son más acusadoras de lo que parece a primera vista, con Madrid como telón de fondo) y Denica Veselinova (que nos hace sentir incómodos en el proceso comunicativo: somos guiáis en nuestra propia tierra). También a Cristina Mejías, que nos lleva sorprendiendo desde el CAAC con sus instalaciones de vídeo. Y apunten un nombre: Federico Miró: la pintura pasa de lo físico a lo espiritual y de lo contemplativo a lo esforzado.

Pintura de Federico Miró en «Circuitos»

En La Casa Encendida, Cabrero sí obliga a comulgar con ruedas de molino (conceptos como los de «escapismo», «magia», el «juego» como fórmula para transgredir lo establecido) a algunas propuestas. Conceptual la de Lorenzo Sandoval, pero demasiado farragosa. Fácil perderse entre sus capas. Justo lo contrario de la de Rosana Antolí, lo mejor de la muestra, traduciendo gestos naturales (abrir una puerta, cortar con un cuchillo) a fórmulas matemáticas y piezas «coreográficas» (F=P.e/l). Potente sobre el papel Blanca Gracia; naif en sus resultados. Pero lo naif, a veces, nos gusta (lo mejor en ella siguen siendo sus dibujos, ahora que, de la animación, ha dado el salto al vídeo)… David Crespo (El juego de la hiena) es también juguetón, como ella, lo que no les impide a ambos la crítica social (que no tiene por qué ser panfletaria). Incisivo, hasta con la intitución, Carlos Fernández-Pello. June Crespo ha entrado en una vía autoexploratoria que le conducirá a interesantes salidas. Cierran la nómina un hondo Diego Delas, que rastra arqueologías del desecho, y Marian Garrido, casi, casi en otra dimensión. Y Fito Conesa, que no desafina (pero al que el comisario le ha buscado una localización muy «cool» en el pasillo que en nada le beneficia, pues no le integra con sus compañeros y le deja fuera de la exposición. Sus niños y sus gallos, enviados al rincón de pensar).

Propuesta de Blanca Gracia en «Generaciones 2017»
«XVII edición de Circuitos de Artes Plásticas». Colectiva Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid. Avda. América, 13. Comisaria: Virginia Torrente. Hasta el 19 de marzo. Generación 2017. Colectiva. La Casa Encendida. Ronda de Valencia, 2. Comisario: Ignacio Cabrero. Hasta el 16 de abril

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