Pedro Almodóvar y Jorge Galindo. («Flores». Tabacalera)

Pedro Almodóvar: «No sé si sería capaz de mostrar pintura que realizara yo solo»

Las fotografías de bodegones que Pedro Almodóvar comenzó a componer hace tres años son la base de las grandes pinturas del proyecto «Flores», ahora en Tabacalera, que el director manchego y el pintor Jorge Galindo intervienen a cuatro manos

Un momento del vídeo de «Flores», con el pintor y el cineasta en plena acción

De la mano de Jorge Galindo, un pintor ya habituado a colaborar con otros creadores (lo hizo, por ejemplo, en su día, con Santiago Sierra), el cineasta Pedro Almodóvar, maestro y genio en lo suyo, se ha «estrenado» como pintor. La libertad que da enfrentarse a un lienzo por vez primera se ha convertido en motor para que Galindo vuelva a ilusionarse con el proceso creativo, a verlo con los ojos limpios. Juntos han conseguido que las imágenes fotográficas del primero, ampliadas, se doten de una nueva vida con los trazos y la energía pictórica del segundo. Y no sólo con los suyos. Continuar leyendo «Pedro Almodóvar y Jorge Galindo. («Flores». Tabacalera)»

“Arte en palacio”. La colección de arte contemporáneo de Patrimonio Nacional

Las cosas de palacio…

Patrimonio Nacional cuenta también con un interesante y desconocido conjunto de obras de arte contemporáneo. La selección de sus mejores ejemplos, ahora, en el Palacio Real 

“Flor negro”, óleo de José María Sicilia

La presentación hace un año –y en este mismo lugar– del retrato de la Familia Real del anterior Monarca, encargado a Antonio López, hizo que algunos tiraran la toalla con Patrimonio Nacional en lo referente a sus apuestas por el arte contemporáneo. Y, sin embargo, técnicamente, ese lienzo «desactualizado» no era de rabiosa actualidad en 2014, sino una petición de 1994. De forma que, de alguna manera, obras que ahora se incluyen en la muestra que nos ocupa son incluso más jóvenes que la del manchego. Continuar leyendo «“Arte en palacio”. La colección de arte contemporáneo de Patrimonio Nacional»

«La familia Real. Al sol del membrillo»

Retratos “low cost” y “fast food” de la Familia Real Española

Lancé por redes sociales un reto a los artistas españoles: ¿Se puede componer un retrato de la Familia Real en 24 horas? Las respuestas fueron masivas, y los resultados, pese a la limitación del tiempo, sorprendentes. Estos ahora forman parte de una exposición en Facebook 

Julio Falagán, convertido en “Jean Falagán” ha tardado 200 años en culminar su obra

Veinte años ha tardado Antonio López en culminar su retrato sobre la Familia Real Española. Tanto, que finalmente tuvo que cambiarle el nombre a su lienzo por el de “Retrato de la Familia de Juan Carlos I”. Demasiado tiempo para muchos. Y porque precisamente la calidad de una obra de arte no se puede medir por las jornadas de trabajo dedicadas a la misma, desde mi perfil social de Facebook se me ocurrió el pasado miércoles –día de la presentación de la pintura del manchego dentro de la exposición El retrato en las Colecciones Reales (Palacio Real de Madrid)– retar a los artistas españoles actuales. La idea era sencilla, aunque muy ambiciosa: ¿Serían capaces de componer un retrato “low cost” (es decir, más barato que los 300.000 euros que recibió el pintor de Tomelloso por su lienzo al comienzo de su encargo) y “fast food” (o lo que es lo mismo: producido en un plazo no superior a 24 horas) de la Familia Real? La idea es que nuestros creadores se convirtieran por un día en pintores de Corte (y confección). Continuar leyendo ««La familia Real. Al sol del membrillo»»

«Double Bind», de Juan Muñoz, en España gracias al proyecto PLANTA

«Double Bind» se planta en España

«Double Bind», la obra maestra de Juan Muñoz, la que le dio entrada en la Tate londinense, se exhibe por primera vez en España. Su escenario es el proyecto PLANTA, una ambiciosa iniciativa en Lérida de la Fundación Sorigué que une arte y empresa

Detalle de «Double Bind» en Planta

Los que pudieron disfrutar de la pieza en 2001 en la Tate, en lo que entonces se conocía como proyecto Unilever, en homenaje a su patrocinador, no han podido olvidarla. Double Bind se convertía por méritos en una obra maestra del arte contemporáneo internacional y se alzaba con algunos récords que aún hoy no han sido superados: el primero, convertir a su autor, el madrileño Juan Muñoz (1953-2001) en el primer español en formar parte de esta iniciativa. Continuar leyendo ««Double Bind», de Juan Muñoz, en España gracias al proyecto PLANTA»

«Tontunas de visitantes». Anécdotas y disparates de los espectadores de museos

Cuando Zidane, Manises y «Fanfán Fitur» exponen en el museo

Un divertido grupo en Facebook recoge bajo el nombre de «Tontunas de visitantes» las mayores ocurrencias y anécdotas de los espectadores de los principales museos españoles, compiladass con ironía e ironía por su personal de taquillas y de sala

Museo Thyssen
Un grupo de visitantes escucha las explicaciones de un guía del Museo Thyssen

«Perdone, ¿me da una entrada para Fanfán Fitur?». En realidad, el aguerrido visitante se refería a la muestra de Fantin-Latour del Prado, pero no es el único caso de despiste. Hay quienes han solicitado acceso para las exposiciones de Durero y «Crunch» (léase Cranach), la de Manises(Matisse, del que por el momento se desconoce su procedencia valenciana), Zidane (ese Cézanne que dejó los pinceles por las botas) o los «Jardines impresionantes» (mucho mejor que «impresionistas») del Thyssen.

Estas anécdotas y muchísimas más se recogen en «Tontunas de visitantes», un grupo creado en Facebook por personal de taquilla y auxiliares de sala de los principales museos españoles y que en muy poco tiempo ha crecido como la espuma en número de seguidores (son más de 200) y «posteos» (está visto que la memoria de sus responsables es inagotable), con los que recuerdan las ocurrencias y dislates más imprevisibles con los que han tenido que enfrentarse (y se enfrentan a diario) en el ejercicio de su profesión. Como los de aquellos visitantes que preguntan por la entrada del museo cuando ya están dentro o que confunden lo ser «amigo» de un espacio artístico con haberle dado un like a la institución en la red social de Mark Zuckerberg.

«No hay día que no surjan una o más anécdotas, algunas de las caules son realmente hilarantes –explica Álvaro Gurrea Suárez, administrador del grupo y auxiliar de sala en un importante museo madrileño–. Y muchas veces nos hemos propuesto recopilarlas para que no se pierdan, pero nunca dábamos el paso». Ese momento ha llegado ahora, aunque sea desde el ámbito virtual, con aportaciones que provocan la sonora carcajada:

-Aquí tiene su entrada. Tiene que comenzar la visita con Matisse [otra vez Matisse], al fondo de aquel pasillo, y después puede visitar la colección permanente cuando quiera.

(La señora coge su ticket y empieza a mirar con preocupación hacia todos lados. Finalmente, se decide y pregunta)

-Disculpe. ¿y por dónde dice que viene el tal Matisse a recogerme?

O la siguiente:

-¡Oiga! ¿esto del Thyssen es lo de Tita? [son muchos los visitantes que se desconciertan al saber que no es la autora de todos los cuadros de su colección; o que no está pasenado todo el día por las salas; o que quieren conocer en qué árbol exacto del Paseo del Prado se encadenó para hacerse un «selfie» en la misma pose]

-Sí, el apellido y parte de su colección. 

-¿Y tiene expuesta la corona de Miss España, objetos del Barón y de su marido el Tarzán?

-Caballero: esto es un museo de pintura, no de objetos personales.

-Aaah. ¿Y el Prado dónde está? 

-Justo al otro lado de la rotonda, caballero.

-Bueno, prefiero ir allí. Por lo menos veré objetos de Franco y de la Transición a la Monarquía. Historia de España, señorita! ¡Que ya sirven ustedes a cualquiera!

Frida Khalo o la representación de Cristo para los mexicanos
Frida Khalo o la representación de Cristo para los mexicanos

Por lo escrito en el grupo, es de lo más normal que el visitante no tenga ni la menor idea de dónde se halla (y así pregunten por «Las Meninas» o «Las lanzas» en el Thyssen, o por la cercanía del museo en el que se puede ver el «David» de Miguel Ángel). Pero lo peor que pueden hacer estos auxiliares es sacar de su error a aquel que tiene más que claro que lleva la razón. Como cuando se le espeta a una señora que no puede tocar las esculturas expuestas y esta se despacha con un «es que dan suerte», o hay que explicarle a una pareja que ni esto es un cine, ni lo de Antonio López un «blockbuster» cinematográfico («¡Pues qué vergüenza que no haya un cine por aquí!»). Y es que el manchego, da mucho juego. Sobre todo a cuenta de su «nacionalidad»:

-Hola, bonita. Habíamos escuchado que teníais aquí una exposición de Antonio López

-Sí, señora

-¿Me podrías decir dónde está? Porque llevamos una hora buscando y no lo vemos. 

-Pues tiene que subir las escaleras y al fondo del pasillo. Donde cafetería, está la entrada. 

-No, no. Eso es «Realistas de Madrid», bonita. Nosotras buscamos a Antonio López. Mira, Mari: otra que dice lo mismo, que Antoñito está arriba.

-Señora, es que Antonio López pertenece al grupo de los Realistas. 

-Anda, niña. Entérate bien de qué van las exposiciones porque Antonio es de Castilla la Mancha, ¡y qué tendrá que ver con Madrid! ¡Vámonos, Mari, que en el Thyssen nos están engañando!

Y cuando no es López, es el Greco (español, español, español…):

En el cartel del Greco pone que nació en Candía, ¿dónde está eso?

-Pues si es del Greco, será en Grecia.

-¡Ja! No, no… No puede ser: El Greco era de aquí.

-«Greco», de Grecia.

-No: estás muy equivocada. No tienes ni idea. El Greco era español. Ya preguntaré en información.

Con salidas, en algunos casos, que le dejan a uno como un muñequito de cera:

[Control de Accesos en el Museo Thyssen. Señora con su entrada recién comprada, se la sellan y entra hacia la planta cero de la misma. Llega a Juan Gris. Vuelve corriendo al control, preguntando entre sofocos]

-Señora, pero… ¿Y dónde están los muñecos de cera?

-¿Disculpe?

-Sí, sí: los muñecos de cera. Claro, como se pronuncia igual que el Museo Tussauds de Londres, pues imagino que tendrán lo mismo aquí, ¿no?

-Esto… Mire… Esto es de pintura.

-¡Pues vaya! No me interesa. Adiós.

«Lamentablemente el grupo es cerrado –aunque comenzó siendo público, explica Gurrea Suárez– básicamente porque no todo el mundo tiene el mismo sentido del humor y porque la finalidad de la iniciativa no es en absoluto molestar a nadie». Además, sus promotores (entre los que se encuentran profesionales del Museo Thyssen, del Museo del Prado y del Museo Reina Sofía, entre otras instituciones), en activo y de generaciones posteriores, pretenden que «los integrantes se sientan lo más relajados posible para que participen con su mejor anécdota sin sentirse coartados». Aún así, Gurrea reconoce que no se esperaban el éxito alcanzado.

Y, aunque nosotros como espectadores nos creamos que lo nos sucede en el museo es la primera vez que ocurre, los participantes de «Tontunas de visitantes» cuentan con clásicos de manual que aplican a la primera de cambio: Y ahí están los típicos «Esto no es una mochila, es mi bolso» (en versión femenina) o «esto no es un paraguas, es un bastón» (para ellos). Y de nada servirá que respondamos con un «¿Y si me lo pongo delante? ¿y en la mano?» o acusemos al prójimo («¡Esa señora lleva un bolso más grande y le han dejado ustedes pasar!»).

Retrato de Hugo Erfurt, alias "Ruiz-Gallardón"
Retrato de Hugo Erfurt, alias «Ruiz-Gallardón»

Pero hay reacciones desconcertantes, que dejan sin palabras al más pintado, como querer saber si los vasos y platos los ha diseñado Isabel Quintanilla para Duralex; si las crucifixiones expuestas son «de antes o después de Cristo»; si hay que ver todos los cuadros antes de cambiar de sala (de hecho, es duda recurrente conocer por qué pared se ha de empezar), o ponen en el brete de tener que decidirse por papá o por mamá. Nos referimos a que, al preguntar les qué es lo que quieren visitar, estos se interesan por lo que hay, se les responde que una exposición temporal y una permanente, y el cliente, sin miramientos, pide una entrada para «la más bonita». Pero esta «salida» se lleva la palma:

-Disculpe, ¿estos símbolos significan que para pasar por este pasillo las mujeres deben llevar falda y los hombres traje y corbata?

-No, señora. Indican universalmente que tienen baños masculinos y femeninos a su disposición… 

-¡Ah!… ¡Pues a ver si lo ponen claro!

Aunque a veces, si uno pone la oreja, hasta aprende cosas. Como que Frida Khalo no era Frida Khalo, sino «una representación de cómo los mexicanos pintaban a Cristo con la corona de espinas». O que si uno se acerca demasiado a los cuadros «baja la campana de seguridad y te asfixias» (están avisados). Ahora bien, hay momentos en los que deberían abofetearnos como turistas. Sobre todo cuando, con nuestra actitud, los que llenamos los museos hacemos sentir a su personal como monos de feria. Y no nos referimos al «no funciona la audio-guía. ¿Sales tú y me la cambias?». No:

Una temporal cualquiera. Grupo de jubiladas. Una de ellas se aparta del grupo y pregunta:

-Oye, ¿vosotros sois funcionarios, no?

-No, somos subcontratados.

-Pero qué hay que hacer para trabajar aquí?

-Bueno, la mayoría estudiamos una carrera de letras y…

Desde su sala se pone a gritar:

-¡Juani! ¡Que no son de integración! ¡Que son normales!

Porque el interés no solo se queda en preguntar lo que el vigilante apunta o lo que el vigilante lee. Hay quien quiere intimar mucho más:

-Hola, ¿es verdad que van a abrir otro museo en Málaga? [Se refería al Thyssen Carmen Cervera]

-Sí. 

-¿Y qué tengo que hacer para poder entrara a trabajar en un puesto así como el tuyo en el que no hay que hacer nada, salvo estar rodeada y disfrutar de tanto arte?

-Pues mire, no lo sé. Tal vez haber hecho algo terrible que mereciera el castigo de la Santa Inquisición en otra vida.

Pablo Picasso trae de cabeza a más de un visitante de museo
Pablo Picasso trae de cabeza a más de un visitante de museo

Sin duda alguna, son las nuevas atribuciones las que obligan a este tipo de profesionales a morderse la lengua antes de soltar una carcajada. Porque, claro, ¿cómo reaccionar cuando le preguntan a uno por las «crisálidas»(que no «grisallas») de Van Eyck? ¿O cuando descubre que en El Prado no se custodia el «Coloso» de Goya, sino El Coloso de Rodas? ¿Estará en la nueva expo del Bosco su «Jardín Tres Delicias»? ¿Y cómo se le quedó la vista a Van der Weyden cuando acabó su «Desprendimiento»? En el Museo Reina Sofía, el «Guernica» (que debe pronunciarse «Güérnica» si uno es un guiri auténtico) y su autor son un clásico:

-¡Quiero poner una reclamación! ¡No tienen ustedes nada bien indicado cómo llegar al pabellón especial del Guernica [o Güérnica]

o

-Disculpe: ¿Dónde hay un cuadro de Picasso?

-Justo enfrente, caballero.

-No, pero ese no es de Picasso. Ahí pone «Pablo Picasso». Yo quiero ver uno de Picasso Picasso.

-Señor. Él es Picasso Picasso.

-No, no, El pintor no se llamaba Pablo… [que conste que este no es el mismo sujeto que preguntó por el «Arlequín de Pegaso»]

Hay anécdotas sobre todo lo que olvidamos en los museos (también zapatos y litronas), sobre visitantes que, a pesar de poner un sillón delante, se siguen comiendo un espejo; los que saludan en el espejo; los que llaman a sus amigos a través del espejo. Los que, en el apartado de «parecidos razonables» ven un X Men en el retrato de los Reyes del Hall del Thyssen o a Ruiz-Gallardón en el de Hugo Erfurth. Si se ha encontrado reflejado en alguna de estas anécdotas, sonría. Si no es así, la próxima vez que saque su entrada o pida una indicación a un miembro del personal de sala, hágalo también. Son seres humanos. Y pidan que les den paso a este grupo privado.

Fachada del Museo Reina Sofía
Fachada del Museo Reina Sofía

Texto publicado en ABC.es el 24 de mayo de 2016